Punta del Este 2010, un remedio para la crisis global
Lunes, 30 Noviembre 2020 18:29

Punta del Este 2010, un remedio para la crisis global

Un fin de semana en el baúl de los recuerdos, buceando en viejos papeles, encontré una reflexión que efectué a fines de 2009 sobre Punta del Este, el turismo, y principalmente su mercado inmobiliario. El análisis que hice en ese momento y los humildes consejos que di al sector público y al empresariado son conocidos, y sus resultados también.

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por Ramón de Isequilla, desde Madrid, @ramonpunta

Quiero compartir 11 años después esta reflexión, pues en ese momento estábamos a la puerta de un cambio positivo en las circunstancias, y considerando, y sobre todo esperando que muy pronto terminará la pandemia,  será ese el momento del relanzamiento del mercado, y puede esta reflexión ser de utilidad para los que tengan que tomar decisiones en esta etapa que se nos avecina.  

Fin de la crisis, principio del cambio

Culminando el año 2009 vemos los primeros síntomas del fin de la recesión  iniciada a fines de 2007, cuando el mundo comenzó a vivir un proceso oculto y perverso que salió a la luz  el 15 de setiembre de 2008, con el anuncio de la quiebra del banco inversor  Lehman Brothers, cuarta entidad bancaria de Estados Unidos.

Todo lo ocurrido anterior y posteriormente ha sido lo suficientemente divulgado para que merezca volcarlo en este estudio, pero, por esa máxima de que todo tiene que ver con todo, nuestra actividad, el turismo, se vio afectada en distintas formas y matices.

La recesion  afectó todas las conductas, y entre ellas las referidas al turismo, y como el inicio de la crisis estaba emparentado con el negocio inmobiliario principalmente en Estados Unidos, España e Inglaterra, estigmatizó la actividad en todo el mundo, creando mayores o menores consecuencias, de acuerdo a cada caso en particular, repercutiendo en el Turismo Residencial, objeto de este trabajo.
Punta del Este, el resort más sofisticado de Iberoamérica, sufrió menores efectos negativos en sus flujos turísticos e importantes consecuencias  positivas en la inversión.

Un cúmulo de circunstancias se dan al comienzo de esta década para formar un panorama excepcional en el próximo lustro en cuanto a la inversión y desarrollo de Punta del Este.  Estas se reflejan, en lo internacional en el fin de la recesión (aunque algunos afirman no sin cierta razón, que la situación actual es un espejismo y no se saldrá en lo inmediato de la crisis), la falta de confianza en los instrumentos financieros, el sobre stock de propiedades y la sobrevaluación de las mismas en los mercados del hemisferio norte. En lo regional, en el crecimiento explosivo de Brasil, (la incorporación de 50 millones de personas a la clase media en los últimos 6 años), la pérdida del temor y el descubrimiento de Punta del Este por parte de paulistas y gauchos, y la difícil situación política Argentina que ha revalorizado las cualidades de refugio del Uruguay, sumado a las certezas que brinda nuestro país, que acaba de culminar un ejemplar proceso democrático y republicano, en un contexto de valores inmobiliarios altamente competitivos y niveles de calidad superiores a la media de los mercados internacionales.

La previsibilidad y el clima de negocios que hoy brinda el Uruguay está provocando una permanente incorporación de nuevos actores de distintas partes  del mundo, como turistas, inversores, y consumidores finales de productos inmobiliarios.

A lo largo de nuestro relato, iremos analizando los antecedentes remotos y próximos de la situación actual, la historia de Punta del Este y los factores que se dieron para obtener los resultados sobrevenidos, que fueron las sólidas bases de partida del momento actual.

La incorporación en los últimos 3 años del fenómeno de los cruceros, presenta una nueva perspectiva, en cuanto a la generación de nuevos prospectos para el mercado del Turismo Residencial, y una reafirmación del valor de la marca “Punta del Este” y su exitosa utilización por las compañías navieras que organizan viajes en la región.

La marca “Punta del Este” goza en el mundo un excelente prestigio y valorización, pese a no ser siempre claro su contenido, siendo responsabilidad de autoridades, ciudadanos y empresarios el poner en valor sus recursos, para fijar su prestigio con productos y servicios para consumo de sus visitantes.

Uno de los grandes desafíos para emprendedores es la creación de nuevos productos, para la siempre dispuesta actitud de consumo de los turistas, que no siempre son ofrecidas en Punta del Este.

Comparando con otros lugares donde hay hasta saturación de ofertas de bienes y servicios complementarios, Punta del Este tiene todo por delante para llenar las horas de ocio y las actividades alternativas del sol y playa.

La realidad que describiremos más adelante no es producto de la casualidad, sino del aprovechamiento de circunstancias, y de la ardua tarea de promoción realizada por actores públicos y privados.

En lo personal, la experiencia de promocionar Punta del Este en el mundo durante los últimos veintidós años ya sea como hotelero, agente de viajes, transportista o como asesor de la Intendencia de Maldonado, colaborando con la Organización Mundial del Turismo  en varios proyectos, me ha permitido reflexionar sobre las múltiples variables de esta fascinante y compleja actividad que es el turismo.

Un poco de historia

No vamos a internarnos en la  historia de hechos y personajes que han forjado la realidad actual, sino que vamos a analizar las tendencias y los fenómenos que se produjeron para que hoy Punta del Este sea como es.

El inicio de esta historia es el 2  de febrero de 1516 cuando en una casi clandestina expedición, evitando las miradas portuguesas, el Piloto Mayor del Reino Juan Díaz de Solís, en los inicios  de la épica obra civilizadora de la Corona Española, produce el encuentro de dos mundos, llamado “Descubrimiento del Río de la Plata”, desembarcando en lo que llamó puerto de la Candelaria, hoy Punta del Este, convertida en estos quinientos años que se celebrarán dentro de seis años, en la “Mejor esquina del océano”

Pasaron los años con muchos acontecimientos y una riquísima historia, que como hemos dicho no es objeto de este trabajo, pero hay dos hechos que merecen destacar, el primero ocurrido el 16 de junio de 1809 cuando la nave insignia de Horatio Nelson triunfadora de la batalla de Trafalgar no pudo con el Rio de la Plata, naufragando detrás de la Isla Gorriti y el segundo el 13 de diciembre de 1939 cuando frente a Punta del Este, se produce la primer batalla naval de la Segunda Guerra Mundial, entre el acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee de la marina alemana y los cruceros  Exeter, Ajax y Achilles de la marina británica, hechos que de haber ocurrido en otro lugar del mundo ya tendrían media docena de películas y abundante merchandising, que se ofrecería, no bien llegados los turistas a nuestros muelles.

Pasó la Segunda Guerra Mundial y de la mano de personajes notables, que trajeron la diversión, y pusieron a Punta del Este en el mapa del mundo, como el querido Juanito Domínguez y sus amigos, Ricardito Saavedra, Macoco Älzaga Unzué, el Gallego Abella, Alberto Moraes Pinto y Alberto Dodero seguidos por el inolvidable Nicolau Scarpa, comenzó un proceso de consolidación signado según el sociólogo argentino Américo Cristófalo por la “Teoría de la Exclusión”, según la cual Punta del Este creó una serie de barreras que motivaron a las distintas clases sociales argentinas, la “necesidad de pertenecer”.

La conjunción de una naturaleza formidable, una ubicación estratégica, una mano de obra calificada y unas circunstancias regionales e internacionales formaron Punta del Este.

De esta manera se creó una marca muy poderosa que en más de una oportunidad nos hemos preguntado ¿qué es lo que contiene?.

Se fijó como decíamos, en la sociedad argentina, el paradigma de “si no estás en Punta del Este no existís”, fenómeno de la década del setenta que hoy se está reproduciendo en la sociedad paulista.

De esta afirmación, nos surgen las preguntas  ¿por qué vienen los turistas?, ¿por qué compran propiedades?, ¿por qué invierten los inversores internacionales? y por último, los doscientos mil cruceristas por año ¿serán un nuevo y poderoso actor en el futuro?.

A esta altura ya les puedo contar un secreto, “Punta del Este es un destino sin turistas y sin clientes”, es un destino de “protagonistas”, si no aceptamos esto, no podremos entender todo lo que pasa y no podremos afrontar el futuro exitosamente.

Primero debemos destacar que se ha creado una memoria genética del destino, confirmado por el ochenta y cinco por ciento de los turistas, que han repetido su visita cinco o más veces, siendo muchos de ellos segunda y tercera generación de visitantes, restando investigar cómo será el ADN de los nuevos protagonistas.

Ya vimos la prehistoria, la de los primeros, los adelantados, los formadores de opinión, que sumado al  negocio de reparar daños de los naufragios, produjeron un alza en el valor de las propiedades en lo cual todos se sienten ganadores, y nadie quiere ser perdedor en un escenario de puro acceso mediático, donde el concepto de la “tierra prometida” en un ambiente de vida sana da casi una promesa de inmortalidad, donde la muerte y el dolor no existe, fenómenos editoriales como la revista Gente se convierten en el menú de lo que se debe hacer y lo que no se puede hacer, (abusando una vez más de Cristófalo).

En un ambiente hedonista, se da rienda suelta al sentido de la fastuosidad, teniendo como escenario una vista al mar que cada vez cotiza más al que la posee, y en eso, los argentinos mandan.

En el bosque de San Rafael se instala la burguesía agro ganadera, en la playa Mansa la burguesía industrial, en las torres de la Mansa y la Brava la “Patria Financiera” y en la Barra y José Ignacio el variopinto producto neoliberal menemista.

En los años sesenta nace el turismo propietario, fundando el fenómeno de turismo residencial más exitoso del mundo, siendo único en su tipo, pues su crecimiento fue natural y espontáneo gracias a iniciativas individuales, sin grandes concentraciones  de inversión y con un inteligente acompañamiento de infraestructura por parte del gobierno uruguayo.

El ordenamiento territorial, recientemente convertido en ley, fue armónico creando una verdadera ciudad jardín, con una riqueza arquitectónica que lo alejó de la imagen de los barrios residenciales con diseños de casas repetitivas típicos de la Florida, México y  la costa española.

Punta del Este se convirtió, al decir de Cristófalo, en el punto de mayor valor paisajístico del Rio de la Plata, creándose la idea de que Mar del Plata era el “ser argentino” y Punta del Este el “deber ser”.

Se estableció un marketing del cuerpo, donde la referencia era la tapa de la revista Gente y Punta del Este era el lugar donde el cuerpo debía estar, donde se permitía todo lo que estaba prohibido en Buenos Aires, cómo la Naranja Mecánica y el Último Tango en Paris.

En Punta del Este fracasan los teatros porque no son necesarios, todos son actores, es un gran escenario, todo es diversión, un lugar donde se “juega a vivir”, logrando identidad dentro de la multitud, siendo la playa y Gorlero un casting perpetuo de las mejores modelos del Río de la Plata, logrando la Playa Biquini el record de Guinnes de mayor cantidad de siliconas por metro cuadrado.

Todo es una fiesta, la realidad es pausterizada, y es un mundo de ganadores, quién no iba a querer estar en un lugar así.

En su origen en los años 40 el Patriciado Argentino le puso el sello del buen gusto, en los 50 comienza a gestarse el boom inmobiliario que se consolida en los 60 con la burguesía industrial textil post peronista. En los 70 el fenómeno más importante es el shock matinezdehozista con la plata dulce y el “ladrillo de oro” que titulaba el diario La Nación en su revista de los domingos.

Llegaron los 80 con el repunte del australito y Villa Freud instalándose en febrero y por fin los 90 con el menemismo, los yuppies, las punto com, y los nuevos ricos del sector servicios.

Este crecimiento permanente tuvo sus intervalos, con Perón del 51 al 55, cuando se peleó con el presidente uruguayo Luis Batlle,  el “Verano Caliente” de los Tupamaros y la crisis Argentina del 2002.

Los turistas brasileños, en un principio mayoritariamente paulistas, se apoderaron del Hotel Casino San Rafael y de las casas que lo rodeaban, lugar de interland con los argentinos. Llegaban familias enteras con sus mucamas, niñeras, abuelas y tías viudas, el casino y el charme era su principal motivo de visita.

En el 88 se produce una tímida corriente compradora que no excede a las familias referentes. Históricamente los brasileños no compraban propiedades en el exterior salvo en Miami, ya le llegaría su tiempo a Punta del Este en el 2005 cuando le perdieron el miedo y salieron a competir con los porteños, hasta el 2002 dueños indiscutidos de la moda puntaesteña.

Hasta la llegada del Conrad, salvo una interesante pero discutida promoción a resultado a inicios de los 90, (empañada por su absurda repetición en Argentina, con el resultado funesto del enojo de todos los medios de comunicación, unos por no haber sido incluidos en la promoción y otros porque al final no les pagaron, ese fue el dia que la prensa hasta ese momento enamorada de Punta del Este le perdió el respeto) no había sido Brasil blanco de ninguna campaña de publicidad masiva, ni de Punta del Este ni de Uruguay.

El tráfico estaba concentrado en Reveillón, llegando en la actualidad a cubrir casi todo el verano, con la peculiaridad que hoy disfrutan más brasileños de los fines de semana de invierno, que los tradicionales argentinos, gracias al corte de los puentes por la guerra de las pasteras y a las exorbitantes tarifas aéreas, producto de una inexistente  política aerocomercial y el inexplicable manejo de Pluna de los intereses de Uruguay.   

El Conrad fue el factor predominante de la ampliación de la base de la pirámide socioeconómica de los paulistas y de la incorporación de Porto Alegre y Rio Grande do Sur, por medio de una extraordinaria campaña de promoción y ser el lugar de reunión de todo brasileño que se precie de estar a la moda; se convirtió la palabra Conrad en un sinónimo de Punta del Este.   

El brasileño se dio cuenta que tenía a muy poca distancia un lugar con la misma sofisticación que Europa, a precios latinoamericanos, y con algo que por carecerlo lo disfrutan de sobre manera, “la seguridad”, poder usar sus autos lujosos, sus joyas, que sus hijos salgan de noche sin temor, es algo que los fascina.

Paraguay, fue y es, un fenómeno de viaje entre amigos, enormes gastos, poderosas 4 X 4 pero con un límite cuantitativo, por lo pequeña que es la clase dirigente guaraní.

Los Mexicanos empezaron a venir como turistas a fines de los 90, gracias a un canal de cable latinoamericano de modas, que mostraba las mujeres más lindas del mundo concentradas en playas como Biquini o Montoya, una pléyade de veinteañeros muy adinerados llenó en fin de año, sumándose cada temporada más, culminado en los últimos cinco años con la llegada de los padres y los abuelos que vinieron a comprar propiedades.

Estados Unidos y Canadá, nos suministró en el último lustro una importante cantidad de Baby Boomers e inversores inteligentes, que tuvieron un retroceso en sus rentas el último año, producto de la crisis que afectó los planes de retiros, pero sin duda a mediano plazo se va a recomponer, pues ya conocen las posibilidades de Punta del Este y sólo están esperando la oportunidad de volver a invertir.

Europa liderada por España, realizó el fenómeno más importante de los últimos tiempos, nos volvieron a descubrir, pero ahora en búsqueda del retiro, la contra estación, que evita los duros inviernos boreales, aprovechando las ventajas impositivas de vivir más de medio año fuera de la Unión Europea, los bajos valores del mercado uruguayo, la fortaleza de euro y las certezas del Uruguay con su seguridad jurídica.

Españoles, italianos, franceses, belgas, ingleses, nórdicos encontraron un rincón de Europa en el  hemisferio sur, con su cultura, costumbres,  seguridad, y excelente sanidad. No en vano hemos escuchado en varios ambientes, en nuestras giras de promoción, que Punta del Este del 26 de diciembre al 12 de enero es el “mejor lugar del mundo”, complementándose en ese rol con Mónaco, Saint Tropez, Marbella, Sotogrande, y  Martha’s Vineyard.

Los franceses fueron adelantados, al aprovechar los últimos días de los francos, cuando fueron remplazados por el euro, realizando importantes inversiones.

Nos da un indicio de lo que está pasando, cuando observamos que en los últimos tres años la cantidad de vuelos privados arribados al Aeropuerto Internacional de Laguna del Sauce, ubicado a 13 km de Punta del Este y a 90 km del Aeropuerto de Montevideo, (ambos capacitados a recibir cualquier tipo de aeronaves de fuselaje ancho), han superado la cantidad de los vuelos comerciales. Los jets más caros del mundo los vemos durante el fin de año mientras sus dueños descansan en Punta del Este.

Punta del Este posibilita, desde tener las vacaciones más tranquilas, (o sea dedicarse a hacer nada), hasta el mayor de los vértigos en actividades culturales, deportivas y sociales; desde gozar del anonimato total, en un lugar donde los periodistas son muy respetuosos, a tener la mayor exposición mediática; desde la mejor gastronomía internacional a los característicos asados criollos en los parrilleros de las casas, con un grupo de amigos, disfrutando de los excelentes vinos uruguayos. Setenta kilómetros de playas permiten, desde las más concurridas o famosas a las más solitarias, unas con olas, otras calmas, (ideales para los niños pequeños), siendo rodeada por un mar apacible especial para los deportes náuticos.

Llegó el nuevo milenio, se consolidó la segunda y tercera vivienda, reina el turismo residencial por sobre el hotelero, en una proporción de diez a uno, todas las semanas desembarcan los baby boomers a disfrutar su retiro, hoy un poco disminuido pero suficiente para el nivel de gastos del Uruguay, llegaron los brasileños para quedarse con su auto los fines de semana de invierno, (ya que todavía los piqueteros argentinos no descubrieron ningún puente para cortar), y las compañías aéreas brasileñas GOL y TAM siendo conducidas por empresarios con visión de futuro. Se acabó por el momento los argentinos de fin  de semana, gracias a Gualeguaychú y su guerra a las pasteras, y a la miopía de Aerolíneas Argentinas y Pluna.

Punta del Este, se convirtió en un resguardo de capitales, no sólo para los argentinos, es una inversión rentable, (invierto y de paso lo disfruto). Pese a ello algunos nubarrones están en  el horizonte, el costo de los combustibles, el cambio climático, la crisis de las aerolíneas, la retracción de los viajes largos, el nuevo paradigma de un solo viaje largo por año, el city break queda reducido a destinos a menos de 400 km de los centros emisores.

Vemos para el próximo lustro la desaparición de las agencias de viaje y de las inmobiliarias, tal cual hoy las conocemos, y el nacimiento de las empresas de “servicios turísticos”, que junto a la Blackberry organizarán nuestros viajes.

Por eso le voy a dar un consejo a los inmobiliarios “no busquen clientes” , “busquen protagonistas” de esta extraordinaria historia que se está escribiendo, que se llama “Punta del Este”.

No sería posible completar aunque sea parcialmente esta breve descripción de Punta del Este si no nombráramos a Casapueblo y su genio creador, el artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró. La fama de Casapueblo excede  a veces la del propio Uruguay, una “escultura para vivir” que convirtió un atelier sobre el mar en un icono del lugar. En 1982 el New York Times catalogó a Casapueblo como el único “atractivo turístico” de un soberbio destino de “turismo residencial” que era Punta del Este; hoy la realidad es otra y el menú de atractivos turísticos es muy amplio, pero como decíamos anteriormente, hay aún muchos recursos para poner en valor, con una interesante oportunidad de negocio para emprendedores.

La mercadería disponible del Turismo Residencial

El menú de propiedades que dispone Punta del Este es sumamente completo, amplio y para todos los gustos y presupuestos (por supuesto con una base alta en cuanto a costo y calidad). La gran extensión de esta ciudad jardín, permite distintos barrios delimitados en forma natural, con una arquitectura no estereotipada producto de haber contado con los mejores arquitectos de la región, reconocidos mundialmente, y el no haber surgido del concepto de “urbanizaciones” que ha estereotipado los estilo arquitectónicos donde se ha impuesto.

En cuanto a las viviendas individuales denominadas casas o residencias, van desde los 80  hasta los 4.000 m2, con terrenos desde los 500 a los 10.000 m2, todos ellos con la característica de no tener cercos, rejas ni veredas; los jardines celosamente cuidados llegan hasta la calle y se confunden unos con otros, no por ello perdiendo la intimidad, que es muy respetada.

Los diseños son austeros, pero todos de un extraordinario buen gusto y refinación, contando con obras emblemáticas, salidas del lápiz de grandes y afamados arquitectos.

Luego, pasamos a los apartamentos comercializados bajo el régimen de propiedad horizontal, que independiza legalmente la propiedad del resto del edificio, dando una gran tranquilidad legal. Estos edificios pueden ser pequeños de cuatro plantas, o grandes torres de 27 pisos, si bien con distintos niveles de terminación, todos tienen excelente calidad, en cuanto a materiales y detalles constructivos.

Las torres están obligatoriamente rodeadas de grandes espacios verdes, que permiten conservar las vistas y el disfrute de la naturaleza. Todas poseen servicios adicionales, que en los casos de las propiedades premium, se asemejan a los servicios hoteleros de un nivel cinco estrellas, con servicio de mucamas, gastronomía, piscina abiertas, cerradas climatizadas, gimnasios, saunas, cocheras, valet parking, canchas de tenis, jaulas de golf, salas de entretenimiento, etc.

Las primeras líneas frente al mar son las más cotizadas y donde la incidencia del suelo es mayor, llegando en algunos casos al 50%, pero por lo general, esta incidencia es mucho menor que en Europa ya que el suelo no es un elemento escaso en Uruguay.

La parte más antigua de edificios, sobre la playa mansa,  presenta un frente de inmuebles de cuatro pisos con un importante uso del suelo, este concepto en boga en los años sesenta, hoy está cuestionado y no sería difícil que en unos años se reciclara toda esta zona de altísimo valor, por su ubicación inmejorable.

Completan la oferta las llamadas “chacras marítimas”, que se tratan de fincas con terrenos que van de los 50.000 a los 200.000 m2 con una edificación superior a los 500 m2 , que se ubican en las cercanías del mar, pero en un ambiente campestre, con amplios horizontes para disfrutar y todos los servicios de infraestructura, podríamos definirlos como el lugar donde se puede alternar entre andar a caballo y el jetski. Estas chacras marítimas, estaban originariamente ubicadas en las cercanías de José Ignacio, hoy cubren un amplio territorio y son las favoritas de los europeos, siendo algunas de ellas verdaderos palacios en el medio del campo.

Los barrios

La profusa oferta que describimos, es a su vez distribuida transversalmente en distintos barrios, algunos con alguna tipología constructiva determinada, con condicionamientos de volumen y altura y otros con mayores libertades constructivas.

Todo comenzó en la Península cuando Juanito Domínguez ponía de moda El Canario, La Fragata y Bocachica. El Casino Miguez, el Hotel Plaza, La Cigale, las primeras casas, los primeros edificios. Luego vino el Nogaró y empezó a conjugarse el verbo “gorlerear”, que era ni más ni menos, que mostrarse en su avenida principal y única.

Se fue derramando el crecimiento por las paradas Aidy Gril, Marconi y por fin Mauricio Litman, un audaz empresario argentino, con un gran concepto del marketing turístico, tuvo la gran idea, de organizar un festival de cine, con las figuras más mediáticas del momento, logrando 50 años después que se siga hablando de “los festivales “. Todavía resuena la anécdota  cuando Cantinflas comió una paella en Gorlero.

Estas acciones marketineras pusieron de moda el barrio Cantegril, un concepto comercial, adelantado varias décadas en su especie. La  competencia comenzó con el barrio de San Rafael, el resto de La Brava y Rincon del Indio, con sus casas de techo de quincha de fin de los ochenta.

El crecimiento para el oeste fue muy pequeño y exclusivo, Solana del Mar o Solanas para los argentinos, Portezuelo, Punta Ballena y Club del Lago, refugio de importantes personajes con perfil bajo, por eso alguien dijo que los inteligentes, van a la conquista del oeste, y la farándula sigue hacia el este.

Llegó el momento de cruzar el puente de La Barra y entró en escena “la barra (grupo de amigos) de La Barra”, Los Grondona, los Neustad, y toda la paquetería argentina, que descubrió que podía vender sus casas en los barrios consolidados y con muy poco dinero, ser pioneros al este del arroyo Maldonado, provocando pingues ganacias a los tranquilos propietarios carolinos, que cedían su lugar de vacaciones, por cifras que año a año crecían exponencialmente. Siempre los pioneros marcando el camino, siempre los formadores de opinión, siempre la revista Gente, y cuando La Barra se colmó le tocó el turno a Manantiales, luego Punta Piedra y cuando parecía que no se podía inventar nada más, surge el fenómeno inmobiliario, cultural, sociológico y mediático más importante de latinoamérica “José Ignacio”, que hoy posee  una marca, tanto o más fuerte que Punta del Este.

José Ignacio, meca del jet set internacional, ha logrado juntar durante quince días al año a los que deciden en el mundo, en un ambiente austero y natural, creando un nuevo eje y polo de desarrollo: José Ignacio, Garzón y Rocha, el nuevo refugio natural, el lugar de crecimiento natural de Punta del Este y Maldonado.

Los europeos, que han elegido pasar seis meses al año en Punta del Este aprovechando la contra estación del hemisferio austral, se reparten entre José Ignacio, Punta Ballena y las Chacras Marítimas.

Aquí nos surgen algunas preguntas, ¿después qué?, ¿puede más la moda que el paisaje?, ¿el eje es el lugar, o son sus pobladores?, algún día lo sabremos.
 
2006, el año que hicimos contacto, primeras luces amarillas

A fines de 2007 los comentarios y rumores que se sentían en los círculos mejor informados en economía y específicamente en real estate, parecían confirmar la advertencia que venían haciendo varios actores, sobre que estábamos viviendo una burbuja y tarde o temprano iba a explotar.

Un indicio, con muy poca trascendencia en la opinión pública, era que EEUU, había parado de crecer, tanto que alguno tuvo la audacia de hablar de “recesión”, y el incremento de la morosidad en los créditos hipotecarios, no sólo en EEUU, sino también en España.

Estas luces amarillas, no hicieron mella en la euforia que invadía el mercado desde los últimos años, siguiendo casi todo como si nada pasara.

En abril de 2008, en oportunidad de dar una conferencia en el Programa Profesional Internacional en el Salón Inmobiliario de Madrid, titulada "Uruguay-Oportunidades de Inversión Inmobiliaria en Punta del Este", ante una audiencia de inversores y desarrollistas internacionales, con un gran componente español, decíamos “Cuando se sienten ruidos en la línea, que hablan de crisis en el sector, es cuando aparecen las oportunidades. Una de esas oportunidades está en Sudamérica y se llama Punta del Este”.

Portal de América

Comentarios  

Excelente análisis, concuerdo en un 100℅

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