Caía la tarde y transitaba por la rambla montevideana hacia el Este, a la altura de Malvín cuando recibo en el móvil un llamado de mi hija preguntándome: "¿Sabés algo de mamá?". Mi esposa es médico y buena parte de su trabajo diario se da visitando pacientes a domicilio.
"Lo que ocurre es que la llamé a su móvil y respondió una chica diciéndome que su padre lo había encontrado tirado en la calle y me dijo textualmente que como era un celular carísimo quería recompensa para devolverlo..." agregó mi hija y de inmediato entre ambos comenzamos a conjeturar acerca de la suerte que podía haber corrido mi señora. "Llamala vos" sugirió mi hija, quien también recibió este mensaje por WhatsApp:
Lo que hice primero fue llamar al 911 para informar lo que pasaba y preguntar si tenían noticias relacionadas. No me dieron casi importancia, poco menos que forcé a mi interlocutor a darle los datos del auto, la zona en la que suponía estaba y demás. No me preguntaron siquiera el nombre, solamente un "¿cómo es físicamente?", respondí y colgué más nervioso que antes de llamar.
Llamé a la chica, asegurándole que más tarde iría a buscar el aparato y le daría una recompensa pero le pedí que me diera algún dato ampliatorio, si por ejemplo el padre había visto que hubiese ocurrido algo, si recordaba en que calle lo había encontrado, etcétera.
"Mi padre lo encontró en la calle Belloni, yo trabajo en una empresa de telefonía y sé que se trata de un teléfono de los más caros por eso quiero una recompensa" dijo la chica para agregar: "Tenga en cuenta que somos gente de bien y por eso es que estoy hablando con usted en estos términos".
A pesar del nerviosismo por desconocer la suerte de mi esposa, tuve un momento de lucidez y obvié la respuesta que correspondía a esta representante de "gente de bien" y logré evitar mandarla a algún lado.
En ese momento y desde el móvil de mi hija entró la llamada de mi señora que había llegado a casa, lo que automáticamente nos tranquilizó a todos y el problema pasó a ser exclusivamente práctico (todo lo que implica perder un móvil, máxime si es de un profesional) y económico (o pagar la recompensa o comprar un aparato nuevo). Luego me enteré que a esa altura ya había hablado con la chica también mi esposa, quien le confirmó que habría recompensa.
Volví a acomunicarme con "la secuestradora digital para negociar el rescate" y en un momento en que me dijo que no sabía si darme la dirección de su casa porque no sabía con quien estaba hablando, casi salido de mis casillas argumenté -seguramente no de muy buenos modos- pero sin agredir de palabra en ningún momento a mi interlocutora, tal vez elevando en algún momento el tono de voz, lo que originó la siguiente respuesta: "A mí no me hable así, soy una persona de bien, otra en mi lugar ni lo hubiese atendido"...
Sí claro, tuve que agradecerle su amabilidad...presentarme, hacerle ver que era necesario, ya que vivimos a cuarenta kilómetros de Montevideo que era preciso que fuera en ese momento a buscar el móvil y darle la recompensa.
¿Te parece bien mil pesos? inquirí.
"Bueno, si a usted le parece" fue su respuesta, la dirección es...(indicó una calle de Maroñas, a unas cuadras de 8 de octubre y Piccioli)".
Ahora el problema era ir de noche, a un lugar no precisamente céntrico ni iluminado y además, solo...
Camino hacia allí se me ocurrió pasar antes por la comisaría 16 que está sobre la calle Piccioli para pedir que alguien me custodiara para hacer la diligencia.
Luego de esperar un buen rato, apareció un agente a quien le expuse mi problema y luego de averiguar seguramente con algún superior regresó y me dijo que deberíamos completar un formulario para que ellos ¡se lo enviaran al juez!!!! para que autorizase a que un agente me acompañara hasta el lugar...
Reflexionando acerca de "lo regalados" que estamos con la organización policial, agradecí y me fui. ya empezando a rezar...y antes de llegar escondí la billetera en alguna parte de la camioneta y me puse en un bolsillo la cédula, un billete de mil y otros más chicos que tenía que eran dos de 20 y uno de 50 pesos.
Para mi sorpresa, la casa indicada tenía muy buena presencia, igual que la "secuestradora digital", una veinteañera muy bien vestida, de cabello largo oscuro, quien enseguida que estacioné, se acercó a la reja con el móvil en su mano, mostrándomelo. Metí la mano en el bolsillo y en la semipenumbra creí tomar un billete de mil y se lo dí.
"Este billete es de 20 pesos" me dijo encogiendo su brazo que ya había extendido para entregarme el teléfono. Comprobando mi error, volvi a meter la mano en el bolsillo, tomé el billete y se lo entregué, excusándome. Me dio el celular, saludé, subí a la camioneta y me fui lo más rápido que pude.
Cuando llegué a casa, mi hija y mi esposa me mostraron otro mensaje de WhatsApp que la chica les envió:
¿Sin más comentarios no?, apenas agregar que tuve la gentileza de recortar de esta imagen el número del celular de la chica, no escribir su nombre, tampoco su dirección y ni siquiera pensar en hacer ninguna gestión por extorsión o apropiación indebida o como quiera que se llame lo que hizo este proyecto de mujer, la cual seguramente criará y educará hijos en algún momento...¿Cómo estaremos los uruguayos cuándo ello suceda?...
Nos vemos
* Para quienes nos leen en el exterior: los billetes de 20 y de 1000 pesos en Uruguay, son de las mismas dimensiones y de color similar.
Notas: La comisaría queda sobre la calle Carreras Nacionales no sobre Piccioli y los mensajes llegaron por SMS no como WhatsApp.
Portal de América
Aunque usted no lo crea: "así estamos los uruguayos"...
Domingo, 28 Junio 2015 14:41
La alteración de valores que hay en nuestra sociedad es tal, que lamentablemente ya muchos han bajado la guardia y pronunciando un cómplice "ya no hay nada que hacer", por omisión convalidan las aberraciones que suceden a diario. Es casi como que a nadie le importa nada lo que pasa. Ni a las autoridades, ni a los comunicadores, ni a los jefes de familia, a nadie. El martes de la pasada semana me tocó vivir una historia que pinta de cabo a rabo el contexto actual, el Uruguay de hoy.
Comentarios
que debe de valer unos 30 mil..solamente le pide 1000 pesos..estuvo bien la chica..Este hombre se queja..Así estamos los uruguayos..
códigos ! Cualquier cosa por sacar ventaja a los demás !! Asco dan !! Por gente como estos así estamos !! Me da vergüenza ajena !! El señor muy centrado !!! Al policía como siempre no sirve para nada !! Tenes que estar muerto o con un tiro arriba para que hagan algo !!
"Yo que este señor, daba el cel de la "señorita" si... porque lo peor de todo es que ella se cree que hizo bien!!! Es terrible!! Igual creo que sí hay "gente de bien". Yo he movido cielo y tierra por devolver un celular encontrado en la parada. Y lo más lindo? Trabajo en un liceo público y varias veces los chiquilines han venido a devolver celulares (muy costosos) que han encontrado y se han devuelto a su dueño. No hay que perder la esperanza... hay gente para todo lamentabemente!" Mariana 30-06-2015