por Sergio Antonio Herrera, desde Punta del Este
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Decepcionante y preocupante
De ningún modo esperábamos medidas extremas, ni por asomo aguardábamos confinamientos ni clausuras temporarias, pero tampoco la nada misma como fue transmitida.
No le encontramos explicación a la liviandad de lo comunicado por Lacalle Pou y nos preocupa mucho.
Como va dicho es la primera vez desde el 1/3/20 que no coincidimos con él y por ello, tenemos derecho a pensar que falta información de la situación actual, lo cual suponemos obliga a esta postura.
Nadie puede obviar la gravedad del momento, en un abrir y cerrar de ojos pasamos de ser los mejores a estar entre los peores en índices puntuales.
Tenemos un vecino dragón gigantesco por el norte y el este del país que en vez de fuego nos está mandando bocanadas de virus sin solución de continuidad y no cerramos nada.
Tenemos negacionistas que cumplen funciones en lugares claves y nadie se ocupa de ellos.
Los funcionarios de la salud, los docentes, los funcionarios públicos, TODOS, en una Democracia como la nuestra tienen derecho a no vacunarse, nadie los puede obligar, pero el Estado no solamente tiene el derecho, sino la obligación de apartarlos de sus lugares de trabajo si no se inmunizan voluntariamente.
Una cosa es la libertad responsable y otra es el viva la pepa, los que siguen ORGANIZANDO fiestas clandestinas y CONCURRIENDO, son enemigos del resto de la población y deben tener un castigo ejemplarizante, nadie se los aplica.
Todos tienen derecho a fomentar las tradiciones culturales y a tocar el tambor, pero NO PUEDEN AGLOMERARSE Y HACERLO SIN TAPABOCAS, tampoco nadie los formaliza.
Lo puntual y la memoria
Hasta ahora no nos habíamos pronunciado acerca del otro flagelo con el que tiene que lidiar el gobierno: la mala leche de una oposición irresponsable y lo que es peor, la "inmunización militante de rebaño" que han conseguido inocular sin jeringas.
Lamentablememte no podemos decir que todo el gobierno funciona bien. Ya nos hemos ocupado -como nadie- de analizar y pronunciarnos claramente acerca de lo que pasa con el turismo y la aviación comercial en nuestro país, donde está casi todo mal, en los dos rubros. De otros temas no podemos hablar con la misma propiedad, pero si de lo "que se ve" en modo general. Nunca se apagaron totalmente los motores de la economía; en la medida de lo posible se atendió el gran lastre de desempleados e informales heredados; es un dato de la realidad que Uruguay no hizo perder a sus educandos el año 2020 y que por la gestión para contrarrestar la pandemia fue considerado un ejemplo a nivel mundial.
Pero salvo estos últimos días en los que extrañamente el Presidente no hizo lo que hasta ahora, o sea, demostrar "timing" y dar la cara ante cámaras en el momento preciso y del modo esperado, ha cumplido una tarea excepcional que lo distingue por lejos como uno de los mejores en ese cargo (lo indican las encuestas) de los últimos tiempos.
Los militantes inmunizados de rebaño vieron frustradas sus aspiraciones cuando empezaron a llegar las vacunas como lo anunció el gobierno, ahí pasó lo mismo que cuando clamaban por confinamiento total, y anunciaban la bancarrota del país. Estamos seguros que Uruguay será uno de los primeros países en el mundo en inmunizar a la mayor parte de su población. Y estamos en conocimiento de que hay acuerdos concretos a nivel internacional que soprenderán por su magnitud.
Entonces
Los anuncios de este martes 16 de marzo de 2021 en la Torre Ejecutiva nos sorprendieron y dejaron gusto a poco.
Nos preocupa no saber lo que hizo demorar tanto la comunicación de estas medidas y la tibieza de las mismas, no es el estilo de esta administración.
Todos debemos admitir que hay una mitad del Uruguay que quiere pasar este mal trago, recuperar su vida normal, y lo que nos es menor, sobrevivir. Y que por otro lado, la otra mitad del país está enojada, luego de transcurrido un año no asimila ni admite aún la derrota electoral, y plantea una lucha de clases entre lo "intelectualmente válido" y la "oligarquía facha" que solamente ellos logran divisar.
Nosotros no vamos a ignorar que en Uruguay (y algunos son parte del gobierno) haya oligarcas fachos, los hay y no son pocos. Pero así y todo, dentro de esa mitad que pretende zafar de esta locura viral y recuperar su vida, son un porcentaje ínfimo y no logran ni por asomo conseguir la inmunización militante de rebaño en el ala multicolor.
Pero tampoco ignoramos que del otro lado también hay fundamentalistas "del cuanto peor mejor", líderes con un pedigree impresentable y demostradamente errado a nivel de la historia mundial, que tienen a favor de sus mezquinos intereses el fruto de sus miserias evangelizadoras por años y años y ellos han tomado las redes y se han propuesto "cagarse" en el gobierno pero fundamentalmente en el "cheto" del Presidente a quien no le perdonan que sea culto, hable bien y use corbata. Por eso Lucía Topolansky los ha llamado a salir a la calle ahora a hostigar al gobierno. Para ellos no existe el Covid 19 ni sus consecuencias, la única meta es hacerle la vida imposible al "Cuquito".
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