Las tarifas en el transporte aéreo
Viernes, 18 Julio 2014 11:00

Las tarifas en el transporte aéreo
“El problema con la aviación es que durante 50 años estuvo llena de personas que creen que es una experiencia sexual maravillosa cuando en realidad es solo un autobús con alas”. Michael O’Leary.
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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires


A su vez, en “Hosteltur” leía: “La industria aérea mundial atraviesa zonas de turbulencia':  IAG, Lufthansa y Air France-KLM, fuertes caídas en Bolsa y pérdida de valor.

Por otra parte, leía en este portal un artículo de Ana de Salvo “viajar de pie en un avión ¿el futuro de las Aerolíneas? y se transcribía la opinión de un profesor de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Petra Malasia, Fairuz Romli, que dice que su motivación es reducir el costo de los viajes aéreos a un nivel competitivo con los autobuses y trenes.

Parecería que este debate carece de lógica y de sentido común ya que el transporte aéreo no puede tener tarifas similares a las de los buses o trenes. En general el servicio ferroviario esta subsidiado, ya que sus costos exigirían niveles tarifarios exorbitantes- Tengamos en cuenta que la construcción de un kilómetro de vías modernas está alrededor del millón de dólares, de donde 300 Km de vías tendría un costo similar a UN 777-200LR y un avión de la familia de los 737 NG está alrededor de los u$s 95 millones.

El caso de los buses es diferente, ya que salvo casos como la Argentina con políticas económicas claramente distorsivas, las tarifas sustentan la actividad.

Las comparaciones entre los distintos servicios de transporte no se puede hacer linealmente tomando como base las llamadas tarifas de mostrador.

Primero tendríamos que precisar el costo real por kilómetro para los servicios ferroviarios y aéreos, excluyo el servicio de buses cuya eficacia quedaría reducida a trayectos no superiores a las 10 horas de viaje o 1000 km de recorrido.

Una vez determinado ese costo, que obviamente  estará determinado por el volumen de tráfico, podríamos comenzar a establecer comparaciones en valores reales, teniendo en cuenta la estructura y posibilidades de cada sociedad o el nivel medio de su poder adquisitivo,  de ese modo se podrían establecer niveles  mínimos tarifarios para cada sistema neto de subsidios.

Esa identificación tarifaria será necesaria para elaborar una política de transporte que según las distancias  permita facilitar una u otro forma de transporte aprovechando las experiencias internacionales.

Propongo un ejemplo, un buen servicio ferroviario entre ciudades ubicadas a 400 o 500 Km de distancia, justificaría la eliminación del enlace aéreo o bien le quitaría sentido a una competencia entre el avión y el tren.

El ejemplo vale en Argentina para el tramo Buenos Aires-Rosario,  separadas por 320 Km, máxime que en este momento se está modernizando ese ramal y el viaje se haría a una velocidad promedio de 120 Km, es decir poco más de dos horas.

Estas distancias podrían plantear competencia entre trenes y buses, partiendo de un nivel de excelencia en las rutas, otra deficiencia de nuestra infraestructura vial. Pero nunca medios terrestres con aéreos.

Por otra parte, es probable que un mayor volumen de pasajeros permita un menor costo relativo por Km recorrido y en consecuencia un menor subsidio tarifario.

Volviendo al transporte aéreo, si la capitalización disminuye y el potencial inversor advierte que hay negocios más rentables para destinar sus ahorros, va de suyo que algo falla en el camino.

Hay otra paradoja, si el volumen de ocupación se mantiene en el 80% aunque el crecimiento de la demanda resulte débil, deduzco dos causas: una, las tarifas son bajas, la otra, que tiene que ver con ésta, hay un exceso de oferta.

En el largo recorrido, el transporte aéreo hoy no tiene competencia, salvo la existente entre los diferentes transportadores. Por tanto, en esa franja no habría obstáculo para que las tarifas no solo respondan a los costos, sino que asimismo sean idóneas para generar una rentabilidad normal  como en cualquier otro negocio.

La cosa se plantea en la corta y media distancia, que es donde plantea su competencia el “low cost”, me refiero esencialmente a Europa que cuenta con servicios ferroviarios de excelente calidad.

Parecería que esta competencia tendría que terminar con el triunfo del ferrocarril, el “low cost” parece ser mucho más un negocio financiero que un real desarrollo económico.

Portal de América

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