por Sergio Antonio Herrera, desde Buenos Aires

Sigo pensando que Pluna estuvo pésimamente cerrada.

Estoy convencido que vivimos en una insoportable inseguridad ciudadana.

Asusta el nivel educativo de nuestra juventud.

Si antes deploraba la soberbia de los integrantes del Poder Ejecutivo no quiero ni pensar lo que será ahora después de estos resultados. O más bien dicho lo pienso y me preparo para decirles a todos que tenían razón y que yo estaba equivocado.

Quienes me conocen saben que lo habré de decir del mismo modo que ahora lo escribo pero también saben que será la declaración políticamente correcta pues mi opinión y mis convicciones no han cambiado en nada.

No se trata de hipocresía, es ni más ni menos que la aceptación de la realidad, ni Quijote ni molinos de viento, apenas a contramano, como siempre.

El viernes fui a El Tinglado a ver una joyita de Ibsen protagonizada con la excelencia de siempre por Juan Leyrado y con una excelente participación de Alejandro Camino y el tema central de la obra pasa por como se trata desde la autoridad por un lado y desde el sentido común por el otro, el hecho que en un pueblo que vive del turismo que llega a ese balneario, las aguas estén contaminadas.

Confieso que en varios pasajes me sentí identificado con el papel de Leyrado y quedé atónito con la similitud con nuestra realidad que muestra la caricatura de los medios que representa "La voz del pueblo", el periódico del lugar.

En determinado momento Leyrado cuestiona la razón de la mayoría y se planta con su verdad.

Al igual que con mi libro sobre Pluna, siento que sigo escribiendo para más adelante.

Hoy, no tengo razón.

Me ratifico demócrata y respetuoso de la voluntad de mis compatriotas.

Seguiré esquivando el tránsito que viene de frente...

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