Low cost, o ¿qué pesa más, el plomo o el algodón?
Lunes, 27 Marzo 2017 21:37

Low cost, o ¿qué pesa más, el plomo o el algodón?

Un viejo sofisma consiste en preguntar que pesa más, un kilo de plomo o un kilo de algodón, claro se trata de una cuestión de volumen…pero muchos respondían “un kilo de plomo”…

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

Días pasados un viejo amigo del transporte aéreo me sorprendió al decirme que el “low cost” no existe, es puro marketing, agregó.

 

Ahora en nuestro folklore argentino surgió una nueva clase de transporte aéreo, el de las “tarifas bajas” y se pone como ejemplo a Andes, que no solo sorprendió al mercado aeronáutico, sino que habría causado molestias en los grupos Aerolíneas Argentinas y Latam, al iniciar vuelos a Córdoba, Mar del Plata y Mendoza con tarifas  tipo low cost.

 

El vuelo inaugural en la ruta Aeroparque-Mendoza puso de manifiesto en el aeropuerto mendocino un inconveniente que difundió Alejo Marcigliano en su página web, que demoró el regreso debido a que Intercargo cuenta con un solo tractor para remolque de aeronaves, y un vuelo de Latam tenía prioridad horaria. También habría existido alguna anomalía al ubicar al avión en lo que en la jerga se denomina “posición remota”, es decir, lejos de la terminal, para lo cual los pasajeros deben ser transportados en los buses, en este caso de Intercargo, lo que hace más incómodo y más lento el movimiento de pasajeros.

 

Lo cierto que hubo un error al adjudicar el “slot”, ya que ello significa que el operador aeroportuario cuenta con todos los elementos para que el vuelo pueda realizarse en su horario, cosa que no ocurrió y que podría repetirse en el futuro.

 

Por tal motivo, en nuestra propuesta de reforma al código aeronáutico proponíamos la inclusión del siguiente artículo:

 

Articulo nuevo…El otorgamiento de un slot implica que la Autoridad aeroportuaria garantiza la disponibilidad de los servicios necesarios para el inicio o continuidad de un vuelo, tales como servicio de abastecimiento de combustible, de limpieza de la aeronave, de catering y de handling. Quedan excluidos los servicios de asistencia técnica cuya oferta podrá ser voluntaria.

 

En nuestra experiencia en la materia más de una vez hemos visto cómo la imposibilidad de recibir los servicios que implica la concesión de un “slot” demoraban la operación aérea, y los pasajeros culpaban a la línea aérea por las demoras ocasionadas.

 

Pero regresando al tema tarifario, en verdad creo que el “low cost”, “tarifas bajas” y “tarifas normales”, son diferentes formas que adopta el marketing para atraer pasajeros.

 

Partamos de una base, en las actividades comerciales y el transporte aéreo lo es, además de ser un servicio público, el objetivo es ganar dinero, nadie emprende un negocio para perder o cuando menos salvar su inversión.

 

Más aun, parecería que las llamadas empresas “low cost” ganan más dinero que las que llamamos “tradicionales”. Si esta premisa es cierta, va de suyo que tendrían margen para vender aún a precios más bajos, de donde quedaría demostrado que el “low cost” fue uno de los descubrimientos del marketing moderno más notable e imaginativo.

 

Tengamos en cuenta que el llamado “low cost” es además un negocio más financiero que económico y la mayoría de las flotas aéreas son contratadas mediante leasing.

 

La cosa pasa por los costos, y ocurre que maximizando las posibilidades que brinda la tecnología, los billetes se venden de modo directo y sin necesidad alguna de tener locales abiertos al público. ¿Cuánto significa este modo de operar comercialmente no ya en bajar gastos, sino en eliminarlos?

 

Los salarios también son más bajos, pero lo cierto es que si la gente se postula para trabajar en esas empresas es porque los consideran suficientes y razonables. Incluso a nivel directivo las llamadas “low cost” tienen estructuras mínimas y muy limitadas posiciones gerenciales.

 

Por ejemplo, días pasados me contaban la cantidad de gerencias que tiene Aerolíneas Argentinas, el nivel salarial y beneficios “no remuneratorios” comparando con otras empresas, incluso las tradicionales y allí es donde debe usarse el bisturí.

 

Otro amigo del sector me decía que a Andes la gerencian tres personas. Obvio, por su dimensión no es comparable con Aerolíneas Argentinas, pero ni Isela ni la actual conducción han puesto la mira en estos aspectos que podrían impactar positivamente en la disminución de los costos de estructura, causa de su déficit, como lo dijo días pasados Diego Garcia, al explicar las pérdidas que se generan en los vuelos entre Ezeiza y Roma.

 

Como vemos, para Aerolíneas Argentinas y para muchas de las líneas aéreas tradicionales, un kilo de algodón pesa mucho más que un kilo de plomo. Dicho en otras palabras, el volumen de personal y de remuneraciones las hacen más pesadas, en términos económicos más costosas.

 

Por ahora el estado financia el exceso de volumen, pero tenemos 32% de pobreza, 6% de indigencia,  alta desocupación, malos servicios de salud y educación, caminos casi intransitables como lo comprobé personalmente en una recorrida de dos mil km por la Provincia de Buenos aires, salarios muy bajos, más del 30% de economía marginal, una inflación que superó el 800% en los últimos diez años.

 

En fin, como lo dijo una abogada exitosa, arquitecta egipcia, de raíz hegeliana, con una saga nada desdeñable de procesos penales, “todo tiene que ver con todo”.

 

Recordemos que la verdad dicha por el impío, sigue siendo verdad….

 

Portal de América

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