Venecia pierde la paciencia con la mala conducta de los turistas
Domingo, 21 Agosto 2016 17:44

Venecia pierde la paciencia con la mala conducta de los turistas

Venecia, una de las ciudades más lindas del mundo, está al borde de un ataque de nervios. La tensión no tiene que ver con la clásica amenaza de hundimiento debido al fenómeno de las mareas que provocan la conocida acqua alta. El problema es el turismo de masas, que, aunque vital para su existencia, la está matando.

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Señala La Nación de Buenos Aires que son legiones de turistas maleducados que -especialmente en estos meses de vacaciones de verano- ensucian, contaminan y dañan sus escenarios de ensueño.

 

Hay gente que se tira de los famosos puentes para darse un chapuzón y refrescarse, como un turista holandés, borracho, que la semana pasada se tiró del Rialto y se lastimó al caer sobre una lancha taxi. Otros que llegan por el día -el clásico turista touch and go, que consume poco y ensucia mucho-, que sacan la vianda y hacen pic-nic en la plaza San Marcos.


Hay turistas que en pleno día orinan detrás de edificios milenarios. Y que de noche sacan una bolsa de dormir y acampan en las plazas de la ciudad de la laguna. Gente que pasea medio desnuda, dejando detrás de sí residuos, botellas de plástico y otros desperdicios, ya que los recolectores de basura no dan abasto.

 

Aunque son escenas que también se han visto en la bellísima Florencia o incluso en Roma -todas ellas ciudades joya del arte y la cultura que forman parte del clásico circuito turístico italiano-, la paciencia de los venecianos parece haber llegado a la saturación.


Hace tres días, de hecho, aparecieron pegados en algunos postes afiches contra los visitantes. "Turistas, váyanse, están destruyendo este lugar", escribieron en inglés, sobre hojas A4, algunos residentes anónimos.

 

Se sumaron a la virtual rebelión contra el desborde turístico otros venecianos indignados, que hicieron aparecer sobre un afiche el dibujo de un cerdo en calzoncillos que tira basura con leyendas, siempre en inglés, que dicen: "Stop" (pare); "I'm not welcome in Venice" (no soy bienvenido en Venecia).

 

Los pic-nics proliferan por toda la ciudad

Los pic-nics proliferan por toda la ciudad. Foto: Twitter

 

Se trata de un cartel seguramente ofensivo para los turistas, pero que creó un encendido debate entre quienes condenaron la provocación y quienes reclaman medidas para ponerle un freno a la explotación turística de Venecia.

 

Se estima que el año pasado 34 millones de personas pasaron por la ciudad de las góndolas, hoy bajo estrés y que, por otro lado, lentamente va despoblándose.

 

Apenas hay 56.000 residentes en el centro, un número que decrece con el pasar de los años, debido a los precios imposibles de los inmuebles y a una calidad de vida en caída libre justamente debido a la invasión de turistas, sin contar la recesión económica.

 

Ayer se hizo eco de esta situación al borde del colapso un artículo de tapa del Corriere della Sera. Escrito por uno de sus editorialistas -el periodista y escritor Gian Antonio Stella, que no es veneciano, pero sí de la región del Véneto-, la nota denunció "el insoportable verano grasa de Venecia", donde saca a la luz todos los excesos.

 

Mostrando las fotos de la vergüenza -turistas paseándose en bikini o lanzándose desde los puentes para bañarse en el Canal Grande-, Stella destacó que el polémico afiche con el cerdo no fue otra cosa que "una enésima señal de que los venecianos ya no soportan la agresión de un turismo de masas devastador".

 

Hace unos días el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, después de que el turista holandés se tiró desde el puente de Rialto sobre una lancha taxi, en un tuit anunció que analiza la imposición de medidas más duras para que ya no se den escenas de este tipo.

 

Pero para el Corriere della Sera la culpa del desastre no es sólo la falta de reglas para contener a los turistas maleducados. También tiene que ver con los propios venecianos, "que aprovechan de modo indecente el aluvión turístico de quien visita Venecia como Las Vegas".

 

Se multiplican, en efecto, los bed and breakfast (B&B) no declarados ante el fisco y que resultan verdaderas pocilgas. Pero también palacios lujosísimos, con mayordomos de guantes blancos, que se alquilan en negro a turistas pudientes.

 

Saturación

 

Recientemente la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dijo que no quieren "terminar como Venecia". Y al relanzar su batalla contra el exceso descontrolado de los B&B, agregó: "Nosotros queremos una ciudad linda, pero también sostenible. Entre 2008 y 2013 el turismo aumentó 18% y es demasiado para nosotros. Barcelona no es París".

 

Jan van der Borg, profesor de Economía del Turismo de la Universidad Cá Foscari, de Venecia, no tiene dudas. "La medida está saturada, la cantidad de turistas es excesiva y falta calidad", advirtió.

 

"Para manejar el flujo de turistas hacen falta sistemas de reserva, terminales de gestión y clasificación. Está bien comunicar algunas normas de comportamiento, pero esto no es incisivo, hace falta un proyecto global", dijo Van der Borg, citado por el Corriere della Sera.

 

Van der Borg sabe lo que dice. Fue contratado por la ciudad de Amsterdam para contribuir al manejo de los flujos turísticos de la otra ciudad de los canales de Europa, que también es meta del turismo de masas.

 

Hace unos años, además, escribió un libro en el que sostuvo que Venecia podía recibir un máximo de 12 millones de turistas por año. Pero su grito de alarma cayó en saco roto: el año pasado los visitantes fueron más del triple.

 

Portal de América

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