La propensión al turismo, parte II
Martes, 18 Agosto 2020 19:58

La propensión al turismo, parte II

“Todas las medidas que están adoptando los distintos gobiernos, incluso dentro de la propia UE, penalizan y mucho al sector del ocio y del turismo. Así, el pedir un test que demuestre que no eres portador del virus o exigir que los viajeros que lleguen desde algunos países, entre los que siempre se encuentra España, limitan los viajes turísticos, y por tanto penalizan mucho al sector, sobre todo en países en el que como Argentina el sector depende mucho de la llegada de turistas extranjeros. Es por ello que el sector entendemos que va a seguir muy penalizado hasta que se contenga esta potencial segunda ola de Covid-19”, explica Juan José Fernández Figares, director de análisis de Link Securities. Cinco días. 17/8/20.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (La impunidad de Cristina es la preocupación del gobierno, que se puede convertir en una epidemia y otra cuarentena a los derechos y garantías constitucionales)

El portal español El Economista en su edición electrónica del pasado 17 decía, con relación al transporte aéreo, “…Ante esta situación, S&P ha revisado a la baja sus previsiones de tráfico mundial de pasajeros y ahora espera que caiga entre un 60% y un 70% en 2020. El dato es peor que la caída del 50%-55% que pronosticamos a finales de mayo, y ahora también prevemos una recuperación más gradual hasta 2024", señala la analista de S&P Global Ratings, Rachael Gerrish. IATA ya retrasó la recuperación del sector a 2024, en el caso de medio radio. En el largo radio ya se habla de 2025.

En líneas generales todos los pronósticos estiman que dentro de cuatro o cinco años podríamos estar en los mismos niveles de pasajeros y del turismo del año 2019. Los más optimistas apunta a 2024.

Si esto fuera asi, tendríamos que ver como se financiará este lapso “de recuperación”. Sin embargo, si se concretan los cierres estimados de establecimientos que son el soporte del turismo, hoteles, restaurantes, bares, y otros servicios, parecería que la recuperación se ralentizaría. Dicho de otro modo, habría escasez de oferta, por cantidad y por precio.

Pienso que la pregunta esencial se refiere a cómo será la vida “post peste”, que es la materia prima de un artículo que publicó Guillermo Oliveto en el diario La Nación.

Fernando Savater no cree que “…vayamos a salir más fuertes ni más buenos. No. Vamos a salir más pobres, porque esto será un golpe muy grande para todos los países y causará problemas económicos y laborales enormes. Vamos a seguir siendo lo mismo, pero un poco peor".

Otros pensadores referidos en esa nota piensan que “todo seguirá igual”.

Para Oliveto, en la “post peste” “…Volverán a preocuparnos las cosas de siempre. Especialmente la economía, que traerá en sus consecuencias sobre el empleo y el poder adquisitivo la memoria de la distopía hecha realidad. Regresarán las insatisfacciones y la confrontación de intereses propias de una especie movilizada por el deseo. Conflictividad que se verá potenciada por todo lo que "se rompió" en el tortuoso tránsito por la oscuridad que todavía estamos atravesando.”

Personalmente suscribo esta opinión, pero hago una diferencia, nos volverán a preocupar las cosas de todos los días, pero desde otra ubicación social, porque como dice Savater, es obvio que todos saldremos más pobres.

La propensión a viajar, diría es algo que forma parte de nuestra naturaleza, es un modo de satisfacer nuestro deseo de bienestar, pero asimismo será más difícil responder a esa satisfacción precisamente porque nuestra capacidad económica está afectada y el futuro nos preocupará de otro modo.

Los sistemas previsionales entraron en una crisis que nos hace suponer que ya son de hecho inviables. En Argentina, ni te cuento…

Seguramente existirá algún sistema similar, pero cada uno de nosotros deberemos pensar que ese sistema será insuficiente y deberemos  completarlo con ahorros propios.

Diría que el futuro le dará otra dimensión al deseo del “bienestar”, habrá que tenerlo muy en cuenta.

Esta “nueva” preocupación incidirá en nuestra propensión a viajar, buscando destinos que nos demanden un menor gasto.

Pienso que la oferta se reducirá de hecho, tanto de transporte aéreo como de otros servicios como la hotelería, comidas, transporte de cercanías, atracciones, etc. Obvio, también bajará la demanda. Tengamos en cuenta que por ejemplo, las líneas aéreas están reduciendo su oferta programada para los próximos meses, casos de RyanAir y Easy Jet. Habían sido muy optimistas.

En estos tiempos que los estados deberán “ahorrar” para pagar las ayudas reintegrables que a su vez estarán conformados por una mayor “propensión al ahorro” por parte de la gente, pienso que los gobiernos incidirán para facilitar el turismo local y desalentar el internacional, sea regional o de larga distancia.

La importación del turismo, o el turismo emisivo, tiene un costo  en divisas que en épocas de escasez, como las que se viene, será tenido muy en cuenta. El hecho que parte de la Unión Europea tenga el euro como moneda,   incide en el resultado positivo o negativo de la balanza comercial. El déficit, debe ser financiado.

Esto nos plantea que a partir de ahora el negocio del turismo ya no será tanto una cuestión de “low cost marketinero”, sino más bien de capacidad económica de la gente.

En Argentina arrancaremos esta “nueva época post peste” con un 50% de pobreza, más desempleo, una clase media endeudada y aplanada hacia abajo, lo que nos hace prever una baja sustancial del turismo emisivo, que volverá a ser casi exclusivo del decil 10 de ingresos, quizás algún segmento del nueve y nada más.

Ahora bien esta limitación también impactará negativamente en los movimientos turísticos locales, ya que en relación los precios se encarecerán, por dos vías, por imprescindibles incrementos nominales y por la baja del salario real.

No veo muchas posibilidades al turismo receptivo ya que la gente buscará otras calidades, como la “seguridad” que en la Argentina deja mucho que desear, y además tenemos hechos muy amplificados, de los que fueron víctimas turistas extranjeros.

El turismo de negocios también bajará, ya que las empresas advirtieron que con los nuevos sistemas tecnológicos de comunicación, la mayoría de los viajes son absolutamente prescindibles.

Algunos dirigentes de empresas me contaron que comenzarán gestiones con las líneas aéreas, para que los puntos de los programas de fidelidad se computen en su beneficio y no de los pasajeros o funcionarios.

Esto afectará también la cantidad de viajes, ya que como sabemos muchos funcionarios de empresas usan el caudal de puntos obtenidos en sus viajes corporativos para vacacionar o viajar en su exclusivo beneficio.

He recibido ya alguna consultas en el sentido si esa política de capitalizar los puntos a favor de las empresas podría afectar algún  supuesto derecho adquirido para los empleados y funcionarios.

Pienso que deberemos asumir que incluídos los “ricos” todos seremos más pobres, y que no sólo el turismo deberá “recalcular”.

Para poner punto final, no se trata de pensar si esto es bueno o malo, si era mejor o peor, como pensamos los liberales, las cosas serán diferentes y lo que pierda el turismo u otros negocios, se recuperará por otro lado.

De lo que estoy seguro es que seremos mucho menos dispendiosos.

Portal de América

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