La viabilidad del transporte aéreo argentino
Martes, 20 Julio 2021 18:22

La viabilidad del transporte aéreo argentino

Desde 1974 el PBI de la Argentina creció al 0,6%, mientras que el resto de América del Sur se mantuvo en el 1,8%. El ritmo de crecimiento argentino fue un tercio del de América del Sur. Esto es en números reales la expresión de la declinación argentina desde la década del 60 del siglo pasado. “La Moneda en el aire”, Pablo Gerchunoff-Roy Hora. Libro muy recomendable.

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por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

En la Argentina, por lo menos en los últimos 50 años, hemos mantenido  nuestro nivel de vida financiado con endeudamiento externo. Contraíamos deuda, pero sólo se pensaba en el gasto, no en la inversión.

Dicho de otro modo, como lo explica Gerchunoff, el ingreso de capitales no generaba capacidad de repago en esa moneda, lo que explica la sucesión de defaults y las crisis y conflictos de la deuda, que desde luego nos perjudican en mayor o en menor medida a todos.

Una de las claves de nuestra declinación es que no hicimos un buen uso del crédito, no sólo porque lo usamos para financiar gasto, sino porque además no hubo calidad en la inversión.

Diría que nos hemos endeudado pensando que nunca habría que pagar.

Esta filosofía, en verdad sofistica, de algún modo es la que impera en nuestro transporte aéreo, me refiero al nacional y concretamente a Aerolíneas Argentinas.

Aerolíneas Argentinas necesita dólares, ahora también euros, para financiar la compra o el uso de aviones, para el caso es lo mismo. Es obvio que muchos otros insumos se pagan en esas monedas.

También necesitan dólares las empresas privadas que intentaron hacer transporte aéreo y todas ellas, diría sin excepción, fracasaron. El caso más emblemático es el de Austral, que luego de una larga agonía fue disuelta y absorbida por Aerolíneas Argentinas.

La inestabilidad cambiaria es ya un elemento que le juega en contra al transporte aéreo, ya que las ventas siempre son para servicios futuros.

En el cabotaje la cuestión es más complicada porque las tarifas se fijan en la moneda local -el peso- que hace años que no tenemos, y el tipo de cambio es imprevisible debido a su constante devaluación.

En el año 2000 la relación de cambio era uno a uno y hoy es uno a cien o 180, según se tenga acceso o no al mercado oficial de cambios.
Andes había alquilado 4 aviones Boeing 737 800 y al poco tiempo los tuvo que devolver por la sorpresiva devaluación del peso a partir de 2018, que durante el gobierno anterior fue del 539%. En 2017 el precio del dólar fue de $ 18,92; en 2018, $ 38,84, para “estabilizarse” al final de ese gobierno en los $ 63,00.

También afectan las ventas internacionales, ya que como la gente prevé la inflación, o desvalorización de la moneda que es lo mismo, paga al contado al tipo de cambio vigente en ese momento, para viajar tiempo después. Al momento de abordar el avión, es probable que el precio billete se le haya abaratado en el porcentaje de la devaluación, y por el contrario al transportador se le encarece en la misma proporción.

Este problema en las líneas extranjeras se presenta con menor impacto negativo, ya que lo que recaudan en pesos, se destina a cubrir gastos locales que son en la misma moneda.

En mi paso por Aerolíneas Argentinas en 1984, la inflación promedio era del 0,5% por día, lo que de por si hacía muy difícil el día a día, las tarifas de cabotaje se actualizaban con una demora promedio de 25 días, ese “retraso” lo debíamos absorber. Las ventas internacionales directas se trataban de concretarlas en la moneda extranjera y en un momento, si el pago se había hecho en pesos, se exigía el pago de la diferencia de cambio, si la había, como condición para embarcar.

Estas externalidades obviamente son ajenas a la gestión.

Yendo a la particularidad de Aerolíneas Argentinas, es que gasta en dólares que no genera por dos razones; en cabotaje sus ventas son, como se dijo, en moneda local, en internacional, el 75% de las ventas son locales, que en general se perciben en pesos al tipo de cambio del día.

Es decir, Aerolíneas Argentinas más que generadora de dólares o euros, es gastadora en esas monedas y facilitadora del turismo emisivo o de importación. Cada billete vendido localmente equivale a la compra de un “servicio importado” y el gasto respectivo se hace fuera del país, se viaje a Montevideo o la “Conchinchina”, que no tiene que ver con la “cochinchina”.

Como vemos Aerolíneas Argentinas forma parte de la paradoja de la “deuda”.

La empresa nos genera un doble costo, pero por el momento las “restricciones de la política”, de las que nos habla Gerchunoff en el libro citado al inicio, parecería que hace imposible abordar lo que llamo la “cuestión Aerolíneas Argentinas”, que desde su estatización en 2008 nos ha costado más de 7.000 millones de dólares, que fueron al rubro de los “costos hundidos”, sin perjuicio de las inenarrables “hazañas” de los vuelos a Pekín y Moscú que quedarán en la antología de nuestras zonceras.

Aclaro, no propongo su cierre, tampoco lo descarto, lo que planteo es que la Argentina no está en condiciones de financiar esa pérdida de dinero, que suma un promedio de más de u$s 500 millones por año.

Por lo menos creo que debemos enfrentar la cuestión. En 1984 propuse un rumbo, quizás para el momento fue inoportuno, pienso que valdría la pena pensar innovativamente, sin prejuicios ni fantasías sobre fantásticas soberanías.

Portal de América

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