Las razones por las que los viajeros están matando al turismo
Jueves, 22 Septiembre 2016 19:00

Las razones por las que los viajeros están matando al turismo

Ciudadanos que de otro modo se apegarían a las leyes y ahora confiscan las llaves de conductores, teteras que apestan a cangrejo y veinteañeros que no pueden conseguir departamentos asequibles: estos fenómenos parecen desconectados entre sí, pero los residentes locales ven a un culpable común: los turistas.

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Según Dinero en Imagen, los turistas molestos no son nada nuevo: “Aunque hay algunas cosas desagradables en Venecia, no hay nada tan desagradable como los visitantes”, comentó en broma Henry James.

 

Sin embargo, el volumen de los turistas en destinos populares es nuevo, como lo es el hecho de que muchos lugares estén restringiéndolos o incluso prohibiéndolos.

 

A partir de octubre, los turistas serán rechazados en la isla de Koh Tachai, un paraíso para el esnórquel en Tailandia, para salvar al coral de la muerte debida a miles de aletas de plástico. Las sombrillas desaparecerán de tres islas cercanas, también para frenar el turismo. En el apogeo del verano, unos 10,000 vacacionistas al día descendieron de cruceros hacia los callejones de Santorini, una isla griega. Las autoridades ahora tienen un tope de 8,000 al día.

 

En las Seychelles, el gobierno ha prohibido indefinidamente los grandes desarrollos hoteleros. Tanto Ámsterdam como Barcelona han prohibido la construcción de nuevos complejos en el centro de la ciudad para apaciguar a los residentes locales. Eso responde a una queja común de los residentes, que es que los frutos del turismo van a parar mayormente a las grandes compañías como los grupos hoteleros, no a los pequeños emprendedores basados localmente.

 

Sin embargo, bloquear a los nuevos Hilton hace poco por detener el crecimiento de Airbnb, un servicio para compartir habitaciones, otra razón por la cual algunos destinos tienen tanta afluencia de visitantes últimamente. Airbnb está haciendo que vivir en las ciudades sea poco asequible para los residentes al tiempo que está generando hacinación, según se quejan muchos.

 

Las autoridades en Barcelona, Berlín e Islandia han respondido con nuevos límites a la práctica, pero es poco probable que eso satisfaga a los residentes locales. “Turista, tú eres el terrorista” puede verse pintado con aerosol en un muro de piedra en Palma de Mallorca. En Nueva Zelandia, la gente está confiscando las llaves de autos de turistas por supuestamente conducir mal.

 

Este verano, en Barcelona, alrededor de ocho de cada 10 personas en Las Ramblas, una calle famosa, serán turistas. Muchos residentes dicen que sus casas están siendo “Disnificadas”. Los operadores de Disneylandia quizá consideren rudo eso: turistas ebrios y desnudos, un auge de rentas ilegales de departamentos y demasiadas tiendas de chucherías son problemas más grandes en Barcelona que en los parques temáticos de la compañía estadounidense. La nueva alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, fue elegida con base en un manifiesto de imponer medidas estrictas a los turistas.

 

Los chinos son especialmente criticados. Uno de cada 10 turistas internacionales proviene ahora de China. Los hoteleros de las Seychelles están hartos de uno de sus hábitos, que es hervir cangrejos dentro de las teteras del hotel en sus habitaciones. El año pasado, el director del organismo encargado del turismo en Nueva Zelandia admitió que el crecimiento en el número de visitantes chinos es más alto de lo que le gustaría.

 

Mark Tanzer, director de la Asociación Británica de Agentes de Viajes, ha advertido que, sin controles, los turistas pudieran matar al turismo. Sin embargo, los funcionarios locales necesitarán pisar con cuidado antes de imponer esos controles. El turismo representa ahora casi una décima parte del PIB mundial, y es una fuente confiable de crecimiento para muchos lugares que, de otro modo, pasarían apuros. En Barcelona, proporciona 120,000 empleos y, en las Seychelles, el turismo representó casi dos terceras partes del PIB el año pasado.

 

De hecho, muchos problemas quizá sean causados tanto por la inadecuada planificación por parte de los gobiernos locales como por un exceso de visitantes. Los gobiernos pueden ser lentos en construir infraestructura que aliviaría la carga, por ejemplo baños públicos gratuitos para aquellos turistas que tienen presupuestos limitados. No todos son buenos en elaborar reglas que protejan al ambiente local sin desalentar del todo a los turistas.

 

Necesitarán mejorar en ello. Enormes cantidades de visitantes quizá sean un nuevo desafío, pero es uno que ha llegado para quedarse.

 

Portal de América

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