por Sergio Antonio Herrera, desde París
La genial ubicación del hotel a tres cuadras de la Ópera Garnier, facilita la caminata y ayuda a seguir sorprendiéndonos y maravillándonos cada vez con la Place Vendôme, la de la Concorde, transitar la Rue Real y al menos acercarnos a Maxim´s. Ahora, además que si alguna vez volvemos a Amberes deberé cumplir la promesa a mi esposa de regalarle un diamante que ya vimos y lo tuvo en sus manos, debo agregarle otra locura que se me ocurrió prometerle...una cena en Maxim´s...sí, evidentemente venir al Primer Mundo me afecta y me provoca incontinencia verbal.
En esa veredita junto a la cebra, me caí
A cuenta, fuimos a cenar al Barrio Latino una sopita de cebolla y una pizza (volvimos a la realidad de inmediato) y al salir, cruzando la calle para internarnos en esas callecitas mágicas del "Quartier latín", no vimos un obstáculo en forma de pequeña vereda, tropezamos, nos caímos y el saldo fue una pequeña fractura del radio que vino con cabestrillo incluido para el resto del viaje.
Toda una tarde perdida para obtener una radiografía y el diagnóstico, nos retrasó tanto que sin pasar por el hotel al correspondiente baño y cambio de look, llegamos a la hora requerida para canjear las entradas reservadas en el Crazy Horse. Ese anticipo nos dio un ratito libre para ir a comer algo rápido. Fue el 29, desde el teatro, porla paqueta George V fuimos descartando restaurantes cada más lindos y más caros hasta llegar a uno que nos animó a ingresar. No solamente dentro de lo relativamente en precio que nos resultó, la única pasta que integraba el menú ¡eran ñoquis!. No eran una locura de ricos, estaban pasables, pero pudimos cumplir el rito y poner unos billetitos debajo del plato.
¿El show?, chicas hermosas, buena música, un par de artistas varones que cumplieron dignamente, uno cantando y el otro entre mimo y contorsionista, muy bien. Buena ubicación, la botella de champagne en el clásico recipiente con hielo, le dio un toque de distinción al momento y "tá", hasta ahí, revistas eran las de antes.
Gratísima recorrida por las Galerías Lafayette incluida la llegada a la terraza desde donde pudimos captar buena variedad de fotografías.
En el café del sexto piso de uno de los edificios de las galerías, está el café donde se puede comer, con buena variedad y precios razonables. Este lugar junto a la mayoría de los restaurantes del Barrio Latino son los lugares más accesibles en cuanto a precio para comer. Intentamos el Café de París, lo dejamos para otra vez...igual que Maxim´s y el diamante de Amberes.
Hicimos la fila para ingresar gratis a la reinaugurada Iglesia de Notre Dame, con la magnificiecia de siempre.
Tras una complicada travesía en Metro y Bus, llegamos al Aeropuerto de Le Bourget, y al Museo del Aire y del Espacio. Valió la pena, solamente por ver los Concorde y el Jumbo 747, llegar hasta allí, donde en 1927 aterrizó Charles Lindberg completando el primer vuelo transatlántico, y donde en 1961 desertó Rudolf Nureyev del régimen soviético.
Le Bourget es la sede del Salón Aeronáutico cada dos años. En 2025 va desde el viernes 20 al domingo 22 de junio. Hasta 1931, cuándos se construyó Orly, fue el único aeropuerto de París desde 1919.
Este sábado hay pronóstico de sol, intentaremos llegar a la Torre Eiffel, y esta vez subir, y también ir al Arco del Triunfo, y esta vez no subir.