por Eliseo Sequeira, desde Montevideo, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Respecto a las "olas", España iría por la séptima, varios países de Europa como Alemania, Francia y Reino Unido por la sexta, EE.UU. por la quinta, algunos países de Sudamérica, como Argentina y Colombia, por la cuarta, y otros como Uruguay, por la segunda. Respecto a los países asiáticos, la situación es menos conocida, y por ello sorprende que a esta altura se decreten cuarentenas draconianas que confinan a millones de personas, como pasó recientemente en China. África sigue siendo el continente menos vacunado (20% con una dosis y 15% con vacuna completa), aunque por la falta de información no se conoce el impacto real del virus en enfermos y muertos.
Tomo el caso de Uruguay. Durante el mes de diciembre de 2021 comenzó un leve ascenso de los casos nuevos diarios, duplicándose en cinco semanas. Pero durante enero de 2022 hubo un aumento explosivo, multiplicándose los casos diarios por 40 en tan sólo 4 semanas...la variante Ómicron. Desde fines de enero y durante 7 semanas, los casos habían venido disminuyendo, pero esta última semana hubo un repunte del 10%. Desconozco el significado, no soy infectólogo, pero desde la racionalidad me preocupo, y mucho.
Todos los países occidentales, casi sin excepción, frente a la disminución de casos nuevos diarios están eliminando las restricciones sanitarias, inclusive las de necesidad de estar vacunados para determinadas acciones como los viajes. La pregunta es si darán marcha atrás en el levantamiento de las restricciones si vuelven a subir exponencialmente los casos como sucedió con la variante Ómicron.
Y aquí entra la "libertad responsable", patrimonio de los seres humanos pensantes y racionales. Más allá de la eliminación de los requisitos sanitarios obligatorios por parte de los gobiernos, estará de aquí en más cómo reaccionen los ciudadanos. Estaremos los que nos seguiremos cuidando con tapabocas y distanciamiento físico bajo determinadas circunstancias. Aprovechando la vacunación cuando esté disponible. Y manteniendo la limpieza habitual, que no sólo nos protege del Covid.
Lo lamentable de la pandemia informativa que hubo junto a la sanitaria, es cuánto del comportamiento fue afectado por los "líderes" o "formadores de opinión", más allá de los intereses en los que se basaron, normalmente poco cercanos al bien común.
Ponemos como ejemplo una encuesta que se hizo en EE.UU., la "cuna de la democracia" para algunos (yo sigo creyendo que fue Francia), donde se preguntó el comportamiento post-Ómicron en función de su opción política. Las opciones de comportamiento eran: 1) hacer cambios en mi actividad normal, priorizando seguridad (sanitaria) y salud pública; 2) continuar con mi actividad normal tanto como sea posible. La encuesta fue publicada por el New York Times, y presentamos los resultados tal cual lo hizo este medio. Los comentarios sobran, no sabemos si se hizo algún sondeo parecido en otros países. Algún sondeo anterior publicado por el mismo medio, y cuya similitud se reitera en todo el mundo, es que entre los no vacunados la probabilidad de muerte por este virus es 40 a 60 veces mayor que entre los vacunados. Y también en EE.UU. la decisión de vacunarse o no pasó por la orientación política.
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