Pero más allá de esta apreciación inicial, la mirada de fondo debe centrarse en la razón de los viajes oficiales y su desmitificación.
El Parlamento de una nación debe tener contacto directo con sus pares regionales y con los centros de poder universales. Con los avances tecnológicos actuales, el seguimiento cotidiano se puede -y se debería- concretar en el mayor porcentaje de modo virtual, de eso no cabrían dudas.
Pero nos parece fuera de discusión la necesidad del mantenimiento del contacto presencial, en muchos aspectos sigue siendo insustituíble.
Más, de ninguna manera estamos diciendo que todos los parlamentarios deben viajar todo el tiempo y de cualquier manera.
Todo representante oficial del país debe salir al exterior en su representación. Y representar al país es hacerlo investido con las características propias, las más salientes de esa nación.
Por tanto un funcionario o un legislador uruguayo que salga al exterior, si quiere llevar el termo y el mate que lo lleve, pero que de ninguna manera asista a una cumbre o a una entrevista de nivel portándolos, que los deje en el hotel, que disfrute "antes o después de". De acuerdo al nuevo estilo impuesto, podría asistir sin corbata a encuentros oficiales -aunque recomendamos usarla-, pero jamás vestido de modo informal al extremo. En una palabra, todos saben de lo que hablamos, ir bien vestido y no caer en el folleto.
Y ya que hablamos de hoteles, salvo que sea invitado, o que exista una gran oferta de Revenue Managemente puntual, teniendo en cuenta que no somos un país desarrollado ni potencia de ningún tipo, jamás deberá contratar un 5, 6 o 7 estrellas, pero tampoco ir a una pensión o a un hostel, como van algunos funcionarios para hacer caja con la diferencia del viático.
Si la razón del viaje es la asistencia a un evento, la primera intención -siempre que el presupuesto lo permita- es alojarse en los hoteles oficiales del mismo, ya que además de asegurarse la imagen correcta, es la mejor forma de aprovechar la locomoción gratuita de la organización y lo más importante: estar en contacto directo con los demás asistentes de otros países.
En todo momento deberá tener presente que no viaja por cuenta propia, que representa a un país y a su gente, no a un partido político ni a una filosofía equis.
¿Existe?
Lo preguntamos sin segundas intenciones por la sencilla razón que lo desconocemos: ¿Existe a nivel de Cancillería algún departamento que pueda ofrecer -y brindar- un cursillo rápido de "viaje oficial al exterior"?.
Hay funcionarios y legisladores que han accedido últimamente a la función que no tienen experiencia en viajes, que no tienen idea de las más elementales normas del comportamiento en este tipo de instancias pero que en definitiva, viajan en nuestra representación.
Un ejemplo específico de las carencias actuales
El tema Sendic está en el tapete y abarca muchos sectores, entre ellos ANCAP; Pluna; tarjetas corporativas; título de licenciado y demás, pero también -como no podía ser de otra manera- tiene su capítulo de viajes oficiales. Vean lo que pasó con la tan comentada ida a Lusaka, Zambia. El 23 de mayo de 2016 publicamos Delegación parlamentaria a Zambia: ¿no se enteró que fue exitosa? y si bien se gastaron 120 mil dólares en el viaje de toda la delegación, eso no fue lo más grave u oneroso. Créase o no, se había ganado para Punta del Este la sede del Congreso Mundial de la Unión Interparlamentaria que podía dejar en promedio unos nueve millones de dólares a Uruguay y en primera instancia, los viajeros no se enteraron de ello ni para defenderse y posteriormente, se perdió oportunidad de organizar el evento!!.
Cabría preguntarse como pueden ser posibles estas anomalías. ¿Puede estar tan disociada la impronta del viaje con la realidad?
Compartimos la introducción al artículo de cobertura y el link al resto de la información.
Delegación parlamentaria a Zambia: ¿no se enteró que fue exitosa?
"El polémico viaje del vicepresidente Raúl Sendic junto a siete legisladores y seis funcionarios a Lusaka, la capital de Zambia, para participar en la 134º Asamblea de la Unión Interparlamentaria y euniones Conexas destapó las críticas de sus colegas legisladores. El más drástico fue el colorado Fernando Amado, cuya indignación por “el exceso” del tamaño de la delegación uruguaya a “un destino exótico” con funcionarios que “se creen diplomáticos” lo llevó a pedir al Parlamento que informe cuánto se gastó. Esta semana el Senado le respondió y confirmó aún más su diagnóstico. “Era un exceso la cantidad de legisladores, ahora es peor con lo que gastaron”, dijo Amado a Búsqueda. Entre pasajes, hospedajes y viáticos el Senado pagó U$S 72.333, según la respuesta al pedido de informes. Diputados aún no informó, pero fuentes de la Cámara confiaron a Búsqueda que su rendición de gastos rondará los U$S 48.000. En total fueron 14 representantes, cinco días en Zambia y nos U$S 120.000." publicó Búsqueda el pasado 28 de abril y creemos que nadie en Uruguay quedó ajeno a la polémica y en general, a la impiadosa condena a este hecho. Pero nadie se enteró (y al arecer tampoco los viajeros, pues suponemos que de saberlo lo hubiesen usado para defenderse y justificar la misión), que el principal motivo del viaje era conseguir la adjudicación para Uruguay del Congreso de la Unión Interparlamentaria de 2018 a realizarse en el Centro de Convenciones de Punta del Este. Y...aunque usted no lo crea, Uruguay fue confirmado como sede del evento que dejará en divisas aproximadamente nueve millones de dólares.
Los viajes oficiales fueron necesarios, lo son y lo serán por siempre, lo que debe cambiar es la forma y el fondo, nada más y nada menos.
Portal de América