por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Soy de los que creen que el P2P vino para quedarse, ya que su desarrollo es una consecuencia del avance tecnológico que posibilita la generación de nuevas formas, en este caso de comercialización de productos turísticos.

Estas nuevas formas desde ya abaratan los precios de los servicios turísticos, que aún cuentan con tarifas aéreas de valor irrisorio lo que explica los bajos rendimientos del capital invertido y baja rentabilidad de la actividad.

Con el P2P se abarata sensiblemente el precio del alojamiento y de las meriendas y comidas, ya que en cualquier lugar del mundo cuesta mucho menos comer en casa que afuera, especialmente cuando se viaja en familia o en grupo de amigos. Los grupos de amigos son comunes en esta época en la que dicen que aumentan los porcentajes de solas y solos por diversas razones, siendo una de ellas y por cierto grave, las facilidades legales para contraer y deshacer vínculos matrimoniales o bien la resistencia para formalizar esas relaciones y de ese modo eludir  las obligaciones que imponen los vínculos familiares formales.

La hotelería deberá cambiar porque habrá menos gente dispuesta a pagar por servicios considerados lisa y llanamente lujos que no forman parte de su modo de vida habitual.

La gente va advirtiendo que es necesario controlar los gastos, especialmente cuando lo superfluo penaliza días de estadía y la oferta de servicios no solo se masifica, sino que ofrecen precios ventajosos.

Los servicios turísticos del tipo “City Sightseeing's Hop On Hop Off”, que son de muy bajo costo y están diseñados de modo que el turista tiene puntos de ascenso y descenso en los sitios de mayor atractivo, también facilita el ahorro de dinero y de tiempo.

En la ciudad de Buenos Aires, estos servicios ya se han impuesto y han generado lugares turísticos dentro de la ciudad o en sus aledaños, como visitas a los estadios de Boca Junior o River Plate que también incluyen visitas guiadas.

Decía Orlando Ferreres que   “La pobreza está disminuyendo significativamente en el mundo como consecuencia del derrame del crecimiento económico sobre la situación social de los más desposeídos”. Pero ello no solo se debe al derrame económico en el sentido de crecimiento del empleo y mejoras de las remuneraciones, sino también en estas nuevas formas como la llamada "economía colaborativa”, que a la gente le abre posibilidades a las que de otro modo no tendría acceso.

Si bien soy enemigo de generalizar a través de casos particulares, días pasados una familia amiga me decía que habían recorrido Europa, por primera vez y por más de 20 días, porque habían podido viajar  desde Buenos aires a Madrid con una tarifa de u$s 950,00 pagada en pesos y en cuotas, porque  se habían alojado en departamentos con lo que ahorraban en hoteles y comidas, y porque habían recorrido varias ciudades en los “Hop on Hop Off”.

En los casos de Argentina, hay cuestiones cambiarias irracionales que facilitan el turismo emisivo, en un medio que carece de dólares, pero lo cierto que esa circunstancia que obviamente abarata los viajes al exterior, se completa con todas esas posibilidades del P2P.

En Hosteltur del pasado día 29 se publica una nota titulada “Economía compartida: los peces chicos se comen al grande”.
Asi comienza el artículo sobre el tema,  “Las grandes empresas que han dominado la industria turística en los últimos años presencian ahora con cierta impotencia el ímpetu de un fenómeno que ha alterado las reglas de juego, amenazando su posición y cuota de mercado. La economía colaborativa o compartida, también conocida como P2P, “Peer to Peer”, de igual a igual, hace que los peces pequeños sean en realidad miles de pirañas que se lanzan al asalto del grande”.

Es cierto que aún ese sector tendría los beneficios de la informalidad, pero también es cierto que marcarán una tendencia que impactará en la industria hotelera. Estimo que la mano se inclinará por hoteles sencillos, lo que no quiere decir que sean de baja calidad, y que solo ofrecerán servicios mínimos y básicos, muchos de ellos automatizados. Hoy por medio de maquinas se pueden ofrecer servicios de bar durante 24 horas y otros servicios que podrían interesar a parte de la demanda están al alcance de la mano en cualquier ciudad.

Como vemos la inversión hotelera, por ejemplo, debe cambiar. Los 5 estrellas quedarán reducidos a los sectores snob de la sociedad o a aquellos usuarios cuyas estadías la pagan terceros, hasta que las empresas adviertan  que también tendrán que reducir el pago de viáticos, como por otra parte ya está ocurriendo.

Días pasados, otro caso particular,  un amigo que ingreso a una multinacional en un puesto importante que lo obligaba a viajar por varios países de América regularmente, me mostró su contrato y leía que en viajes menores a ocho horas lo haría en clase económica, los alojamientos serian en hoteles de 3 o 4 estrellas según las ciudades, los traslados de los aeropuertos serian en medios públicos y los gastos por meriendas y comidas se limitaban a un monto máximo, según las ciudades.

Como vemos el low cost toma diferentes formas y aunque parezca mentira es una forma del derrame económico que favorece a la gente.

Diría a modo de conclusión, con la economía colaborativa ganamos todos y obviamente habrá perdedores, serán los que no se den cuenta que los lujos solo quedarán reservados a unos pocos y que la mayoría, somos como decía Landrú, “Gente como uno”.

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