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El gobierno nacional y el departamental
La llegada de la app a Uruguay se registra a fines de octubre de 2015 y el tema ha sido tratado a nivel nacional en el Consejo de Ministros, a nivel departamental en reiteradas ocasiones con y sin ocupación del espacio del Palacio de 18 de Julio y Ejido por parte de indignados taximetristas; con y sin la presencia de los representantes y asesores legales de la aplicación; con y sin la presencia de los medios de comunicación. Y hasta ahora, no se ha resuelto nada. El paquidérmico (por lo grande y por lo lento) aparato estatal se ha mostrado irresoluto, luego desencajado y aunque cueste creerlo, sorprendido.
La gremial patronal y los trabajadores del taxi
Luego de una historia de décadas en la que se asentaron como un negocio monopólico, de buenas a primeras se encontraron con que se les movía el piso y el mareo producido les llevó a acciones impensadas poco tiempo atrás, del más puro estilo de la Camorra italiana teniendo como objetivo a los choferes de Uber, uruguayos comunes queriendo trabajar y generarse el sustento. Como buen monopolio tercermundista, el servicio de taxis pre-Uber iba de mal en peor en Montevideo principalmente, existiendo un denominador común en la composición del mismo: el desprecio y el olvido al consumidor. La imposición de viajar en coches convertidos en adefesios por la colocación de una mampara cuyo único efecto comprobado es el de la incomodidad para el pasajero; el mayoritario maltrato al cliente y el muy criticable nivel de pulcritud de unidades y recursos humanos, conformaron un combo que la aparición de Uber no hizo dudar a muchos miles de uruguayos para aceptarla, preferirla, con el plus de la facilidad de la demanda del servicio y del pago. La autoridad departamental había reglamentado y de modo cuasi perenne había hecho desaparecer el otorgamiento de matrículas, generando con ello que el valor llave de cada unidad se elevara a un precio que generalmente no tiene relación matemática con su rentabilidad pero, como dice Kesman: "es lo que hay".
Uber a nivel internacional
Donde mejores resultados ha obtenido sin dudas ha sido en su país de origen, los Estados Unidos de Norteamérica que se ha regulado en poco menos de 200 ciudades y el peor trato lo ha tenido en la mayoría de países de Europa, donde ha tenido problemas para su funcionamiento. Allí mantiene diversos litigios, pues algunos Gobiernos y taxistas consideran que existe competencia desleal. Por ejemplo, Bélgica prohibió en abril de 2014 el uso de la aplicación. Ocho meses después, Holanda y España hicieron lo mismo con UberPOP, el servicio para solicitar vehículos particulares. La adquisición de una licencia para el transporte de pasajeros y el pago de un pequeño porcentaje de las ganancias a las autoridades locales son algunas de las normas que componen las regulaciones. Fuera de Estados Unidos, la regulación a Uber se logró en cinco ciudades: Calcuta (India), Toronto (Canadá), Londres (Reino Unido), Ciudad de Singapur (Singapur) y Ciudad de México (México). En Panamá funciona perfectamente; en Perú, dentro del caos que es el tema taxis donde la regulación es una asignatura pendiente, funciona bien; luego de muchísimos inconvenientes, protestas y encontronazos de todo tipo, está en trámite de aprobación en Chile, Colombia y Brasil, mientras que en Argentina, el gobierno macrista seguramente para no sumar otro problema al de la inflación y a la tremenda polarización política, decretó el bloqueo de la señal y la anulación de la app pero de alguna manera seguía funcionando, aunque con dificultades para pagar con VISA, aceptándose American express y Master Card.
Nuestra mirada
Coincidimos con Alvaro Moré y con varios observadores y analistas internacionales que sostienen que es imposible detener los avances tecnológicos. Dentro de algún tiempo recordaremos hasta con humor estos tiempos que se viven ahora. No hay dudas que esta vez, los grandes perjudicados serán los patrones y empleados del taxímetro, como antes por otras razones lo fueron los empresarios textiles; lo están siendo también los inmobiliarios y los de viajes y turismo convencionales. Ni que hablar de la industria de la hospitalidad con aplicaciones primas hermanas de Uber como por ejemplo Airbnb.
Uber vino para quedarse, no solamente a Uruguay.
Portal de América
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