por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

El próximo 25 de octubre  los ciudadanos argentinos votarán para elegir un nuevo Presidente de la Nación y para renovar parcialmente la cámara de diputados y el Senado nacional, amén que se elegirán también autoridades en la Provincia de Buenos Aires, distrito electoral que puede ser decisivo para definir el resultado de la elección.

Las encuestas aún no permiten tener certezas sobre los resultados de unas y otras, pero me permito adelantar una conclusión, si

Aníbal Fernández, candidato del oficialismo kirchnerista para la Provincia “inviable” como la llama Jorge Asis, lograra ganar la elección, recuerdo que se estima que con un 33 a 35% de los votos se define el ganador, es muy probable que Daniel Scioli resulte ser el candidato a presidente de la nación más votado, lo que no quiere decir que se asegure  el éxito en una segunda vuelta, pero casi casi….

A partir de una nota del periodista Maximiliano Montenegro y de algunas filtraciones imposible de evitar, parecería que el actual subsidio que recibe el turismo emisivo se terminará muy pronto, quizás el mismo 25 de octubre si Daniel Scioli resultara ganador en primera vuelta.

Ello ocurrirá como consecuencia de la posible implementación de un recargo liso y llano a la compra de dólares para turismo y de la reducción de subsidios a sectores de la clase media que significarán fuertes aumentos en los precios o tarifas del suministro de gas, energía eléctrica y transporte.

Una idea que sustentará esa política sería que se modificarán las escalas del impuesto a las ganancias y se gravaría con ese impuesto los salarios que superen los $ 20.000,00 pesos, u$s 2000,00 al cambio oficial o 1300 al “blue” de hoy. Resta saber si esa política beneficiará o castigará al trabajador, ya que es muy probable que incidan en mayor medida sobre su salario el mayor costo de los servicios públicos que la incidencia actual del impuesto a las ganancias.

Al margen de esa disquisición, ese también será un disuasorio indirecto para viajar al exterior.

Lo que cabe presumir que esto ocurrirá cualquiera resulte el ganador de la elección, ya que se impondrá una realidad que nos dice que la Argentina carece de divisas.

El recordado Tomas Bulat solía decir que cada periodo de algunos años en los que era más barato viajar al exterior que al interior del país, luego venían fatalmente uno o dos años de Villa Gesell, por referencia al popular balneario de la Costa Argentina.

Esta realidad hará a su vez más difícil la administracion de Aerolíneas Argentinas y Austral, que hoy día necesitan un aporte diario de u$s 1,5 millones por día, sin tener en cuenta lo vendido y no volado que habrá que bancar durante el próximo año.

Como decía Aristóteles inmortalizando una frase del General Perón, “La única verdad es la realidad”, y así llega el momento en el que el relato es triturado por la realidad o la verdad.

Es decir, al margen de conjeturas, la lógica nos dice que el turismo emisivo disminuirá sustancialmente, lo que no quiere decir que el turismo de cabotaje crezca.

La esperanza está puesta en el incremento del receptivo y varias ideas andan dando vuelta en la cabeza de los especialistas de cada equipo de los presidenciables, se dice que incluso se habla de conceder algunos reintegros para los que vendan sus dólares en el mercado oficial sin perjuicio de beneficios impositivos automáticos para todo gasto relacionado con el turismo receptivo. 

Aún no hemos podido corroborar algunas de esas ideas, pero el objetivo sería llegar a un ingreso mínimo de u$s 10 mil millones por ese concepto para el 2016.

Ello será un desafío para Aerolíneas Argentinas y su nueva administración, ya que los aviones se deberán llenar en sus actuales destinos del exterior o los que se mantengan, porque hay algún rumor que estaría en estudio la posibilidad de reducir los mismos a uno o dos solamente, intensificando las frecuencias y dando la competencia en la clase económica fundamentalmente, obviamente con mejoras con relación a las otras.

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