Otro dolor de cabeza para Latam y Avianca, que dicen fuentes confiables que estaría en venta.

Colombia está situada geográficamente en una posición ideal para el desarrollo del low cost en esta parte del mundo, por algo la gente de RyanAir puso el ojo y el dinero. Bogotá y las principales ciudades colombianas están a tres o cuatro horas de vuelo, quizás el límite para este tipo de negocio aeronáutico, de ciudades demandantes de tráfico de pasajeros.

Lo cierto que además de la crisis del mercado aéreo brasilero, ahora Latam y Avianca deberán competir con Ryanair. Claro, los primeros sacan pecho ya que Qatar tendrá un 25% de su capital y Germán Efromovich a su vez estaría buscando socios y algunos dicen compradores.

Comentando con amigos del ambiente, me decían que la competencia entre Latam y VivaColombia podría ser apasionante, porque competirán la habilidad financiera de los irlandeses, contra el poder del capital de los árabes.

Lo cierto que en lo inmediato se favorecerán  los usuarios. Sseguramente también los agentes de viajes sentirán el impacto, ya que podemos pensar que más del 80% se comercializará de modo directo, y de hecho  también se venderán productos turísticos y afines como lo viene haciendo la propia Ryanair.

Entre tanto, hay que seguir de cerca la evolución de Sky en Chile, y no sería aventurado pensar en algún tipo de alianza comercial con VivaColombia. Mirando más lejos, quizás estemos ante la inminencia para que Ryanair inicie el low cost del largo recorrido.

En Argentina seguimos detenidos en el tiempo, como parece estarlo también Uruguay, más aún luego de la experiencia frustrante de Alas Uruguay.

Personalmente pienso que en las actuales circunstancias no es viable una empresa uruguaya de transporte aéreo. Creo que la alternativa era una empresa binacional argentino uruguaya, ya que no se puede pensar ni Uruguay ni los uruguayos en su país como un destino único y final, ni generador de tráfico.

El turismo del Uruguay se debe ofrecer como un destino integrado con los países de la región, y a los fines turísticos países como Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Chile deberían constituir un solo distrito con trámites migratorios y aduaneros solo al ingresar y egresar de ese eventual territorio único.

Pensemos que en los próximos años probablemente la jornada laboral no exceda las 30 horas semanales, y el tiempo libre aumentará. Probablemente haya que pensar en algún tipo de asignación universal, como la propuesta recientemente fracasada en Suiza, y en un turismo muy diferente del que conocemos con una creciente y desafiante presencia del turismo colaborativo, que podría ser una de las nuevas ocupaciones que se generen y multipliquen en el futuro.

Debemos dejar de pensar como ayer, el futuro como escuché el otro día, es un blanco móvil y debemos aprender a buscar objetivos dinámicos.

La tarea será difícil, habrá ganadores y perdedores, pero si nosotros los argentinos y uruguayos seguimos pensando como ayer, ya sabemos en  qué bando estaremos…

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