por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @007Rizzi
Hace ya muchos años en una clase de derecho comercial ante la pregunta de un alumno, el profesor (en realidad era un ayudante de catedra) nos dio esta definición del turismo, que me quedó grabada, "El turismo son los desplazamientos de personas fuera de su domicilio, siempre y cuando dichos desplazamientos y permanencia no están motivados por una actividad lucrativa". En el momento nos dio la autoría de ese concepto, pero no lo puedo recordar, creo que databa de principios de 1940.
La definición que nos da el INDEC argentino, que es la que sirve de copete a esta nota, guarda relación no sólo con la definición transcripta sino con lo que viene diciendo Miguel Acerenza.
La semana pasada me envió un trabajo en el que en un párrafo decía: “…un somero análisis de la referida publicación permite observar que allí se asume que todos los viajeros que se mueven a nivel internacional son turistas, lo cual no es verdad puesto que no todos los viajeros son turistas. Razón por lo cual la División de Estadísticas de las Naciones Unidas los ha definidos como visitantes, y no como turistas, a los efectos de incluir en ese término a todas las personas que viajan por diferentes motivos.
Es obvio que no todo viajero es un “turista”, y yo me animara a decir que la definición de turista puede variar de país a país, según el tiempo que se permita a una persona permanecer en un país diferente al de su residencia, por eso no me parece correcto el plazo máximo ininterrumpido de un año de la definición del INDEC, para limitar el concepto de turista.
Viene a cuento esta digresión porque en la Argentina las autoridades migratorias han creado la visa para los “nómadas digitales”, que son aquellas personas que trabajan como freelance realizando servicios a otras empresas en remoto. Otro concepto de uso dice que crean su propia empresa, desarrollando un proyecto que sea factible realizar desde cualquier lugar del mundo y mediante el trabajo remoto. Pues bien, esta novedad legislativa, mejor dicho, reglamentaria, fue una buena decisión, pero el error viene cuando se considera al “nómada digital” como turista y se la sustenta en los ingresos que esa persona genera al país.
Debemos decir que tampoco todo ingreso consecuencia del gasto de viajeros se puede imputar al rubro “turismo”.
Días pasados en el “Classic”, un bar que suelo frecuentar en la calle Florida entre Av. Córdoba y Paraguay, entablé un dialogo con un “nómada digital” que me decía que Argentina era un buen país para vivir, porque él cobraba en euros y sus ahorros quedaban en Bélgica, que era su país de residencia habitual, y acá vivía con su “novia” con muy poco, con el 30% de su salario que también trabajaba a distancia “ahorramos bastante”. No le pregunté cómo recibía su salario, pero me dio a entender que lo percibía por el mercado electrónico, “se ocupa mi agente”, supongo que se refería al €MEP.
Esta conversación fue anterior a la reforma anunciada la semana pasada, pero es obvio que había formas de validar una residencia temporaria legal, sin fines turísticos.
Para terminar no todo viajero es “turista”, en este rubro del turismo solo incluirá a todo “viajero” que se traslade desde su lugar de residencia habitual a otro por fines que nada tengan que ver con actividades laborales u otros fines que no sean descanso y ocio. Las peregrinaciones con fines religiosos, en mi opinión, tampoco son viajes turísticos, aunque lo comercialicen agencias de viaje.
Por esa razón tampoco considero a los viajes de negocios como “turismo”, ya que la causa de esos viajes precisamente es hacer “nec-otium”.
Es cierto, hay una corruptela y muchos viajes de negocios en verdad lo son con fines de turismo, pero esto es otra historia…
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