Los viajes de egresados o “turismo estudiantil”
Martes, 07 Agosto 2018 17:44

Los viajes de egresados o “turismo estudiantil”

Cada año llegan a la localidad (1) alrededor de 125 mil estudiantes de todo el país (2), también de Chile y Uruguay en menor número. El negocio representa un total de 5.625 millones de pesos anuales. Cada joven paga generalmente en 18 cuotas un precio actual de 45 mil pesos para solventar su viaje. Las principales empresas del sector son MXD, Upgrades, Flecha y Snow Travel. Esta última tiene un poco menos del 10% del mercado. Las demás se dividen el 90% restante en partes casi iguales del 30%. Al costo del viaje se le suma que cada estudiante no trae menos de 1000 pesos en el bolsillo ampliando el número final en otros 125 a 150 millones de pesos. (Clarín 4/8/2018).

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por Luis Alejandro Rizzi desde Buenos Aires

 

Hasta que Willy Reynal invento el “low cost” argentino, San Carlos de Bariloche era un destino turístico de unos cinco meses al año. Estoy hablando de la década de 1960/70.

 

Era un destino elitista y caro, ya que la ciudad tenia que vivir 12 meses, de esos cinco o seis meses  de turismo que esencialmente era parte de diciembre, enero y febrero y luego fines de junio, julio y agosto.

 

Lo único permanente eran los viajes de los “mieleros”, que éstos  ocurrían durante todo el año, pero obviamente no todos  los mieleros podían viajar a ese destino. Además este turismo era insuficiente como fuente de ingresos. Recuerdo en las épocas que ejercí mi profesión en esa ciudad-siete años- el promedio de “mieleros” en los hoteles  de mejor categoría  no excedían de cinco/diez parejas por mes. Eso si, tenían un muy buen nivel de gasto diario.

 

Los vuelos a Bariloche  tenían una ocupación promedio del 50% y la frecuencia era, salvo Austral con sus DC-6, de tres vuelos semanales. No cuento los vuelos diarios “lecheros” que tenia Aerolíneas Argentinas, ya que su capacidad era de poco más de 40 pasajeros y solo un mínimo porcentaje los usaba para viajar entre Aeroparque y Bariloche.

 

No recuerdo el nombre de un hotelero que a fines de 1960 construyó un hotel exclusivo para albergar estudiantes, y su idea era la de promover los viajes de estudiantes y egresados, pero en los meses de diciembre a marzo. Pensaba que asi logaría ampliar el mercado de Bariloche, pero siempre dentro de esos meses  clásicos de temporada.

 

Ese hombre no tuvo el apoyo de los principales agentes de viaje que consideraron al “turismo de estudiantes” en general como un mercado  difícil de trabajar y ajeno a las especialidades de la época.

 

Lo cierto es que con el correr del tiempo y teniendo un poco la experiencia de los “IT” creados por Reynal, que marcó el comienzo de la extensión de la temporada turística de Bariloche y la zona de los lagos, un grupo que hoy llamaríamos “emprendedores” comenzaron a promover en colegios privados a los que concurrían hijos de familias de buen nivel de ingresos la moda de los viajes de egresados que se debían realizar preferentemente entre agosto y noviembre.

 

Asi comenzó esta moda que se convirtió hoy día en un negocio que el año pasado se estimó en seis mil millones de pesos, alrededor de u$s 200 millones consecuencia del viaje de más de 120.000 estudiantes, estimándose que un 15% del total provienen de países limítrofes.

 

Parecería que solo 4 grupos de agencias se especializaron en la organización de ese tipo de viajes.

 

Debido al volumen alcanzado se sancionó la ley 25599, llamada “Ley de turismo estudiantil” promulgada en junio de 2002 y luego modificada en 2007 y en el año 2014 la Resolución 23 estableció una nueva reglamentación de dicha ley.

 

Esta norma dispone que no se podrán comercializar  viajes de egresados  que tengan fecha de iniciación  posterior al 31 de enero del segundo año calendario posterior al año de la solicitud.

 

La ley 25599 obliga a constituir las garantías necesarias para solventar eventuales incumplimientos, totales o parciales, por parte de las agencias. La reglamentación hecha por el Ministerio de Turismo y   formalizada mediante  la resolución 23 creó el “Fondo de turismo estudiantil” que se financia con la llamada “cuota cero” que es la primera que deben pagar los usuarios al contratar el servicio y una vez hecho ese pago y acreditado ante la autoridad de aplicación y ante los propios usuarios, los agentes de este tipo de viajes recién tiene derecho para recibir el pago de las cuotas correspondientes.

 

Sin embargo parecería que el Ministerio  de Turismo no controló adecuadamente esta obligación  y lo más lógico hubiera sido que los usuarios contratantes hicieran el pago de modo directo a ese fondo.

 

El sistema no es tampoco lo suficientemente ágil ya que no funciona de modo automático, y lo lógico sería que ese “fondo” garantice las mismas obligaciones contraídas por el agente incumplidor.

 

Hace unos pocos días se conoció que una de estas agencias, Snow Travel Argentina S.A., no podía cumplir con varios contratos ya firmados y cobrados íntegramente.

 

En su página web la agencia explica los motivos de sus incumplimientos totales tratando de encontrar justificaciones en el proceso inflacionario, como si hubiera sido un fenómeno reciente, a la devaluación “asimétrica” (sic), la presión fiscal excesiva, etc…

 

Ocurre que este tipo de negocios  se sustenta en el crédito de los diferentes proveedores y llega un momento que el flujo de dinero resulta insuficiente, y es en ese punto se produce el “crac”. Son negocios que se hace  sin capital propio, ya que los agentes realizan los viajes, una vez que los contratantes pagaron íntegramente el precio el contrato.

 

En realidad la financiación debería ser ofrecida por el agente y el pago de las cuotas debería comenzar al iniciarse el viaje, eso sería lo lógico.

 

El pecado de este negocio es que el agente es íntegramente financiado por los usuarios contratantes. En una palabra, es un negocio que se financia con capital ajeno, nunca propio.

 

Es obvio, en mi opinión, que la autoridad de aplicación –el MINISTERIO DE TURISMO-deberá reformular este negocio prohibiendo esta suerte de financiamiento mediante este tipo de “planes de ahorro” en el que el riesgo solo lo corren los padres de los alumnos que son los que pagan.

 

También los padres se quejan de que al Ministerio de Turismo le sobran explicaciones pero los controles son extremadamente laxos.

 

Asi funciona nuestro estado.

 

N.R.(1) - Bariloche
N.R.(2) - Argentina

 

Portal de América

Comentarios  

Dicen los especialistas en marketing que a los consumidores hay que educarlos, sobre todo en los productos o servicios que son nuevos para ellos.

El problema es que ningún empresario "piola" tiene ganas de gastar en docencia, que eso lo haga el chiquitaje.

No si cuadra la definición de "low cost", pero es cierto que William Reynal enseñó a los argentinos a hacer turismo en avión y a usar paquetes de calidad, más o menos completos y complejos. No fue perfecto, pero lo hizo, y es interesante que lo hizo en la década de 1970, bajo fuego del nacionalismo, el peronismo y la Fueza Aérea. Lo bajaron, no podía ser de otra manera.

Con respecto al turismo estudiantil, creo que debería ser la estrella de los empresarios turísticos, porque es la primera experiencia en serio de sus futuros clientes, y la realidad es que si uno pregunta a los interesados la respuesta suele ser que se trata de un servicio de baja calidad, lleno de sorpresas y decepciones. Es habitual escuchar quejas de todo tipo, y los comentarios favorables están relacionados con la fuerza de la camaradería y no con la calidad del servicio.

Las autoridades, siempre atrás, inventaron el seguro de la cuota cero y mejoraron algunas cosas, pero creo que la idea rectora sigue siendo "estos pendejos no tienen idea de lo que es el turismo de calidad, mantengámoslos más o menos en pedo durante todo el viaje y cobremos todos los adicionales que podamos".

Así, no se fomenta el turismo, y los pasajeros, inevitablemente, cuando llegue la ocasión comprarán directamente sus servicios por internet.

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