Aerolíneas Argentinas: 2000 días de pérdidas
Martes, 21 Octubre 2014 23:59

Franco Rinaldi Franco Rinaldi
“Aerolíneas Argentinas necesita comenzar el difícil camino de una reestructuración que la vuelva una compañía viable lo que bajo ningún punto de vista, como también vimos, significa afectar o lesionar la conectividad de los ciudadanos que habitan la Argentina” Pag.257 Franco Rinaldi.
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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

En general intento leer lo que se publica sobre Aerolíneas Argentinas y transporte aéreo y justo hace dos días me acercaron este libro de Franco Rinaldi, a quien no conozco, que según el autor ese libro,  es un intento para promover un proceso de reestructuración de Aerolíneas Argentinas y Austral ya que según lo afirma en la introducción “…no hay razón para resignarse a que una empresa como Aerolíneas Argentinas genere tanto déficit y sea en muchos sentidos una compañía no sustentable…”.

En verdad el libro está destinado esencialmente a poner de manifiesto que Aerolíneas Argentinas y Austral carecen de una dirección idónea y así considera, con razón, que tanto Mariano Recalde como Axel Kicillof no conforman  una conducción profesional con capacidad técnica y antecedentes en la industria.

Se describen a lo largo de  casi 260 páginas diversos hechos en los que se sustenta la mala calificación de su conducción, tales como la conformación de una flota de aviones inadecuada para las rutas explotadas por las dos empresas, por otra parte una flota excesiva, diversidad de modelos ya que  está compuesta por aviones provenientes de tres fabricas, BOEING, AIRBUS y EMBRAER, lo que de por si es un factor que afecta la productividad. Especialmente se critica el uso de los A 340-200/300, flota ampliada justo en momentos cuya fabricación fue discontinuada por ser una aeronave no económica, comparada con los “747” los que habrían sido desprogramados por la empresa sin motivos justificados o racionales. Y lo más grave se continuaría pagando sus respectivos arrendamientos.

Otro hecho demostrativo de la falta de idoneidad de su dirección estaría dado por el atraso tecnológico en lo que llamaría funcionamiento burocrático de las empresas, en las que predomina el uso del papel en vez de tablets o Ipads como ocurre en las empresas modernas.”De esta manera, dice Rinaldi, se sostiene una imagen de aerolínea vieja que no cambió con la época”.

Se critican cuestiones que tienen que ver con la comercialización y expresamente se afirma que “Aerolíneas Argentinas presenta serios problemas para eficientizar sus sistemas de web check in…” o de ventas electrónicas.

Quiero acotar personalmente como cliente de las empresas que hasta ahora jamás tuve inconvenientes para comprar un billete por medios electrónicos, aunque reconozco que resulta complicado  tramitar una modificación de fecha u hora de un viaje. En cuanto al “web check in” en varios años solo una vez tuve impedimento de utilizar ese servicio y fue en la ciudad de Santiago de Chile.

No sé si he tenido muy buena suerte y Rinaldi muy mala suerte o si el autor potenció estos hechos que pudieron  ser aislados.

Es una costumbre, diría muy argentina, generalizar a partir de las experiencias, así por ejemplo, el hecho que haya muerto un perro por problemas relacionados con una demora previa a su embarque, hecho que lo reitera en su relato, me parece poco serio para calificar bien o mal a una empresa.

Lo mismo con un episodio relacionado con una discapacidad de Rinaldi a quien no le fue entregada su silla de ruedas en la puerta de la aeronave a su arribo a EZE.

Como representante de otra línea aérea también tuve una queja similar de un  pasajero con discapacidad porque no solo no le fue entregada su silla de ruedas en la puerta del avión, sino que luego,  le fue entregada destrozada. Lo que ignoraba el pasajero era que la carga y descarga del equipaje la hacía una empresa monopólica ajena a la línea aérea que no obstante es la responsable ante sus pasajeros.

Eso no quita que sea reprochable la falta de respuesta o la mala respuesta por parte de la tripulación.

Con relación a la conducta de los tripulantes durante mi paso precisamente por Aerolíneas Argentinas, una vez había propuesto la contratación de una empresa europea para entrenar a los tripulantes de cabina y recuerdo que un director de baja estatura en todo sentido,  me respondió “para servir café no es necesario estudiar”.

El libro incurre en reiteraciones que pudieron haberse obviado porque una vez que se dice que Recalde y Kicillof carecen de idoneidad para gerenciar una línea aérea, es suficiente, siendo innecesario reiterarlo. Es también esa costumbre en creer que una cosa dicha con énfasis, la constante reiteración cumple esa función, le da mayor certeza a una afirmación o negación.

En alguna parte del libro parecería que el autor no es partidario de los “leasing” haciendo hincapié en que además de los gastos operativos la empresa debe pagar un costoso “alquiler” porque, simplificando, en definitiva eso es el “leasing”.

En verdad es una cuestión muy puntual precisar que es más conveniente para una empresa, si invertir o no en activos físicos, porque se trata de una inmovilización de capital, en el libro no se advierte una razón que sustente una u otra posibilidad.

El libro adolece en mi opinión de una falencia ya que si bien es cierto que Aerolíneas Argentinas y Austral llevan consumidos millones de dólares en estos últimos 2000 días, que pudieron haber tenido un destino más útil, el lector desprevenido puede pensar que los males de Aerolíneas Argentinas son de ahora, lo cual no sería cierto.

Aerolíneas Argentinas se fundó en 1950 y desde esa fecha hasta hoy todo intento de hacer transporte aéreo en Argentina terminó mal, haya sido mediante empresas privadas o públicas.

Salvo algún balance puntual Aerolíneas Argentinas siempre tuvo pérdidas, exceso de personal, y una composición variada de flota que afectaba su productividad. Su inviabilidad parecería estar en sus genes.

En mi paso por Aerolíneas Argentinas teníamos casi diez mil empleados y si bien es cierto  que el número era excesivo, cubríamos varios destinos internacionales, tales como Miami, New York y Los Ángeles en Estados  Unidos, Madrid, Roma, Zúrich, Paris, Londres y Frankfurt en Europa y fugazmente Ámsterdam,  escala esta que no pudimos llegar a aprovechar o explotar, México, Lima con derecho a trafico de quinta libertad hacia Los Ángeles, Quito, Bogotá en línea con Miami, amén de Montevideo, Punta del este, San Pablo y Rio de Janeiro, Santiago de Chile, Santa Cruz de la Sierra, La Paz y Asunción.

También la dotación de pilotos era de casi 520 y si bien parecía también sobredimensionada,  a diferencia de hoy volaban un promedio de 65/70 horas mensuales.

Estimo que lamentablemente Rinaldi pasó por alto, aunque lo insinúa más de una vez, que el transporte aéreo necesita de políticas económicas  previsibles y racionales.

Es imposible planificar con una inflación del 40%, con cepo cambiario, con recargos para comprar dólares, con prohibiciones  y limitaciones para el comercio exterior, sin acceso al crédito con la imposibilidad de manejar las tarifas. Recordemos que estas anomalías, con diferencia de matices, vienen ocurriendo desde que tengo uso de razón (¿?)

Si tenemos presente que desde el famoso “peso ley” hemos recortado 13 ceros a nuestra moneda “soberana” creo que ni Willy Walsh hubiera podido gerenciar a una empresa de transporte aéreo en la Argentina.

En esa perspectiva de estos sesenta y pico de años  quizás esté pendiente un libro que se titule “Por qué el transporte aéreo es inviable en la Argentina”.

Como conclusión Rinaldi, en mi opinión se quedó a mitad de camino y cuando a uno le pasa eso, quiere decir que no pudo llegar a destino.

Portal de América

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