por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. @007Rizzi
En dos o tres reuniones que tuve en la Fundacion Pensar allá por el año 2010/11, sugería que para hablar de Aerolíneas Argentinas, teníamos que hablar de una política económica, de prioridades, luego de transporte, luego del transporte aéreo para encajarlo en esa política general y finalmente de Aerolíneas Argentinas.
Sugería que desde una perspectiva legal, se debía proponer la derogación de la obsoleta ley 19.030 que era y es un impedimento para el desarrollo del transporte aéreo, que había que modificar el código aeronáutico, eliminando el principio de la propiedad sustancial, el sistema de concesiones de ruta por otro más simple y efectivo que consistía solo en verificar la capacidad técnico operativa y económica de los operadores o explotadores, y que una vez obtenida la certificación respectiva, el famoso AOC, acá el CESA, cada uno sería libre de operar las rutas que deseara, sea como servicio regular o no regular, libertad para fijar tarifas y frecuencias, con la solo obligación de notificar a la autoridad de aplicación, para fines estadísticos.
Luego me echaron amablemente porque les dije y escribí que eran “la Cámpora” sin poder, era un “think tank de soberbia”.
En mi breve e inútil paso por la Secretaría de Transporte, presenté un anteproyecto de código aeronáutico, y en dos o tres oportunidades tuve que conversar con un experto en equipos de diálisis, cuyo apellido olvidé, no merecería gastar memoria, que no tenía la menor idea de nada y pretendía saber de todo, administraba la ANAC…
El Ministerio de Transporte era el ministerio de la soberbia y les molestaba hablar de estos temas, la obsecuencia era la medida de la fidelidad.
Por eso me parece una soberana estupidez que el ex presidente, Mauricio Macri, diga con toda alegría que el señor Pablo Biró nos roba cien mil millones por año, cuando en materia de transporte aéreo no dejó macana por hacer.
Se autorizaron explotadores que no cumplían con el principio de la propiedad sustancial. Otros cuyas presentaciones solo tenían por objetivo la venta del “CESA” a terceros, y no se tuvo en cuenta la situación de los explotadores existentes como ANDES y la propia Aerolíneas Argentinas. Les faltó hasta picardía.
No sé con qué criterio se eligieron los tres administradores que tuvo Aerolíneas Argentinas en ese lapso, pero todos ellos mantuvieron en funcionamiento el esquema operativo que venía de fracaso en fracaso.
Se logró una mayor prolijidad administrativa, pero ello no es mérito, sino obligación de un buen gestor.
Macri, con una simpleza que alarma, responsabiliza en Biró el hecho que Aerolíneas Argentinas necesita “cien mil millones de pesos por año, para poder subsistir”. En todo caso el responsable seria él que le otorga ese dinero, que tampoco llega a esa cifra, que no es ni más ni menos que el gobierno.
El propio Macri también subsidió a la empresa y fue incapaz de fijar una directiva de gestión que consistiera en precisar un plazo para que se acredite su viabilidad y sustentabilidad, por ejemplo 30 meses. Si en ese lapso no se lograba el objetivo se procedería a su liquidación, lisa y llana.
Cuando en una conversación privada propuse una idea similar, me miraron como si padeciera alguna discapacidad…
Epicteto enseñó que en un banquete no se debe decir cómo se debe comer, si no, come como se debe. Pues bien, cuando Macri estuvo en su banquete, ni enseño cómo comer, ni cuando comió lo hizo bien.
Es común escuchar y se ha difundido como “troll” que los gremios son los dueños del transporte aéreo, y la cosa es al revés, la política los usa para justificar su impotencia e ignorancia en la materia y acomodar las decisiones políticas en beneficio de la militancia partidaria.
Ahora el gobierno promulgó el decreto 879/21 que nos lleva a la política aérea que deben haber imaginado los pueblos originarios, para regular el vuelo de los pájaros, obviamente no pudieron. Esa ley es “pre transporte aéreo”.
Este decreto es grotesco dado que en los considerandos dice:”…Que se ha realizado un análisis de los balances presentados por las empresas transportistas que operan servicios regulares con venta libre de pasajes y se concluyó "que el resultado económico de todas las empresas es negativo, lo que indica que los ingresos de la actividad aeronáutica no alcanzan a cubrir los costos directos e indirectos de la misma, desde hace varios años, como resultado de la fijación de tarifas predatorias, que llevaron al colapso del sistema.”(sic)
Si las líneas aéreas están en quiebra (sus balances están en rojo) debería retirarles la respectiva autorización, art. 105 del Código aeronáutico “No se otorgará concesión o autorización alguna sin la comprobación previa de la capacidad técnica y económico- financiera del explotador y de la posibilidad de utilizar en forma adecuada los aeródromos, servicios auxiliares y material de vuelo a emplear.”
En otro párrafo el Decreto dice: “…Que el exceso de oferta en un mercado deprimido por la pandemia y la existencia de tarifas que no se ajustan a los costos operativos de las empresas pueden provocar la existencia de tarifas predatorias de mercado, susceptibles de conllevar a una competencia absurda con valores no compensatorios, que a su vez pueden impedir llevar adelante la explotación comercial en condiciones de seguridad y rentabilidad, durante un período razonable”.
Más de una vez hemos dicho en el PDA que Aerolíneas Argentinas competía deslealmente ya que sus tarifas eran insuficientes para cubrir sus costos operativos, y que al cubrírselo el Estado mediante “aportes de capital”, subsidios le llaman en mi barrio, eso llevaba a una competencia desleal, una suerte de dumping de cabotaje ya que la empresa “de bandera” vendía sus servicios de transporte aéreo y carga, por debajo de sus costos.
Como vemos, la gravedad de la cuestión comienza por Aerolíneas Argentinas y el gobierno, poco o nada tiene que ver Pablo Biró en este desaguisado, a lo sumo participó y participa del banquete, como participaron los anteriores y actuales gerenciadores percibiendo salarios de máxima productividad.
Podría decir que Mauricio Macri y su gobierno nos robaron una esperanza, y eso es una pérdida que no se mide en pesos, se mide en tiempo vital.
Macri también con su nivel de incultura populista le tira la culpa al otro…
Esta vez la ligó Pablo Biró (aclaro, lo conozco a Pablo, pensamos diametralmente opuesto, pero podemos hablar…), Macri no puede…solo lo agravia.
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