La sirena de El Día nos trajo recuerdos
Jueves, 27 Octubre 2016 03:08

La sirena de El Día nos trajo recuerdos

 

Este martes pasado, cuando pasó el cortejo fúnebre del expresidente Jorge Batlle por la legendaria esquina de 18 y Yaguarón y en su homenaje sonó la sirena de El Día, recordé como un flash que en un breve interregno de mi carrera en el turismo, recalé allí, trabajando "de noche en El Día". Se había producido un escándalo en plena dictadura con la publicación de un aviso clasificado muy ofensivo hacia las fuerzas armadas. Corría el año 1978 y por entonces, ese diario aún era líder en la tirada dominical y era "el lugar" donde poner los avisos clasificados. A raíz de la afrenta deslizada en el aviso, la dirección del emblemático periódico resolvió la creación de un grupo de control de edición para detectar "horrores" más que errores ortográficos o de tipografía y el Secretario de Redacción de entonces era mi cuñado, "Pancho" Artigas, quien recomendó mi presencia en el novel equipo.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay - @DelPDA

 

La enorme mesa de madera con lugar para más de ocho "controladores" la compartíamos entre otros, con Chocho Buzzo que era además uno de los jefes de redacción; el especialista en turf Cacho Larrosa; el pintoresco periodista "Gaucho" Molina; el Flaco Luján y miren además, que trío: Carlitos Martinatto el exGrey Publicidad, ahora con emprendimiento propio; el renombrado colega Roger Rodríguez y el actual director de Búsqueda, Claudio Paolillo.

Caminábamos unos diez metros hasta las rotativas y los compañeros mos iban dando a medida que iban saliendo, una o dos páginas recién impresas las que debíamos "controlar", firmar aprobándola y entregarla. Las primeras lecturas tenían su demora y eso, no era posible. Había que acelerar todo el tiempo porque se corría contra reloj para llegar en horario para la salida a la venta, para el envío al interior y demás.

Bajar de ocho a diez minutos en la lectura de aquellas páginas sábana a uno o poco más, me fue resultando milagroso para terminar aceptándolo.

Cuando me tocaba en suerte la página editorial, la imponente imagen que la presidía con el Viejo Batlle y su sobretodo, hacía que el esmero se multiplicase y el tiempo se estirase ya que...estampar la firma en ese lugar representaba una responsabilidad cuasi excesiva.

El Chocho me preguntó una de las primeras noches: "¿Cuál es tu palo?, vos no sos de acá". Ante mi respuesta, con el agregado que mi fantasía era escribir, me sugirió que idease un suplemento de turismo y que le trajera un mono o número cero. Al llegar a casa me prendí de la Olivetti portátil y al día siguiente presenté "los deberes".

"Con las correcciones mínimas que se le hacen a cualquiera de los periodistas profesionales, te diría que esto está para publicar. Lo voy a consultar arriba". Yo no lo podía creer pero menos lo pude hacer cuando la respuesta "de arriba" vino negativa. Lo había dicho el Secretario de Redacción.

La revancha demoró unos ocho años hasta que me llegó la propuesta de integrarme al staff del suplemento de turismo de los domingos. Seguí "ligando" con los compañeros, esa etapa la hice con el querido "Laco" Dominguez, quien además de gran tipo, resultó ser un libro abierto para mi avidez vocacional.

Eran épocas de "vacas flacas" y obligaciones gordas, aumentadas con la llegada al mundo de la primogénita, pero vino con "un pan debajo del brazo" ya que volví al turismo para vivir una experiencia inolvidable con Unitours, pero esa ya es otra historia.

Pero que lindo haberlo vivido para poderlo contar.

Nos vemos.

Portal de América

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