El fútbol al igual que la nación, impotentes ante la delincuencia
Lunes, 28 Noviembre 2016 02:17

Cae la garrafa azul sobre el núcleo de efectivos policiales y va directa al lomo del can. Cae la garrafa azul sobre el núcleo de efectivos policiales y va directa al lomo del can. Foto: CARLOS LEBRATO - El Observador

Sería muy fácil este lunes abstraernos de la realidad y editorializar como siempre, acerca de Turismo o Aviación comercial, pero estamos viviendo horas muy difíciles en el país y creemos que se ha llegado a un punto de quiebre que entendemos es nuestro deber encarar en este espacio. Es evidente que en materia de seguridad se ha llegado a una situación límite y nada nos hace pensar que este estado de cosas vaya a cambiar. Todos los indicadores demuestran que o bien las autoridades están  desconcertadas o son parte del problema.

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Lo que más nos preocupa es el estilo de comunicación del gobierno que sitemáticamente niega todo lo evidente.

En un país medianamente serio aunque más no fuera que por atemperar los ánimos, el ministro del Interior ya habría sido removido o habría presentado su renuncia.

El gran problema del fútbol era que la policía no entraba a los estadios y en este contexto, las autoridades de nuestro principal deporte optaron por inhabilitar la Tribuna Olímpica para el clásico que debería haberse jugado este domingo 27 de noviembre. Cuando ello ocurrió muchos pidieron la intervención del mismísimo presidente de la República para que bajara línea y hubiese efectivos en las tribumas. Como por arte de magia y con la más absoluta frialdad, las autoridades aparecieron en los medios diciendo con total naturalidad que había habido un malentendido y que habría policia dentro del Estadio Centenario...

¿En qué idioma inentendible habían hablado antes?, ¿Cómo que un malentendido?

La señal de que la gente se hartó fue la magra venta de entradas en general y la desastrosa demanda generada para la Tribuna Olímpica que no llegó al 5% (leyó bien amiigo lector del exterior: CINCO POR CIENTO).

En las circunstancias actuales, que no entre la policía en la cabecera Amsterdam, la que ocupa Peñarol, es igual a declararla zona liberada y entonces ocurrió lo que tenía que ocurrir. Robaron todo lo que se podía y se llevaron por delante todo lo que quisieron, hasta se dieron el lujo de arrojar una garrafa de supergas de 13 kg desde lo alto de la tribuna, la cual impactó levemente en el brazo de un efectivo y de lleno en el lomo de un perro de la policía, el cual seguramente no tenga mucha chance de sobrevida.

Fuera de control

Seguramente este lunes tengamos comparecencias varias en los medios por parte de funcionarios de gobierno y lamentablemente una vez más vana recitar el libreto único.

Quienes peinamos canas hace largo rato sabemos cual es el punto en el que nos encontramos y obviamente no nos gusta nada.

Nuestro pequeño país está dominado por la delincuencia y este domingo, el fútbol local vio por primera vez que el público no colmó las instalaciones del Centenario ¡en un clásico!.

Todo Uruguay sabía que las facciones insertadas en la parcialidad de Peñarol iban a generar problemas y así y todo, la policía no entró a la tribuna cabecera.

Creemos que hemos tocado fondo en cuanto a calidad de vida y a seriedad institucional.

Correspondería que haya cambios radicales en las autoridades de Interior; que los dirigentes involucrados con las barras sean procesados; que los delincuentes infiltrados sean enviados a un lugar de verdadera seguridad y que se vaya para arriba en la organización.

De aquí en más, o hay fútbol libre de narcotráfico o no hay fútbol. Así de simple.

Nos vemos.

Portal de América

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