Estulticia aeronáutica
Domingo, 13 Agosto 2017 22:07

Estulticia aeronáutica

“…Dar las máximas garantías de seguridad aérea o de protección de las vidas de quienes utilizan y trabajan en el transporte aerocomercial y aviación civil, tiene costos altos y múltiples. No es barato. Las empresas con cultura Low Cost (como LAMIA) que multiplican la rentabilidad de las que no lo son, deben bajar muchísimo esos costos para vender gran cantidad de pasajes excesivamente baratos (exigiendo además subsidios estatales), para eliminar la competencia mediante el dumping y lograr disparar sus ganancias…” Ciudadela, 2 de agosto 2017. Ricardo Cirielli. Secretario General APTA.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

Estulticia significa necedad, tontería, y viene  a cuento porque Erasmo de  Rotterdam decía en el prólogo de su “Elogio de la locura” que “…nada hay más tonto que tratar en broma las cosas serias, tampoco lo hay más divertido que disertar  sobre  necedades de tal modo que a nadie le parezca que lo sean”, y ya en el texto del libro en el capitulo XXIII, casi al comienzo escribía: "¿Hay cosa más estulta que entablar lucha por no sé que causa, de la cual ambas partes salen siempre más perjudicadas que beneficiadas?"

 

El Secretario general de la Asociación de Personal  Técnico Aeronáutico (APTA) en ese comunicado del 2 de agosto pasado que se titula “La seguridad aérea en la Argentina amenazada”, que leí en la página web de ese gremio, genera niveles inadmisibles de dudas sobre el transporte aéreo que su propia hipocresía, gracias a Dios, desmienten.

 

En el copete de esta nota hace referencia a  “las empresas con cultura “Low cost”; vale decir que en Europa las empresas que  operan bajo esta modalidad que en definitiva es  una expresión de marketing comercial no han tenido un solo accidente mortal y suman incluso menos incidentes que las que llamaríamos empresas tradicionales.

 

Por otra parte, al generalizar  con la expresión “cultura low cost” está  desde ya discriminando al personal que opte por trabajar en el país en  empresas que ya se definieron por esa modalidad comercial que hoy día debería afiliarse al gremio que dirige.

 

Aclaro que el accidente de “Germanwings 9525” del 24 de marzo de 2015 fue atribuido a una cuestión relacionada con la salud mental de un primer oficial piloto. En este sentido vale recordar con Victor Massuh que “Sabemos que es imposible erradicar el accidente, el absurdo, el sinsentido: son datos de la existencia humana”

 

Por cierto, Ricardo Cirielli parecería que ingresa en esta realidad de nuestra existencia humana, de la cual por cierto ninguno estamos exento, “el sinsentido”.

 

Dice el comunicado en su primer párrafo: “El muy presente siniestro aeronáutico del equipo brasileño Chapecoense, que provocó 71 muertes y que le pudo ocurrir a la Selección de Fútbol Argentina, es una tragedia producida no por un error humano involuntario, sino por una negligencia criminal (un acto voluntario de omisión de normas y control de su cumplimiento, punible jurídicamente). Sus responsables fueron tanto el piloto-dueño como las autoridades de aplicación de las normativas en todo su rango jerárquico. Ese desastre nos obliga a enfocar el análisis –de manera integral- en nuestra propia seguridad aérea para prevenir, antes que sufrir, dramas y muertes por razones similares de desidia, ineptitud y desprecio por la vida. Ocultas, muchas veces, por relatos oficiales de empresas y gobiernos, que interesadamente falsifican hechos y responsables. Esas 71 víctimas fueron sacrificadas por un sistema de desregulación y descontrol infame, que privilegio la codicia y la corrupción por sobre la vida.”

 

Es cierto que ese accidente también fue consecuencia de un “sin sentido” humano del piloto-dueño de la aeronave, pero extender sus responsabilidades “…a las autoridades de aplicación de las normativas en todo su rango jerárquico”, parecería que excede toda facultad razonable de control.

 

Finalmente atribuye que las 71 víctimas de ese accidente “fueron sacrificadas por un sistema de desregulación y descontrol infame”, frase impactante que solo demuestra su verdadera estatura  como dirigente.

 

Luego aparece la real causa de su alegato cuando dice con relación a la eventual adecuación de las  normas RAAC a las LAR, Regulaciones Aéreas Latinoamericanas:

 

“La verdadera causa por la que el Ministerio de Transporte y la ANAC quieren imponer su reemplazo, es para bajar drásticamente los costos para incrementar exponencialmente las ganancias empresariales. Una exigencia de todas las aéreas Low Cost que quieren operar en la Argentina.  Se quiere sacrificar Seguridad Aérea – la seguridad de usuarios y trabajadores aeronáuticos-, para saciar la avaricia en riqueza y poder de propietarios y funcionarios”.

 

Vale la pena tener en cuenta que las LAR no son la ocurrencia de un grupo de locos que se propusieron llevar la “safety” a sus niveles mínimos sino que su objetivo es el que se explicó  en la “XVI ASAMBLEA ORDINARIA DE LA CLAC (Rio de Janeiro, Brasil, 8 al 12 de noviembre de 2004)
De 2004”

1.    Las Regulaciones Aeronáuticas Latinoamericanas (LAR) desarrolladas por el Proyecto Regional RLA/95/003 “Desarrollo del Mantenimiento de la Aeronavegabilidad” y actualizada por el Comité Técnico del “Sistema Regional para la Vigilancia de la Seguridad Operacional” para la Región SAM, del Proyecto Regional RLA/99/901, fueron creadas sobre la base de los reglamentos existentes en la Región, para ser adoptadas por aquellos Estados que no poseían una reglamentación propia o bien tenían un reglamento poco desarrollado.
2.    Como objetivo inmediato N° 4 del Proyecto RLA/99/901 “Sistema Regional de Cooperación para la Vigilancia de la Seguridad Operacional”, se establece la promoción en estrecha coordinación con la OACI, la armonización de normas, reglamentos y procedimientos de seguridad operacional para la aviación civil entre los Estados participantes. Este objetivo se desarrollo mediante un grupo de expertos que analizó diversos aspectos relacionados con la armonización de regulaciones aeronáuticas, sobre la base de las Normas y Prácticas Recomendadas de la OACI junto con las regulaciones que algunos Estados habían desarrollado en forma más detallada.

 

Como se advierta estas normas se confeccionaron respetando recomendaciones de la OACI, están muy lejos de responder a las afirmaciones del documento emitido por APTA cuando dice:

 

“Si el accidente del avión de LAMIA se produjo a pesar de haber pasado por cuatro controles (Comandante, Primer Oficial, Despachante y el Control de Vuelo Estatal), es insensato que nuestras autoridades aeronáuticas aprueben lo que algunas empresas aerocomerciales insisten en imponer: el despacho centralizado de los vuelos, sin la presencia en cada escala de un Despachante de Aeronaves que pueda recabar todos los datos necesarios para confeccionar el Plan de Vuelo (información meteorológica, cálculos de performance para el vuelo, cantidad de combustible adecuada, peso y balance de la aeronave, supervisión de actividades operacionales en tierra, etc.). Eliminar personal idóneo y controles en cada escala, inevitablemente potencia la inseguridad aérea. El peligro de siniestros que pueden evitarse”. 

 

En definitiva el comandante es el responsable final sobre las condiciones del vuelo que se realizará. Personalmente, más de una vez asistí a discrepancias entre el despachante y el comandante en cuestiones relacionadas con el combustible, el peso y otros temas, imponiéndose finalmente éste último, como es lógico.

 

En cuanto al despacho centralizado, se ha generalizado en la mayoría de las empresas, lo que si bien representa una economía también es un factor que facilita la seguridad. Ocurrió lo mismo con los técnicos o ingenieros de vuelo, función que hoy desapareció del cockpit.

 

Esta forma de pensar es una de las causas del retraso argentino que lleva a Jorge Fontevecchia en el diario “Perfil”  a decir: “Los medios de comunicación son actores principales de los poderes fácticos, y tan responsables como los gobernantes del retraso que Argentina padece desde hace 87 años, y de manera creciente a partir de la masividad de los medios audiovisuales”.

 

En verdad, tanto los medios como los gobiernos nos representan, y los actores principales de nuestros atrasos y disparates somos nosotros, cada uno de nosotros y como dicen los Evangelios, “por sus frutos los conocerán”.

 

Nuestros frutos como argentinos son muy mediocres, como lo es el gobierno que en definitiva  cree que los liderazgos se generan con bienestar económico y con el marketing de Duran Barba, es la política “low cost” del esfuerzo cuyo único fundamento es el marketing, la reducción de la persona a lo mas mínimo de su dignidad.

 

El liderazgo exige capacidad docente para poder proponer consensos en todos los ámbitos de la actividad como única forma de promover los cambios necesarios para poner fin a nuestros 87 años de retraso.

 

No se trata como dicen algunos estúpidos de copiar los “pactos de la M Moncloa”, se trata de tener nivel cultural para instrumentar consensos en cada uno de los sectores, por eso me duele la oportunidad perdida con Aerolíneas Argentinas, que si bien puede ser que pida menos dineros al estado, acumula pasivos que será difícil que pueda asumir algún día sin apoyo estatal. Se trata de generar  nuevos sistemas de gestión con amplia participación de la gente.

 

Las audiencias públicas son estupideces, como es creer que el voto es suficiente medio de participación.

 

Hoy toda la gente quiere participar, pero lo único que le damos es la posibilidad del “rechazo” o del “ser anti” o de defender las pocas cosas que nos quedan del largo retraso.  Un servicio ferroviario precario  que funciona a una velocidad promedio de 30 o 40 Km por hora, rutas riesgosas, y lo más grave, escasez de agua potable, de cloacas,  de hospitales, de acceso a servicios de gas y electricidad.

 

No lo culpo a Ricardo Cirielli, es lo que hay, es lo que produjo nuestra mediocridad que solo es capaz de ver en el futuro riesgos en vez de posibilidades.

 

Responsabilizo a los gobiernos que siempre tienen excusas para justificar el “no se puede” o refugiarse en el gradualismo para hacernos creer que “se puede”.

 

Así somos, mas allá o más acá de las LAR que curiosamente son mis iniciales.

 

Portal de América

Comentarios  

Nadie que no tenga una inmensa dosis de mala fe puede confundir una low cost con una chartera boliviana.

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