Cuando se mira desde la Argentina el precio de las monedas extranjeras (o si se prefiere el valor de la devaluación del peso, nuestra moneda local) y la demanda que generan por parte de la población, la clave está en el resultado neto de la cuenta corriente de la balanza de pagos, generalmente negativo.
Siguiendo el análisis de Juan Carlos de Pablo, vemos que lo que llamaríamos la cuenta corriente “turística” a través del tiempo tiene resultado negativo, importamos mucho más turismo del que exportamos, los argentinos quieren fotografiarse junto a la “Tour Eiffel” mucho más que los franceses junto al obelisco o a Caminito en la Boca.
Es imposible comparar ambas vivencias, eso entra en el difícil campo de las intangibilidades, como yendo a Argentina y Uruguay si pretendiéramos comparar Punta del Este con la costa argentina de la Provincia de Buenos Aires, me refiero a los balnearios que van desde Pinamar a Mar del Plata.
Es obvio y hablo desde la intuición, estoy abierto a ver los números, que la balanza turística entre Uruguay y Argentina debe ser favorable al Uruguay, por lo menos en cantidades de personas. Viajan al Uruguay mucho más argentinos que uruguayos a la Argentina. Esto lo puede explicar la diferencia de población, 45 millones de un lado y 3,5 millones del otro.
Punta del Este para los argentinos tiene un valor intangible muy superior al de los similares argentinos antes referidos, y supongo que la explicación debe ser “multicausal”.
Este año creo, marcó una diferencia muy neta, los argentinos que viajaron a Punta del Este debe haber sido un segmento muy exclusivo de lo que el progresismo llamaría “burguesía nacional”, la gente más acomodada, incluso con propiedades en ese destino turístico o con “dólares para gastar”. En Uruguay el dólar cuesta $U 44 y en Argentina cinco veces más en nuestra moneda. Los precios en Uruguay son 2 a 5 veces más caros para los argentinos.
Si esta diferencia se mantuviera en el tiempo probablemente aumente el valor intangible de Punta del Este para los argentinos, pero para el Uruguay no sería una buena noticia y tampoco sería fácil buscarle una solución.
Hace mucho tiempo, aun no había cumplido los 30 años, un argentino que invirtió mucho en ese destino, recuerdo que me decía en San Carlos de Bariloche mientras se construía el Bariloche Center, fui una de las personas que intentó frustrar ese intento, “Mire Rizzi, nunca me tuteo pese a la diferencia de edad, Punta del Este es un destino hecho por argentinos con dinero, para argentinos con más dinero, al contrario, a Bariloche hay que democratizarlo, Punta del Este debe ser selectivo, Bariloche debe ser masivo”.
Sin embargo, no sería él quien logró el objetivo con “Bariloche center”, al final un inmueble horrible en un lugar que fue arruinado por muchos años, algún día será derrumbado, si no Willy Reynal invirtiendo en servicios.
Con Reynal estuve de acuerdo, tal como nunca lo estuve con la otra alternativa que llamaría inmobiliaria.
Con los ejemplos de Juan Carlos de Pablo con la “Tour Eiffel” y el obelisco, y el otro de Punta del Este, vemos el poder de lo intangible, que en definitiva parecería ser que es lo que motiva al viajero cuando busca un destino.
Hace pocos días escuchaba un comentario que más o menos decía, “Cariló me encanta, pero Punta es Punta” Lo mismo pasa con lo que llamaría valor turístico de los destinos, donde lo intangible es difícil de explicar.
Del otro lado la cosa es más fácil, recuerdo que en mis tiempos del colegio nacional de Buenos Aires, un profesor con el cual solíamos reunirnos cada tanto en algún bar cercano al colegio, una vez nos dijo al pasar, “San martin ganó batallas y mucho le debemos los argentinos y los latinoamericanos, Napoleón perdió la batalla que debió ganar, pero le dejó a Francia y al mundo legados culturales que contribuyeron al fortalecimiento de valores y convicciones que perduran hasta hoy..."
Volviendo a lo terrenal de nuestro presente, la Argentina llegó a un entendimiento con el FMI, lo que no quiere decir “acuerdo”. Poco es lo que sabemos sobre lo que se negoció y sobre su praxis, pero lo cierto es que se nos vienen una decena de años complicados. En principio a partir de 2026 habrá que comenzar a pagar 44 mil millones de dólares, 3.666.666.666 cada seis meses, para ello debemos comenzar a tener una cuenta corriente de la balanza de pagos positiva, la pregunta
¿Cuánto aportará el turismo de exportación…?
Parecería que está todo por hacer, sin subsidios ni al propio turismo ni a Aerolíneas Argentinas.
Es posible, pero habrá que ocuparse…
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