por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Más de una vez hablé de las nueve libertades del aire y propuse que el transporte aéreo debe ir en dirección de concretar en los hechos la llamada novena libertad, ésta libertad se traduce, en mi opinión, en la necesidad de establecer un cielo único.
Esto significaría que todo operador tendría libertad absoluta para fijar sus rutas, frecuencias y tarifas, de hecho la hermana República de Chile ya ha dado ese paso. El secretario general de la Junta de Aeronáutica Civil de Chile don Jaime Binder, acaba de ratificar, también en Aerolatin News que “Nosotros tenemos abierto el cabotaje a empresas extranjeras que podrían ingresar con este modelo (se refiere al low cost) a nuestro país, por lo tanto esto es algo que potencialmente podría mejorar…”
Con relación a la ruta Iquique-Buenos Aires, nosotros habíamos logrado que la ANAC autorizara para la hoy quebrada PAL la explotación de la ruta Iquique-Córdoba. Y en ese entonces a la también extinguida Pluna le había interesado conectar en Córdoba, aquel destino con Montevideo, según me lo había manifestado Matías Campiani. Recordemos que entre las rutas adjudicadas a esa empresa estaban Córdoba y Rosario con Montevideo y Punta del Este respectivamente.
En un sistema de cielo único, por lo menos para empresas registradas en Latinoamérica en una primera etapa, recordemos que ya no se habla de aerolínea de bandera o aerolíneas designadas, se podría abrir un abanico de nuevas rutas pensando no solo el turismo sino también en el comercio en general.
La cuestión de la conectividad, siempre en nuestra opinión, no pasa por tener aerolíneas nacionales, eso sería una rémora de las aerolíneas de bandera, sino por tener destinos atractivos. Es el destino el que genera la demanda.
Los destinos turísticos deben ofrecer no solo una gama de productos tales como sol y playa en las respectivas temporadas de verano, sino otros bienes que llamaremos bienes turísticos, para la época del año que no haya ni sol ni playa. Lo mismo vale para los que ofrecen deportes de invierno o actividades netamente estacionales. Esto significa, y es una cuestión de diseño llevada a los servicios, que los especialistas deben crear negocios turísticos para diferentes nichos de turistas que por diversas razones buscan diferentes formas de ocio. Por ejemplo, hoy día la tercera edad es un mercado al que no se le presta atención y suele ser un segmento cuyo objetivo turístico no es el sol y la playa.
Una vez que se pueda ofertar el destino, la conectividad vendrá por añadidura.
En ese sentido es interesante la política comercial que está desarrollando Air Europa con sus rutas a varios países de Latinoamérica, que incluirá a Paraguay a partir del próximo 16 de diciembre.
Esta empresa ha salido a recuperar destinos, como el caso de Montevideo, que había sido dejado de lado por Iberia.
Cuando hablamos de destino, debemos tener en cuenta que la expresión la usamos en doble sentido, ya que también hay destinos de origen, es decir que por diversos motivos presentan un mínimo nivel de demanda para viajar hacia otro destino. En este caso la cuestión pasa por fijar las frecuencias justas. En el caso de Asunción, Air Europa comenzará con una frecuencia de dos vuelos semanales.
Argentina es un caso raro, ya que con una economía en grave crisis, escasez de divisas, facilita los viajes al exterior, vendiendo los dólares al tipo de cambio oficial que sobrevalua en más de un 60% el valor de la moneda nacional, el peso.
Dejamos de lado la incidencia fiscal del 35% que no es un recargo, sino un adelanto del pago del impuesto a las ganancias o bienes personales. Recordamos que los recargos y retenciones son típicos derechos aduaneros que se aplican al pago de importaciones o al cobro de exportaciones.
Nuestro amigo Eugenio Yunis tiene razón, ya existen destinos en nuestros países que justificaría que fueran, algunos destinos receptivos y otros emisivos, y en ese sentido creemos que Iquique, Puerto Montt, San Carlos de Bariloche, Ushuaia, Córdoba, Mendoza, Punta del Este, Colonia, Machu Picchu, Las islas Galápagos, varios destinos de Brasil, reúnen ese doble carácter de destinos receptivos y emisivos, o uno de ellos según la época del año.
En este mundo en que las comunicaciones son instantáneas, salvo en la maltrecha Argentina que aun tiene en pañales el 4G, el cielo único, aunque más no fuera en una primera etapa para las líneas aéreas registradas en Latinoamérica, facilitaría la multiplicidad de conexiones entre destinos que hoy, salvo excepciones, no tienen conectividad directa.
En ese sentido tengamos presente la experiencia de Pluna que supo convertir a Carrasco en un hub y a Montevideo en un destino emisivo y receptivo para el tráfico regional.
También habría que analizar las razones del fracaso de ese buen proyecto que fue Pluna-Campiani, que parecería haber sido la soberbia con las que se administró y gerenció el propio proyecto.
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