por Ricardo Montenegro, especial para el PDA

El aeropuerto de Zagarzazú en Carmelo, tiene una particularidad: es internacional de hecho, pero en él no opera ninguna línea regular y además, llegan y salen, los vuelos internacionales más breves del mundo, ya que el cruce desde y hacia algunos similares de la costa argentina, no insumen más de 10 minutos.

Si bien no hay vuelos de línea, los aerotaxis y los aviones o helicópteros particulares llegan diariamente, contabilizándose entre 200 y 250 arribos mensuales y más de 3.000 pasajeros anuales.

El movimiento del aeropuerto carmelitano es varias veces mayor en vuelos y quintuplica, los ingresos que obtiene la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica del Uruguay en el sí, internacional de Laguna de los Patos, en la promovida Colonia del Sacramento.

¿Qué hace que a un pequeño aeropuerto arriben decenas de aeronaves por semana?.

Hoy parece simple, pero detrás está la suma de tiempo, inversión y esfuerzo acumulados: el extraordinario atractivo de la limpia costa de la zona, llevó a que un visionario inversor, Eduardo Cantón, para todos allí, simplemente Pacha, tomara el riesgo y  erigiera en 1994, El Faro, a la postre el primer club de campo del Departamento de Colonia, 120 hectáreas de bosque sobre la costa del Río de la Plata, que fraccionara en 325 lotes con servicios.

Convencido su propietario del proyecto a desarrollar, comenzarían las primeras ventas y llegaría al poco tiempo la ampliación de servicios como canchas de tenis, polo, zona de equitación, una extraordinaria cancha de golf de 18 hoyos y una marina digna de los mejores destinos turísticos.

Lo último, La Finca y Estancia Narbona, con bodega y quesería tradicionales de alto nivel y Honney Moon, una estancia donde se sirven carnes asadas al estilo tradicional uruguayo.

El Faro, fiel a su nombre, marcó un camino seguro y fue el estímulo para que entre tantos visitantes, llegaran otros grupos inversores para descubrir el potencial del lugar.

Más tarde se instalaría entonces un hotel de la cadena Four Seasons y el Estado se haría presente con un moderno casino.

A escasa distancia de sitios patrimoniales como Calera de las Huérfanas y Capilla de Narbona, ambas del siglo XVIII, el turista cuenta con múltiples opciones para conocer y disfrutar, entre las que debemos incluir la zona de viñedos y bodegas.

También las igualmente cercanas ciudades de Carmelo, zona de descanso de muchos nautas internacionales, debido a la profundidad de su puerto en el arroyo de Las Vacas, que le atraviesa y al norte Nueva Palmira, con el puerto de mayor salida de producción del país.

Entre esa ciudad y la zona de El Faro, desde la altura de Punta Gorda, se ve el magnífico encuentro de los ríos Uruguay, Paraná y De la Plata.
Punta Gorda, es bueno recordarlo, es lugar en el que el Adelantado español Juan Díaz de Solís pisó el suelo entonces desconocido por el europeo, encontrando la muerte a manos de los nativos.

Algo más de 300 años después, sería Charles Darwin quien desembarcaría en el mismo sitio, recopilando estudios para su obra “El origen de las especies”.

No nos fuimos del tema del inicio, el aeropuerto de Zagarzazú en Carmelo, sólo describimos con trazos grandes, el formidable atractivo de una zona de unos pocos kilómetros en un rincón de Uruguay, en el que caminan bien y de la mano, la naturaleza, la historia, la producción y el turismo.

Promover el conocimiento de lugares como éste y reconocer la importancia de su aeropuerto es una obligación para el Portal de América, pero recorrerlo y disfrutarlo son sin duda, un privilegio.

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