El turismo de la “desmesura” o del “desorden”
Martes, 26 Agosto 2014 23:32

“Llegó la hora de pelear por el mundo del orden” Thomas Friedman . Si bien ese título se refería a una cuestión política analizada por el destacado columnista del “New York times” en el que plantea el conflicto actual entre el mundo del orden y el mundo del desorden, lo cierto es que dentro de lo que llamaríamos el mundo del orden, se da esta cuestión paradójica de la “desmesura cultural”, que en cierto modo alimenta  a lo que se llama “el mundo del desorden”, un verdadero oximoron.
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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Y esta “desmesura” está llegando al mundo del turismo como lo viene exponiendo desde hace tiempo el portal “Hosteltur” cuando se refiere al “turismo de borrachera” que parece asolar parte de la Costa Brava y que  pone en riesgo el prestigio o calidad en materia de turismo a la marca “España”.

Esta cuestión se vincula a temas que se debaten en la llamada “economía de colaboración” que es aquella que si bien tiene un afán de lucro, predomina el interés  de ofrecer servicios de índole familiar, sea mediante alojamientos compartidos con familias, una suerte del ¨bed and breakfast” o los alquileres directos hechos a través de las redes sociales, algo que es muy común en nuestra costa atlántica desde hace varios años.

En fin, de lo que se trata es de ofrecer servicios modestos a menores precios, lo que no va necesariamente en una disminución de la calidad. Los servicios mínimos pueden ser de buena o mala calidad, no necesariamente la calidad va asociada a las cuatro o cinco estrellas ya que también la mala calidad se da en los llamados “servicios de lujo”.

Lo cierto que en España el turismo de extranjeros en el lapso enero/julio ha constituido un record de ingresos, pero al mismo tiempo se advierte que no creció en la misma proporción la ocupación hotelera.

Dice “Hosteltur” que Las noches de hotel contratadas por los extranjeros se redujeron en julio un 1,8% según el INE. (Descenso compensado en parte por un incremento del 2,9 % en las de los españoles), que contrasta con la cifra récord de 8,3 millones de llegadas, un 5,9 % más.

En síntesis en ese mes (julio 2014) el alojamiento no hotelero creció un 14% comparando con julio de 2013 y de ese modo se alojaron un total 3.545.910 personas.

Es precisamente en este tipo de alojamientos donde se desarrollaría el “turismo de borrachera” o “turismo low cost de borrachera”,  que es el que por sus escándalos o desmesuras genera las protestas de la gente llegando que en algunos casos se refieren al desorden, suciedad y orines que siembran en la vida pública y en otros casos por ultrajes al pudor por muestras publicas de prácticas sexuales o de nudismo.

En general serian los jóvenes los que recurren a estas formas de la “economía de colaboración” y hacen del turismo una suerte de territorio liberado de la mesura y del respeto a las buenas costumbres al tiempo que redireccionan sus gastos, reduciendo el gasto hotelero en beneficio del consumo de bebidas y de actividades de diversión sin límites de horarios.

En estos casos no se pude responsabilizar a estas nuevas formas que vienen asumiendo la economía ante esta suerte de crisis cuya causa es en definitiva la imposibilidad de gastar más de lo que se produce.

La gente ve reducidos el valor real de sus salarios y al mismo tiempo se las va ingeniando para poder mantener algunos hábitos de consumo gastando menos, como ocurre con esta actual tendencia de recurrir a las segundas o terceras marcas y en el turismo, este nivel de “segundas marcas” están siendo abastecidos por esta “economía de colaboración” que en España llaman “economía sumergida”.

Parecería que el turismo es la actividad  que se va adaptando a esta nueva realidad de mayor escasez de recursos, y así quienes ofrecen compartir su alojamiento  familiar o viviendas en alquiler directo refuerzan sus ingresos,  a la vez abaratan el costo del turismo.

Las desmesuras que tanto preocupan en España tienen que ver con una cuestión cultural que es este relativismo en el que cada día menos respetamos a nuestros valores en nombre de una supuesta “liquidez cultural”  en la que pretende convertirse esta nueva modernidad en la que todo tiene justificación y la desmesura seria una expresión de libertad…

Portal de América

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