por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (otra vez en cuarentena con la que se pretende ocultar la desidia del gobierno en obtener vacunas, obnubilado ideológicamente por el afán de lograrlas en China o Rusia y ahora en Cuba. Las vacunas chinas son las más caras, u$s 39,00 las dos dosis y está en duda su nivel de efectividad, las rusas son más baratas, pero parece que no hay provisión para la segunda dosis, los que nos dimos la primera, hace ya 45 días tenemos otro dilema ¿Estamos vacunados?)
Los países necesitan reponerse de este año de “peste” y caída promedio de los PBI de un 6%, en Argentina fue del 9,8%. Entre los recursos que pretenden activar, está la exportación de turismo que actualmente están ociosos, lo que a su vez genera pérdidas, se conforma un perfecto círculo vicioso, se pierde en las dos puntas.
Sabemos que Francia y otros países de la Unión Europea ya han decidido facilitar el ingreso de turistas vacunados, y lo que se estaría analizando es si cualquier vacuna podría ser aceptada. Las más prestigiosas son la de Pfizer, Moderna y Janssen, hay otras que aún en ese continente no han sido aprobadas como la Sputnik y las de origen chino. No obstante, hay excepciones, como el caso de Hungría que aprobó y compró dos millones de dosis de la Sputnik y cinco de la china Sinopharm. Es probable que la Sputnik sea también aprobada, aunque no se sabe cuál sería la cantidad de dosis disponibles.
Según estadísticas en EE.UU. habría más de un 25% de su población reacia a vacunarse con lo cual se afectaría su capacidad como país emisor de turismo, en especial a tres países europeos, Francia, Italia y España.
Esta facilitación que se busca para el turismo receptivo se formalizaría con el llamado “pasaporte verde”, que además serviría para circular entre todos los países de la Unión Europea, que consistiría en una acreditación de vacunación, certificado negativo o estar inmunizado por alguna razón, por ejemplo, haber tenido la enfermedad.
En nuestra opinión, lo más razonable parecería ser la exigencia previa de vacunación, ya que un certificado negativo solo acreditaría la falta de contagio hasta el momento de practicar el respectivo hisopado o prueba similar, pero una persona puede estar saliendo del vacunatorio y contagiarse al minuto siguiente. Tampoco, según algunos infectólogos, es garantía haber tenido la enfermedad, y extremando tampoco la vacuna daría una garantía absoluta.
Quizás los países que intenten facilitar el turismo, se entiende exención de cuarentenas al arribar, también debieran apuntar a analizar la cantidad de personas vacunadas sobre el total de la población en los países de origen y de destino.
Un país con alto nivel de vacunación, deja de ser un emisor riesgoso y al mismo tiempo receptivo.
Por el contrario, países como la Argentina. donde realmente vacunados somos sólo menos de un millón de personas, menos del 2% de la población, (me refiero a la aplicación de las dos dosis) somos riesgosos para la emisión y la recepción
En esta línea es obvio que el turismo comenzará a incrementarse entre los países que tanto como emisor o receptor ofrezcan garantías en cuanto a su nivel de salud y capacidad de acceso a los servicios de salud.
Pienso que esto vale para el transporte aéreo, y se empieza a observar y lo han hecho notar portales especializados que se están comenzado a formar varias empresas de transporte aéreo, las que serían más de 90.
Parecería que se apunta a aerolíneas pequeñas, para operar en distancias medias y cortas, otra vez se piensa en Europa y las cercanías de los destinos y en la oferta de aviones que existe en el mundo además de los stocks sin vender de aviones nuevos.
Con estas nuevas empresas nace también un sistema laboral diferente, con salarios bastante más bajos que la media actual, sin postas, todos los vuelos partirían y regresarían a una misma base y hasta se pondría en vigencia el sistema PM (propios medios) para los traslados desde y hacia los aeropuertos por parte de las tripulaciones.
El negocio del turismo se está comenzado a amoldar a una realidad muy diferente a la anterior, de menor demanda y cambios de hábitos de la gente.
Las caídas de los PBI a la que hemos hecho referencia también implica caída de los ingresos per capita, y desde luego también menor demanda.
Como lo adelantaba en una nota anterior en este mismo PDA, comenzaría a florecer un turismo de cercanías, diría hasta un máximo de 150/200 Km del lugar de residencia. No quiero caer en la vulgaridad de llamarlo turismo “low cost”, como saben nuestros lectores, no creo en ese título solo marketinero, lo llamaría más bien “turismo sustentable” tanto para el oferente como el demandante.
Todo indica que habrá menos dinero para gastar en turismo, lo que no quiere decir que la gente se deje de mover.
Lo que comenzamos a llamar turismo “verde” no solo se referirá a su sustentabilidad ecológica sino también económica.
Portal de América