por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA en Twitter

Luego me fui a almorzar, hice algunos trámites y a las 17 llegué a la oficina de Iberia para entrevistar a sus ejecutivos.

Cuando terminé, mi señora estaba en un extremo de la ciudad y mi hija en el otro por lo que decidí caminar las pocas cuadras que me separaban de la terminal de la calle Río BRanco y saqué boleto para Salinas en un bus directo de COPSA a Costa Azul. Me dieron el asiento 5.

Cuando el ómnibus había pasado el Estadio Centenario yendo por Avenida Italia, sonó el celular. Era mi hija para decirme que me bajara en la esquina de Santa Mónica que es donde vive su suegra a quien había ido a visitar y así nos íbamos juntos en auto para casa.

Cuando llegábamos a ese lugar, me levanté de mi asiento, como pude me abrí paso entre la gente que viajaba parada ya que el bus venía repleto y le avisé al chofer que bajaba "en la parada del Devoto". No se inmutó, ni me miró. Me acerqué más y reiteré el anuncio. Sin sacar la vista del camino (lo cual es correcto) me dijo que no paraba hasta Neptunia, que era un servicio directo.

Conté hasta diez y le dije: "me llamaron para que me baje aquí ¿no puede abrir la puerta estando parado por el semáforo?. La respuesta es imperdible:
"No señor, sería faltarle el respeto a quienes viajan todos los días....?????".

Volví a contar, esta vez bastante más allá de diez y le avisé a mi hija que no me dejaban bajar...

¿Cómo?, dale papi, estás bromeando!!!

"No, en serio, estoy secuestrado, no me dejan bajar y para colmo, tengo que seguir viaje parado porque ya ocuparon mio asiento..."

Si, ya sé, no va a faltar quien mande un comentario diciendo que el señor cumplió con el reglamento.

Digamos que coincidimos, pero... ¡estamos en Uruguay!!!! y justo me vino a tocar el que cumple con las reglas.

Nos vemos.

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