Dicha recomendación contradice la evaluación publicada por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) el 3 de enero de 2023[1], que confirma que no se espera que el actual aumento de casos de COVID-19 en China afecte a la situación epidemiológica en la UE/EEA. Esto se debe a que las variantes de COVID-19 que circulan en China ya están presentes en la UE/EEA, así como a la mayor inmunidad adquirida por la población de la UE. Por lo tanto, la realización sistemática de pruebas a los viajeros procedentes de China no puede considerarse una medida científicamente fundamentada y basada en el riesgo.
A4E, IATA y ACI EUROPE apoyan que se dejen de realizar pruebas a los pasajeros como forma de rastrear el COVID-19. En este sentido, la recomendación de analizar las aguas residuales de los aeropuertos y los aviones procedentes de China ofrece una alternativa. No obstante, antes de tomar la decisión de implantar el muestreo de aguas residuales en aeropuertos y aeronaves, es preciso estudiar detenidamente los aspectos técnicos y operativos prácticos. Cuando sea necesario, los aeropuertos y las compañías aéreas harán todo lo posible para facilitar dicho muestreo, en el entendimiento de que debe ser llevado a cabo por las autoridades sanitarias competentes, ya que el personal de los aeropuertos y las compañías aéreas no está cualificado para ello.
Aunque es lamentable que las recomendaciones acordadas este miércoles constituyan en gran medida una reacción instintiva, ahora es vital que los Estados miembros de la UE las apliquen de manera totalmente uniforme, de conformidad con los apéndices del Protocolo de seguridad sanitaria en la aviación de la UE que la AESA y el ECDC publicarán en los próximos días. Estos apéndices proporcionarán orientaciones detalladas sobre las pruebas a pasajeros y las pruebas de aguas residuales.
A4E, IATA y ACI EUROPE esperan seguir colaborando con la UE en la reevaluación de estas recomendaciones a mediados de enero de 2023. Instamos a los Estados miembros de la UE y a China a trabajar juntos y a reconsiderar lo antes posible sus requisitos para la realización sistemática de pruebas previas a la salida de los viajeros basadas en una evaluación de riesgos impulsada científicamente.
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