¿Pueden las pérdidas generar ganancias?
Domingo, 17 Mayo 2020 16:01

¿Pueden las pérdidas generar ganancias?

Confieso que en una época –no muy lejana-pensaba que había pérdidas que generaban ganancias en otros segmentos de la economía, de donde esas pérdidas en verdad no eran tales, tenían el valor de una inversión. Pese a que profesaba esa idea, algo me decía, el principio de contradicción, que una pérdida no podía ser al mismo tiempo ganancia.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (en una cincuentena que cada día tapa menos el desastre económico que están causando los gobiernos)

Viene a cuento porque el Presidente de Aerolíneas Argentinas en una carta que remitió al personal de la empresa, decía entre otras cosas, que para mí son disparatadas: “…El estado invierte en su aerolínea de bandera porque ésta genera beneficios económicos y sociales que multiplica la inversión realizada…”. Luego añadía: “…La aerolínea de bandera es una herramienta fundamental de desarrollo económico, social y cultural del país.” (sic, sic, sic)

La doctrina que perdiendo se gana es voluntarista, pero además forma parte de la sofística, que no es más que una enfermedad del intelecto y del alma.

Aerolíneas Argentinas y Austral necesitaron desde 2008 más de u$s 6500 millones para subsistir en concepto de subsidios, aportes de capital  o cobertura de sus pérdidas. Sin embargo, en esos mismos años, la balanza turística también daba resultados negativos, era más el dinero que se iba en concepto de “importación de servicios turísticos”, es decir el turismo emisivo, que lo que ingresaba en concepto de “exportación de turismo”, es decir el receptivo.

Más aún, la mayoría de las ventas de Aerolíneas Argentinas para los destinos internacionales son ventas locales. Es decir, si Aerolíneas Argentinas tiene una participación del 25% en el transporte internacional, diría que el 85% de ese rubro son ventas locales. Las ventas en el  exterior son mínimas.

En mi paso por la empresa una de mis objetivos fue el de impulsar la ventas en los destinos internacionales, pero sólo se tenía un buen resultado con el llamado “tráfico étnico”, que son los argentinos residentes en el exterior. También en ese rubro teníamos hermanos uruguayos que usaban a la empresa como medio de mejor conectividad. El tráfico étnico es esencialmente estacional y en general se concentra para los meses de noviembre a enero.

Reconozco que ese objetivo no se logró en los diez meses de mi gestión, por la sencilla razón que la Argentina no era un destino turístico demandado.

Hay otros factores que condicionan el logro de objetivos propuestos, como la errática política cambiaria y los sucesivos controles de cambio que le fijan al dólar un precio no competitivo para el turismo receptivo y muy favorable para alentar el emisivo. Es conocido el famosos “deme dos”.

El turismo local no genera divisas por su propia naturaleza, pero  su costo en un 70% está determinado en el transporte aéreo, por el tipo de cambio, pero el ingreso de nuestros pasajeros en general, hoy diría hasta el decil nueve y medio, no tiene capacidad para pagar un billete de vuelo local o cabotaje. Nuestro mercado realmente sustentable es  mínimo, con un alto nivel de recurrencia.

De donde ya sumamos un factor externo que limita los ingresos de una empresa de transporte aéreo en la Argentina y por tanto el ingreso de ventas en el exterior, es diría casi decisivo para su sustento económico financiero, es decir para no generar pérdidas y para posibiltar su viabilidad.

Como vemos, los aportes del estado en Aerolíneas Argentinas jamás se pueden llamar “inversiones”, sino que van al rubro de los que se llama “costos hundidos”, es decir irrecuperables.

En verdad a las pérdidas propias de la empresa, u$s 6.500 millones en poco más de diez años, le tendríamos que sumar el resultado negativo del balance turístico internacional, y veríamos que paradojalmente Aerolíneas Argentinas facilitó la salida de divisas. Por otra parte es sabido que es en el transporte internacional donde se le generan las mayores pérdidas.

Podría ser opinable la decisión política de mantener al grupo Aerolíneas Argentinas en funcionamiento. Pero esa decisión tendría que sustentarse en motivos serios y resistentes al escrutinio racional.

No sé si es cierto que Churchill haya dicho que hay que saber aprovechar las crisis, pero es una sentencia de sentido común. Argentina, como el mundo, pero por motivos más propios que externos, en una, no sé si llamarla crisis, sino más bien “situación de colapso”, en la que los escasos recursos disponibles deberán ser administrados con máxima prudencia y productividad.

Ello obligaría a establecer un sistema de prioridades y ver en qué lugar se coloca a Aerolíneas Argentinas. Obvio, cada pieza de ese sistema de prioridades deberá tener un presupuesto máximo, y en su base diseñar un programa de trabajo con objetivos muy precisos en el tiempo.

Para ello tenemos que dejarnos de macanear y fijarle a la empresa  “objetivos culturales”, como si fuera un salón de exposición o un teatro o una escuela…

Tampoco debe tener un objetivo social, sino más bien ser esencialmente participativa con su personal en su gerenciamiento y en todo caso ser ejemplo como modelo empresario.

Por último, su objetivo económico debe ser el de ser autosustentable económica y financieramente.

En la carta a la que hacemos mención, hay por supuesto objetivos deseables, como cuando dice que se debe operar con la eficiencia general de la industria y adoptar sus mejores prácticas. Pero no se establecen ni siquiera de modo muy general, los medios para tal fin.

La carta tiene aspectos perversos cuando parecería que la empresa solo perdió en los años del gobierno precedente, sin tener en cuenta que con el gobierno anterior al de Macri, del mismo signo que el actual, el estado generosamente cubría sus pérdidas.

De todos modos, con el marcó económico actual –local e internacional- es poco probable que alguien piense invertir en el transporte aéreo argentino. Más aún, es posible que algunos protagonistas llegados con el gobierno anterior opten por quedarse en tierra.

Argentina no tiene un sistema de transporte o de conectividad local moderno y ágil, los servicios ferroviarios de media y larga distancia son virtualmente inexistentes, el estado de las rutas en general dista de garantizar seguridad y eficiencia, de donde el transporte aéreo en este momento es insustituible, pero también es cierto ue los recursos del estado son extremadamente escasos.

El desafío es el de bajar los costos al máximo posible, la política salarial debe adaptarse al mayor nivel de pobreza que estamos todos los argentinos, y los sistema laborales deberán diseñarse desde esta nueva realidad.

Es posible que muchas empresas dejen de venir al país, por lo que Aerolíneas Argentinas y las autoridades responsabas del turismo tienen una oportunidad, para que de una vez por todas la empresa sea vehículo para traer turistas y no sacarlos del país.

Pero terminemos con el cuento que las pérdidas generan ganancias o son una inversión…

Portal de América

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