Yo conocí a Horacio Ferrer
Lunes, 22 Diciembre 2014 23:27

Yo conocí a Horacio Ferrer
Corría 1986, año en el que dejaba de ser operador y apostaba al periodismo. Hacía poco había salido la primera edición de RUTTAS, la primera revista de turismo y aviación comercial editada en Uruguay con el aviso en tapa de Buquebús...Se me ocurrió presentarla en Buenos Aires y para ello conté con el inmenso apoyo de la oficina de turismo de la Embajada de Uruguay en Argentina a cargo de Daniel Borad y con Martín Rossani apoyando. Juan Carlos López Mena no solamente me compró seis tapas en forma anticipada sino que me dio pasajes gratis para llevar una delegación y él mismo nos acompañó en el cruce del río.
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por Sergio Antonio Herrera, desde Buenos Aires


Recordamos algunos nombres de quienes viajaron invitados por mí en esa oportunidad entre los cuales estaba el inolvidable Enrique "Pocho" Aguilar; el querido Hugo Cruz; el por entonces integrante de en "Vivo y en Directo" de Sarandí, hoy consagrado escritor, Diego Fischer y entre otros, el equipo de Canal 4 con Gonzalito en la cámara; Pocho Longo como asistente y mi maestro y gran amigo Ignacio "Nacho" Suárez.

Luego de la presentación de la revista, estábamos en el lobby del Bauen esa noche y Nacho me dice: ¿Me acompañás a hacerle una nota a Horacio Ferrer al Alvear?.

Fue como preguntarle a un niño si quería caramelos.

Allá fuimos, los tres integrantes del equipo de "Tarde de Sábados" de Montecarlo Televisión y yo.

Horacio Ferrer ya vivía en el apartamento que había comprado en el Hotel Alvear, que daba hacia la calle Ayacucho (como el bulín) junto a su mujer, María Michelli y allí nos recibió, tomando mate amargo y Pernod, sentado, vestía una camisa blanca con una corbatita negra tipo moñita como las del Lejano Oeste.

Estaba dándole el toque final a María de Buenos Aires, la Ópera Prima que estrenaran en París con Piazzola posteriormente con Trelles como intérprete.

María pintaba y yo me dediqué, después del saludo a recorrer las paredes del mítico y pequeño lugar. Dedicatorias de Pichuco, del Polaco Goyeneche y fotos y testimonios varios.

"Bueno chicos ¡bienvenidos! ¿pero no imaginarán que vamos a hacer la nota aquí verdad?, nos vamos a La Cátedra"
dijo Horacio y de esa forma todos, nos aprestamos a ir hacia unos de los tres restaurantes que por entonces tenía, el que estaba próximo al Hipódromo de Palermo.

Primero bajamos Gonzalito, Longo y yo y mientras los muchachos preparaban todo para grabar la salida del ascensor y la caminata por el imponente lobby hacia la calle, me dispuse a no perder detalle.

Se abrió la puerta y allá venía Nacho escoltando a un Ferrer de historieta.

Traía una capa marrón con un clavel rosa enganchado y cubría su cabeza con una boina de cuero con visera.

-Ya pedí que me subieran al "Conde de Chiclana"
- nos dijo y ante nuestro asombro, a los pocos minutos vimos aparecer del garage del subsuelo, conducido por un valet parking, un Mercedes Benz sport amarillo, con capota negra, modelo 1929, el que luego nos dijo tenía un motor Volkswagen 1500.

Se marcharon con él al volante y María a su lado en el asiento del acompañante mientras Nacho acurrucaba su pequeña humanidad en el atravesado asiento posterior.

"¡Cómo no va a escribir Balada para un loco!" exclamó sonriente y admirado el Pocho Longo.

La cena, la charla, la nota, fueron de leyenda. Unos repollitos de Bruselas incomparables, unos buenos tintos y cuatro, tal vez cinco horas con Horacio contando, informando, subyugando, deleitando casi todo el tiempo hablándonos de...Montevideo, ciudad de la que María conocía hasta el más pintoresco rincón, guiada por él siempre.

Al despedirnos me dijo: "Cuando quieras que te escriba algo para la revista, solamente pedímelo".

Y lo iba a hacer, dejé pasar un poco de tiempo, 28 años y ya no podrá ser...

Gracias Horacio por tu obra, por tu uruguayez y tu amor a Montevideo y sobretodo gracias por poder contar que te conocí.

Portal de América

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