por Luis Alejandro Rizzi, desde Sunchales, Provincia de Santa Fe
Lo conocí allá por 1967 cuando se aproximaban elecciones en la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas para suceder a Jorge Kier. Me lo presentó otro entrañable amigo, Agustín Peso. En esa época Valinotti era comandante de 707, nos reunimos en una sala de Apla en la calle Lezica 4031 y de inmediato supimos que íbamos a ser amigos.
Con un toque de audacia, y quizás impertinencia, le dije por qué me gustaría trabajar en el gremio, y creo esa sinceridad fue lo que cimentó nuestra relación.
Ya en ese entonces creía en un nuevo gremialismo que tenía que buscar participación para consolidar eso que genéricamente llamamos "justicia social".
Valinotti ganó la elección y trabajé en Apla durante casi diez años.
A Valinotti le tocó una época complicada, a la Argentina la gobernaba un régimen militar que solía confundir el gerenciamiento con la imposición, y la autoridad con el ejercicio del poder sin límites.
También le tocó armonizar y consolidar la relación entre los pilotos de Aerolíneas Argentinas y los que lo hacían en empresas privadas, en esa época Ala y Austral, y algunos otros que lo hacían en Aerochaco y Laer. Si bien estas eran estatales provinciales, el personal estaba librado a su suerte. Valinotti formó una comisión directiva en la que el vicepresidente pertenecía a Austral y estaba integrada proporcionalmente.
Todos opinaban sobre todo y generalmente se llegaba a decisiones consensuadas.
Le tocó organizar la reunión mundial de Ifalpa, creo que fue en 1970, puede ser que le erre al año, Agustín Peso corrió con esa tarea. A juicio de todos los concurrentes fue la mejor reunión hasta esa fecha. Fue memorable la fiesta inaugural en una de las llamadas en esa época "boites" de moda en Mar del Plata, la célebre "Enterprise", que financió Austral Líneas Áreas.
Fue en 1972 cuando Apla y Valinotti tuvieron que enfrentarse con el gobierno militar para recuperar el valor adquisitivo del salario de los pilotos, e indirectamente el de todo el personal de Aerolíneas Argentinas.
Al final, el ministro de trabajo San Sebastián dispuso un arbitraje obligatorio cuyo resultado fue desfavorable, como lo habíamos previsto, pero Valinotti dijo que había que acatarlo, y la comisión directiva luego de un intenso debate, por unanimidad lo acompañó en la decisión. No obstante y a modo de consuelo, ese laudo reconocía el desgaste salarial.
Valinotti fue reelecto una vez y luego preparó su sucesión en la persona del comandante Aimi, otro de los tantos egresados del Colegio Nacional de Buenos Aires, que continuó con su línea política. Vale decirlo, era la época de un gremialismo amateur y en que no existía la " licencia gremial"
Entre los que le acompañaron, recuerdo al Pampa Álvarez, su celoso y amarrete tesorero, Jorge Gelso, Jorge Prelooker, a quien llamábamos "el doctor" por sus preocupaciones por el régimen salubre de los pilotos y uno de los primeros en encomendar estudios sobre la cuestión de las radiaciones que afectaban a los pilotos de jet. Este problema, insoluble hasta hoy, se originó cuando se comenzó a volar por arriba de los 10.000 metros. No podemos olvidar a Roberto Fourcade, Mariano Iribarne, Gonzalo Gil, Suárez, Garro junto a otros pilotos de Austral que también compartieron la gestión desde adentro y desde afuera.
Valinotti impulsó el comienzo de varios estudios relacionados con la profesión que hoy ya forman parte del temario natural de la actividad.
Durante su gestión y bajo un gobierno militar conseguimos la primera resolución judicial que anulaba sanciones generadas por la llamada Junta de investigaciones de Accidentes, ante un incidente en el que la Junta derivó de modo injusto la plena responsabilidad en el piloto comandante.
También me autorizó a defender en el poder judicial el despido de un piloto, Sánchez de apellido, no recuerdo el nombre, que fue despedido por terrorista aplicando una ley absurda. El pecado de Sánchez fue el de usar pelo largo y barba. Tuvimos la satisfacción de ganar el juicio en las dos instancias, pese a las veladas amenazas que recibimos cuanto se inició la acción. En eso fue decisivo el apoyo de Mario Massolo y Carlos Almeyra.
Como está de moda ahora, Valinotti, más que un equipo armó un grupo de trabajo en los que había una sola prohibición, la obsecuencia.
Luego fui designado en 1983 gerente general de Aerolíneas Argentinas y con Valinotti como gerente de operaciones, restauramos el vuelo con 737 a Ushuaia y se logró una adecuada administración de la gerencia. Uno de los problemas que no pudimos resolver fue el de las programaciones de vuelo, en los que a veces había favorecidos y perjudicados.
Ya jubilado Valinotti siguió siendo pionero de la aviación en Sunchales y el destino le tuvo reservado este final, que a más de uno nos hizo decir "murió en su ley" .
Alberto Cortés dice en hermosos versos que "cuando un amigo se va, deja un espacio vacío" Valinotti lo desmiente porque nos ha dejado recuerdos a granel y de
modo instantáneo ya ellos lo mantienen vivo.
Más de una vez nos ocurrirá que cuando hablemos de algo, no faltará que recordemos algunas de sus opiniones, ideas o aquello de Valinoti hubiera dicho....
Hilario Valinotti, sé que Dios será justo en su juicio final, el nuestro es muy parcial.
Adiós amigo....
Portal de América