por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @007Rizzi
El texto de la comunicación del Banco Central es claro y se da en un contexto de escasez de divisas y de extrema sensibilidad política y económica.
Ya en este mismo PDA más de una vez alertamos que la propia Aerolíneas Argentinas tiene servicios a destinos turísticos netamente receptivos, como Cancún, Miami y Punta Cana, y que paradójicamente el gobierno la subsidia generosamente para que la gente pueda viajar al exterior.
Alguna vez hemos propuesto recargos para el gasto turístico en el exterior, una medida odiosa pero que en cierto contexto, como el nuestro dónde el “deme dos” estuvo y está tan arraigado, a veces es necesario este tipo de garrote para que regrese el sentido común.
Si “la empresa de bandera” no explotara esas rutas, habría menos oferta y los billetes aéreos serían más caros, lo que obraría como barrera natural al turismo emisivo o importación de turismo.
Es obvio que la comunicación del Banco Central tiene un claro objetivo de obstaculizar la venta de dólares para turismo emisivo, al prohibir la financiación de las respectivas ventas de servicios turísticos para prestarse en el exterior.
El problema está en que esa prohibición, cualquiera sea el tiempo de su duración, no responde a una política cambiaria, económica y mucho menos turística, es otro de los tantos mamarrachos a los que nos tiene acostumbrado este gobierno, que sólo obra en base a pulsiones.
La “pulsión” en palabras simples es una energía o una fuerza que pretende darle cauce a las tensiones que se generan en el ser humano, por su imposibilidad de satisfacer un deseo, como podrían ser las pulsiones eróticas, pero la autosatisfacción está lejos de satisfacer el deseo sexual, como algunas pulsiones agresivas sólo disimulan el temor a la muerte.
La pulsión política es una muestra cabal de la impotencia del gobierno para resolver las cuestiones y problemas que enfrentamos.
Este tipo de medidas cambiarias de tipo restrictivo nos van mostrando la debilidad del Banco Central, que además quemó 640 millones de dólares con fines electorales durante los diez días previos a las elecciones del pasado 14 de noviembre, para finalmente perder más de cinco millones de votos, comparando con 2019. Cada voto perdido tuvo un costo de u$s 128.
Obvio, la comunicación 7407 no se trata de una medida ilegal, más bien es una media idiota o estúpida, o las dos cosas a la vez, que nos llevaría a calificar a las autoridades del Banco Central como inimputables.
Como en la biblia, podríamos decir “no saben lo que hacen”, y agregaríamos, lo que hacen, lo hacen muy mal.
Lo cierto es que una inflación promedio del 50% anual y una brecha cambiaria de más del 100% no se cura con este tipo de decisiones, sólo se agrava la cuestión.
Con este tipo de medidas en el exterior, y en especial en el famoso “Wall Street” y otros centros financieros, ponderarán que estamos en quiebra, con lo que el riesgo país seguirá creciendo y las posibilidades de financiamiento disminuirán cada vez más.
Lo real es que la Argentina está mal, la inflación, pérdida constante del valor de nuestra moneda, es un efecto de la mala gestión administrativa del gobierno que se refleja en el consuetudinario déficit fiscal.
El gasto deberá adecuarse a nuestros recursos y parece lógico que no figure entre las prioridades facilitar el turismo emisivo, pasa que con estas medidas idiotas y estúpidas, tampoco se promueve el turismo receptivo.
En cuanto la facilitación del turismo de cabotaje, al final es un juego de suma cero, además con costo fiscal.
Epitome. La Comunicacion 4707 intempestivamente dictada en vísperas del “black friday” tiene el valor de una pulsión autosatisfactiva elemental, no pasa de ser otra masturbación política que pone en evidencia la existencia de una muy arraigada idiocia (MEDICINA: Trastorno mental caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o bien adquirida, y en el cual la persona tiene un desarrollo físico normal y una edad mental que no sobrepasa los tres años).
No merece otro tipo de juicio crítico.
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