por Sergio Antonio Herrera
El virus AH1N1 hizo trizas la economía mexicana en 2009; las inundaciones en Machu Picchu en enero de este año hicieron lo propio en Perú y el terremoto de febrero pasado hizo perder a Chile más en divisas que los propios daños del sismo.
En todos los casos, el denominador común que ayudó al desastre económico fue el tratamiento mediático en cada caso.
¿Alguien se puso a pensar el daño que un mal manejo periodístico le puede asestar a un país antes de una temporada alta o durante o después de un evento como los citados?.
Queremos mostrar un par de casos que pintan muy claramente lo que estamos diciendo.
Ejemplo 1
El País, en su última edición dominical, publicó una excelente entrevista de Magdalena Herrera a Emiliano Cotelo, para nosotros, uno de los dos o tres máximos referentes del mejor periodismo nacional y en el mismo, Cotelo dice: "En los últimos años, han habido ondas hacia una mayor vulgarización del lenguaje. Se supone que si uno utiliza determinados términos, resultará más entrador con cierto tipo de público. Esa es una concesión que no pienso hacer. O privilegiar algunos temas que pueden ser más gancheros como la crónica policial. Me preocupa, por ejemplo, en el caso de los noticieros de televisión, el protagonismo que tomó esa información tanto en minutos como en su abordaje. Se tiende a jugar con el morbo, incluso traspasando líneas éticas complicadas. Tengo la impresión que hay una gran distorsión en el manejo de los hechos vinculados a la delincuencia -que es un gran problema- pero no para llevarla hacia el entretenimiento. Tratarla con un enfoque sensiblero, sensacionalista, regodearse en los detalles de la violencia es otro límite que no estoy dispuesto a traspasar".
Ejemplo 2
Un hotelero amigo nos hizo llegar un comentario, planteando otro tema que también tiene que ver con los noticieros de TV, aquí un resumen: "cuando se hacen los pronosticos del tiempo por ejemplo en television (además de lo que pronostican y no ocurre y que lo que no pronostican, si ocurre), esa dramatización tonta que se realiza con el tema del frio (en invierno siempre hizo frio), pero le recomiendan a la audiencia que no salga de su casa...los dueños de los cines, ¿que hacen?, los hoteleros de las termas ¿que hacen? y lo mismo todo el comercio de Colonia, Piriápolis, Punta del Este, etcétera. ¿Porqué en vez de recomendar que se queden en casa no les sugieren que vayan a un cine confortable con calefacción o a tomarse un buen chocolate caliente a un shopping o mejor aún, una escapada a un hotel que tenga piscina climatizada?.
Analicemos
Contundente la opinión de Emiliano. Una cosa es la libertad de prensa y muy otra, el morbo de la crónica roja. Por otro lado, los que mandan a los televidentes a quedarse en su casa...¿sabrán que sus sueldos los pagan los anunciantes y que esos anunciantes, esperan a sus televidentes en sus negocios?.
Esto es solo una parte de lo que debe atenderse con visión turística.
No pretendemos caer en la exageración de decir ahora que el país entero se debe alinear en todas sus expresiones de acuerdo a los intereses del turismo pero si decimos, con la mayor firmeza, que de la misma forma que en los medios masivos hay especialistas en deportes, en agro, en economía y en otras actividades, debería comenzarse a pensar en incorporar especialistas en turismo.
Pero también debemos ser realistas al evaluar las posibilidades de nuestra profesión y decir que es necesaria una pronta puesta a punto de los recursos existentes y desde ya, posibiltar la llegada de más y mejores analistas del turismo y más y mejores relatores idóneos de esta actividad. Nos vemos
Portal de América