Perspectivas para el turismo en Argentina
Sábado, 08 Agosto 2020 12:23

Perspectivas para el turismo en Argentina

Un estudio de la Bolsa de Comercio de Córdoba refleja que las flexibilizaciones generan una mejora del consumo, pero no hay un rebote significativo. Por ejemplo, una comparación interanual del consumo minorista a nivel nacional marca que en febrero la caída era de 1,5%; en marzo, 48,7%; en mayo, 57,6%; en junio, 50,8% y en julio del 14,8%. Por más que hay un alza, nunca se logra superar los valores de los mismos meses en 2019. Para Córdoba -donde la cuarentena fue liberada hace unos 50 días- esos números negativos son: 4,2%; 41,6%; 49,7%, 54,1% y 23,5%.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (cuando la centenaria cuarentena se vuelve neurosis)

Las neurosis, resumiendo al extremo, se expresan como una saga de desequilibrios emocionales y nerviosos que condicionan nuestra capacidad de razonar y de sentir, y eso es lo que está pasando con lo que llamaría “gerenciamiento de las cuarentenas, o mejor dicho del covid 19”.

Muchos habitantes del país, piensan y perciben que el presidente y algunos funcionarios de los diferentes gobiernos se enamoraron de la “cuarentena”, ya que les dio una imagen egocéntrica y por cierto neurótica de la propia personalidad.

Fritz Künkel en el libro que escribió con Roy Dickerson “La formación del carácter”, describieron cuatro tipos de neurosis o de egocentrismo patológico, y dos de ellos vendrían al caso.

Uno es el tipo “NERÓN”, un patrón de ego que se manifiesta en el afán y capacidad de dominio por el dominio mismo y sin atender al bienestar de los dominados, que en el Presidente y algunos otros funcionarios se expresan  mediante los famosos DECRETOS DE NECESIDAD Y URGENCIA que se sancionan al margen del procedimiento constitucional, lo que pone en evidencia la realidad de este patrón psicológico.

El otro tipo es el que los autores llaman “ASTRO”, que configura una personalidad vanidosa, engreída y voluble, al que todo lo afecta, le enoja, lo turba y enloquece, hasta la más insignificante bagatela. El presidente, bajo el ropaje del “profesor” esconde estas características de su personalidad, que ya mostró con el tratamiento despectivo a parte del periodismo o a quienes considera opositores de riesgo electoral. Otro hecho sobre su volubilidad fue la marcha atrás con la expropiación e intervención de VICENTIN S.A., con el argumento que creyó que esa decisión seria festejada por “el pueblo” que justamente reaccionó en contra.

Lo cierto es que esta configuración psicológica está minando las pocas reservas que le quedan a nuestra sociedad, que a su vez se pretenden disimular en nombre de las supuestas “vidas salvadas”, hecho incomprobable y que sólo sirve como bandera populista, una suerte de arquetipo al que mucha gente le da fe, como si se tratara de un hecho religioso.

El copete de esta nota es una demostración del estado en que está la Argentina, y que guste o no el motor está en la zona del AMBA, a cuyo ritmo se mueve el sistema económico, lo que tiene su lógica, ya que en ese ámbito mora casi el 40% de la población total.

La parálisis de esta zona potencia el estancamiento económico del todo el país.

El INDEC en su encuesta de evolución de la distribución del ingreso, para el primer trimestre de este año, con sólo 11 días de cuarentena, dice: “Del total de la población de los 31 aglomerados, 28.537.265 personas, según escala de ingreso individual, se registra que 17.401.169 (un 61,0% del total) percibe algún ingreso, siendo el promedio igual a $32.378 (cuadro 3). El ingreso promedio del estrato bajo (deciles del 1 al 4) equivale $11.650, el del estrato medio (deciles del 5 al 8) a $30.754 y el del estrato alto (deciles 9 y 10) a $77.083.”

Es obvio que los números del segundo semestre, 90 días de cuarentena, empeorarán y de algún modo ya nos avisan que no ya un eventual crecimiento, sino un simple rebote, no tendrán fuerza para iniciar un camino de recuperación, como surge del resumen que conforma nuestro copete.

Es obvio que el gobierno no podrá inyectar moneda en nuestros bolsillos, porque lo que emite son meros “papeles impresos”, sin valor real, como lo demuestra las diferentes formas en que se manifiesta el precio del dólar estadounidense o el euro.

Esto nos muestra que el turismo emisivo o de importación se reducirá a un núcleo muy selecto de ingresos que conforman el décimo decil. Desde luego el impacto más grosero se notará en el turismo regional y en los países limítrofes, que en términos relativos nos resultarán más caros que los regionales no limítrofes o de largo recorrido.

Si bien tiene sólo el valor de anécdota, un agente me comentaba que Miami estaba mucho más demandado que Punta del Este para esos pocos días de diciembre y enero, donde unos pocos tendrán resto para celebrar la navidad y el nuevo año.

Para una gran mayoría sólo nos quedará la esperanza de la llegada de tiempos mejores, pero estas expectativas están fuera del mercado.

Algunos funcionarios de la provincia de Buenos Aires, su ministro de Salud, ya comenzaron a desalentar a la gente del AMBA y de la provincia para que viaje a la costa Atlántica, con lo cual ya le está asestando un golpe  a esas economías, que dependen en gran parte del gasto de sus visitantes. Por otra parte, es una “invitación” a la población de todo el país para que no viaje.

En vez de alentar a la población para retomar hábitos razonables de vida, en medio de esta “epidemia” que ha servido, sin lugar a duda alguna, para ensayar métodos de control y dominio de la gente por parte del populismo político, se opta por condicionarla a la quietud.

La preocupación es la de mantener a la gente quieta, con lo cual se disimula  el nivel de pobreza que ya muestran algunas estadísticas y pronósticos sensatos.

Quizás la tarea de quienes nos preocupamos por los temas diarios, incluido el turismo y el transporte aéreo, es hacerle saber a la gente que para vivir mejor, no debe encerrarse, sino asumir un mínimo de cuidados cuyo costo también es mínimo, y que los riesgos que genera el hecho de vivir pueden ser prevenidos, pero  nunca eliminados.

En otras palabras, tenemos que comportamos de modo responsable para vivir mejor.

Lo que el gobierno está logrando hasta ahora, es que en mérito al Covid, la gente descuide sus problemas reales de salud, lo que vaya uno a saber cuántas muertes o enfermedades se podrían haber realmente evitado y prevenido.

La cuestión es que un segmento importante de la pobreza carece de accesos a los servicios mínimos, y lo que se trata es de esconderlo bajo el telón de las prohibiciones o de la “cuarentena”.

Las patologías neuróticas se acomodan a los intereses miserables de una dirigencia que confunde sus objetivos personales y egoístas con los de la gente.

Cuando menos hagamos, menos se notará que tenemos más de un 50% de pobreza.

No sé cuándo se levantarán las prohibiciones para ejercer derechos naturales de la persona, pero el turismo y el transporte aéreo en la Argentina, por ahora estarán reservados para un segmento mínimo de la población.

Portal de América

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