Aeronews
Miércoles, 21 Febrero 2018 18:47

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En anteriores artículos he mencionado la necesidad de que el Estado defina una Política de Transporte Aéreo en la cual inserte todos los aspectos que deben ser modificados y/o mantenidos para que el sector funcione mejor, entre otros: Un Sistema de Transporte Aéreo que permita ordenar efectivamente la prestación del servicio a nivel interno e internacional, de manera que este sea garante de la conectividad aérea y de la eficiente prestación del servicio; esto sin duda coadyuvará en la sostenibilidad de las empresas y de los servicios que estas prestan. También dentro de dichas políticas tienen que contemplarse las del desarrollo internacional de los servicios aéreos aprovechando los diferentes instrumentos internacionales de los cuales Venezuela es signataria, me refiero a Convenios Bilaterales y Multilaterales de Transporte Aéreo; Acuerdos de Integración y otras Actas que establezcan derechos aeronáuticos que beneficien al país. Viajesboletín.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

Que la inocencia te (nos) valga

 

Asi podríamos decirle al autor de la nota, uno de cuyos párrafos integra el copete.

 

Desde luego compartimos su inquietud y desde otra realidad que si bien no nos conforma, no puede compararse con el drama que vive el país hermano, también bregamos por reconvertir nuestro transporte aéreo con sustento en las nuevas ideas que van guiando esta etapa de la vida del mundo.

 

Lamentablemente lo que padece Venezuela no es una falta de política aérea, sino que carece de institucionalidad, semejando mas a una sociedad tribal gobernada por caciques que se  creen con las virtudes del tótem y la picardía de los adivinos.

 

Buscando afinidades diría que si bien acá no dudamos de la honestidad personal del gobierno, dudamos de su idoneidad política ya que es más efectivo en generar errores propios que aciertos.

 

Quizás compartamos la misma inocencia, pero es el camino.

 

El mito del Low Cost

 

“Cuando los responsables de Norwegian empezaron a analizar los datos potenciales de Argentina, la conclusión fue muy clara: es imposible que salga mal. Un negocio seguro…Así que la compañía noruega que está arrasando en Europa con sus vuelos bajo costo y supone una amenaza seria para Ryanair decidió apostar por Argentina”, tal lo que escribía Carlos E. Cue en una nota titulada “Los vuelos ‘low cost’ se imponen en Argentina” y como subtitulo: El desembarco de Norwegian rompe un mercado cerrado que impedía los billetes de vuelos baratos.

 

Empecemos. Norwegian si bien ya ha radicado un avión, recién iniciaría sus actividades de transporte de cabotaje y regional luego de mitad de año.

 

La otra low cost, Flybondi, aún opera con un solo avión y ello le ocasiona problemas técnicos menores, tener que debe demorar casi diariamente algunos de sus vuelos, o bien cancelarlos y derivarlos generalmente a Andes.

 

Me parece imprudente decir que “El low cost se impone", y además esa afirmación demuestra, como ocurre con gran parte de la prensa,  que el low cost es como un birlibirloque económico descubierto por algunos transportadores que le permiten “volar más barato”.

 

Pero no sólo el periodismo peca por desconocimiento. Días pasados un juez argentino pidió informes a la ANAC para que informe bajo qué condiciones técnicas se habilita a una low cost para volar. No sé qué pensará ese magistrado en su intimidad, pero parecería que creería que un low cost podría volar sin un motor, sin flaps, con pilotos sin habilitaciones y decolando desde cualquier esquina de Buenos Aires.

 

Poner un avión en el aire tiene el mismo costo y deben cumplir las mismas condiciones impuestas por la autoridad aeronáutica, sea  American Airlines o Flybondi, tienen que tener las mismas habilitaciones, deben usar el mismo combustible, debe tener el respetivo seguro, en fin no hay ninguna diferencia.

 

La diferencia está en el modo de comercialización, que por otra parte se está generalizando, y el modo de gerenciar el tremendo flujo de dinero que genera cualquier aerolínea. En fin, se trata de un negocio financiero y ello se advierte al analizar cualquier balance de las llamadas low cost, y también de varias de las tradicionales.

 

Parecería que la cuestión pasa por pagar buenos dividendos, lo que será posible mientras no se cometan errores o aparezca algún cisne negro.

 

No digo que esté bien o mal. El negocio aeronáutico hoy es asi y esto es lo que no entiende nuestro gobierno ni quien preside a Aerolíneas Argentinas, que aplica la experiencia adquirida en Arabia saudita.

 

Es evidente, el low cost vende, sigamos la corriente, pero sepan que no nos la creemos…y hagan cuentas los usuarios.

 

Por último, leía que  el 20% de los ingresos totales de Ryanair se generan por venta de productos alternativos, hoteles, billetes para viajar en buses o trenes, alquiler de autos y otros servicios similares. Como vemos, lamentablemente en economía no existe la magia.

 

Portal de América

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