Definición sin filtro
El turismo es un negocio con fines de lucro. Esta definición la tienen muy clara en los países con gobiernos que no son de izquierda.
Las fuerzas progresistas por ideología, anteponen que se trata de un derecho humano y generalmente así lo gestionan, errando mucho más que acertando.
Nuestro punto de vista indica que el derecho al ocio, a las vacaciones, al disfrute del tiempo libre de las personas en forma individual, o en familia, o con amigos, indiscutiblemente es un derecho humano para todos, lo es para quienes pueden acceder por sus propios medios pero también para quienes no, o sea, para aquellos que precisan invariablemente el subsidio estatal.
Entonces, el producto de mercado, el turismo convencional, ese que unos proveen a otros que lo pagan, es el que definimos como negocio con fines de lucro y debe ser controlado, promovido y gestionado en gobernanza con el empresariado sectorial por el organismos específico, la autoridad nacional de turismo, llámese ministerio o como sea. El otro, el que generalmente se encasilla como turismo social y sí o sí debe ser subvencionado, debe ser resorte (por ejemplo en Uruguay) del Banco de Previsión Social o del Ministerio de Desarrollo Social.
El negocio con fines de lucro en el caso del turismo genera riqueza y empleo. La riqueza más importante son las divisas que ingresan por turismo receptivo por lo que, cuanto mayor cantidad, pero sobremanera cuanto mayor calidad de turismo se recibe, más riqueza ingresa a las arcas públicas para que -entre otras cuestiones-, se pueda ayudar a los más necesitados y más y mejor empleo se genera y tiene la particularidad que el trabajador además del salario, accede a la gratificación extra llamada propina, clásico efecto directo de esta actividad.
Las otras dos partes del triángulo virtuoso que es el producto de mercado turismo, son la del emisivo y la del turismo interno. En el primer caso si bien es la contracara del receptivo y provoca salida de divisas, el lucro que genera a los empresarios y a los profesionales especializados es de muy alto valor en metálico y en prestigio de las marcas y sus ejecutivos.
En el caso del turismo nacional o interno, luego de la pandemia el sector vio la espontánea desestacionalización, generada por la clase acomodada que viaja en sus propios vehículos, pero se aloja en hoteles, viviendas turísticas y demás, consume por todo el territorio en los restaurantes, estaciones de servicio, comercio en general, y entre otras mejoras, demanda servicios de personas especializadas como guías, transportistas, artesanos, idóneos en belleza, bienestar, etcétera.
En el otro caso, con el Turismo Social, lo primero que habría que hacer es apuntar alto y vestirlo de la importancia que tiene y no solamente en posibilitar el disfrute de los subvencionados.
Un plan nacional de turismo social inteligente debe trascender a atender a los pasivos y personas de capacidades diferentes, obviamente no sólo continuando esta práctica sino que hasta elevándola, pero, un plan nacional de turismo para asalariados públicos y privados sería una valiosa tercera vía de insospechado alcance.
Estos uruguayos no entran dentro del eventual beneficio de la subvención (la de los pasivos y capacidades diferentes)ni alcanzan por su nivel de ingresos al producto de mercado, el convencional. Entonces habría que estudiar la mejor manera de que a través del Banco República por ejemplo, se les pueda financiar paquetes todo incluido preferentemente en territorio nacional en condiciones muy especiales. Una muy elemental tasa de interés y un plazo extendido, de 24 o 36 meses y así posibilitar que al menos una vez cada dos o tres años, ese trabajador de bajos ingresos pueda tener el inconmensurable derecho y placer de viajar una semana o más, con su familia.
La asignatura pendiente y la deuda impaga
El nuevo gobierno de Yamandú Orsi tiene la magnífica oportunidad de revertir la mala imagen generada por la mancha más grande que a nuestro criterio ha tenido el Frente Amplio que es el insólito cierre de Pluna decidido por Mujica.
No solamente el Uruguay turístico, el país entero necesita contar con una ANR, una Aerolínea Nacional de Referencia, una empresa CON bandera de Uruguay y no DE bandera con era Pluna antes de Campiani.
Debe partir del Estado la iniciativa para llegar a este fin. Quienes entienden o -como nosotros-, al menos están informados acerca de la aviación comercial, pero también sobremanera quienes saben de economía, están convencidos de la necesidad de una aerolínea de referencia. No hablamos de megainversiones ni de utopías, hablamos de generar las condiciones para que inversores privados acometan un emprendimiento rodeado de facilidades directas e indirectas a través de regulaciones (o desregulaciones), incentivos, seguros de contingencia y ¿por qué no? en un inicio, hasta de subvención.
En definitiva
El país es uno solo y es de los ciudadanos de ambas partes, algún día deberíamos olvidarnos aunque fuese por un breve período de las camisetas y trabajar todos en la misma dirección.
Comentarios
Hemos acostumbrado, o mejor dicho, han acostumbrado al turismo carretero a éste pais... a lo sumo...buque-bus... y hasta ahi, y de recibir, lo usual, esos pocos cruceros que sus pasajeros bajan y pasean por el mercado del puerto y la plaza independencia.. Muy poquito todo y con cero perspectiva que la alicaida aeronavegación uruguaya surja. Una aerolinea supondria subir un escalon. Pero esimprobable ocurra. No existimos. Laménto mi pesimismo.