La mayoría de los argentinos no asumimos, porque no nos conviene, que nuestra gran cuestión económica es el déficit fiscal y la inflación, dos caras de una misma gran cuestión política, imposible de asumir hasta el presente.

Estuve leyendo en Ladevi, edición del 6 de diciembre, diversas notas bajo un título general “Tiempo de reflexiones” que resume en la página 28 Marcos LLobet, y la filosofía política del sector parte precisamente del meollo de nuestra cuestión que es el déficit fiscal y la inflación, requiriendo más ayudas financieras y económicas, es decir piden más déficit y más inflación.

En definitiva, piden potenciar una de las causas de nuestro fracaso como sociedad, con lo que el turismo se irá reduciendo cada vez más, como pasa con toda nuestra economía.

Lo estamos viviendo, parece mentira no entenderlo.

Entre las primeras, el “PreViaje”, programa que según Fernando Desbots, presidente de FEHGRA, debería constituirse en una herramienta definitiva de impulso al turismo (sic), según el Ministro Lammens el “PreViaje internacional” continúa siendo una potencial herramienta y habló de otras iniciativas para potenciar el turismo de exportación. Siempre se piensa en el gasto y no en sus costos, ni a quién se beneficia y perjudica.

El “PreViaje” es lisa y llanamente un subsidio generalizado a la demanda más pudiente de la sociedad, ya que sólo puede ser beneficiario el que puede pagar el precio total del servicio turístico, para recibir como reintegro hasta el 50% de ese pago, con un tope de $ 100.000,00, para gastar durante el próximo año.

Chesterton nos diría que es un “subsidio” loco porque de antemano se sabe que se dirige a quienes no lo necesitan.

Desde un punto de vista moral, se estarían “malversando fondos públicos”.

Reconozco que sería muy difícil diseñar ese programa para los menos beneficiados de la sociedad, en el repugnante lenguaje neo liberal, para muchos mediocres o traficantes de ideas en beneficio propio.

Imagino un “PreViaje” para personas de menores ingresos. Por ejemplo, sólo se podría usar para pagar hoteles de hasta dos estrellas y hostels, turismo colaborativo solamente. Los pasajes o billetes se deberían obtener en las empresas que fijen menores precios para los destinos elegidos.

El programa funcionaría al revés, el beneficio del reintegro se destinaría al pago inicial. Por ejemplo, si la tarifa hotelera fuera cien, se pagaría solo 50 y con un programa de financiamiento adaptado a la remuneración percibida por el solicitante. Lo mismo con el transporte y otros servicios turísticos.

Esta sería la idea general, obviamente habría que desmenuzarlo para que el turismo de ocio realmente puede llegar a quien lo necesite, porque en este tema del ocio, no es sólo para las “oligarquías”, como parece creerlo el gobierno o algunos de sus funcionarios, quizás los pobres son los que más lo necesiten.

Esta es una propuesta de una persona que puede calificar como neo liberal, liberal o simplemente con un mínimo de sentido común.

Por último, me parecen oportunas algunas de las declaraciones hechas a Ladevi por Duncan Paterson, gerente de ventas Senior para Sudamérica de American Airlines, cuando refiriéndose a la “flexibilidad tarifaria” se refiere a crear productos que la gente quiera comprar.

En Argentina tendría que decir que la gente pueda comprar, peor, pone de manifiesto como inconveniente la “…incertidumbre ante cambios repentinos”.

Es obvio que su visión puede ser correcta para otras realidades en las que mal que bien el sentido común predomina en las políticas y permiten tomar decisiones sostenibles en el futuro, que no es nuestro caso.

El concepto de “flexibilidad” no es bien visto en nuestra realidad, en la que preferimos el anquilosamiento que nos garantiza previsibilidad, sabemos que cada día podemos estar un poco peor.

En fin, no hagamos del turismo fundamentalismo, en esa línea todos podríamos pedir lo mismo y quizás con más necesidad.

Al cambio oficial la canasta básica cuesta u$s 700,00 y al “libre” 350, dentro de poco se necesitará un programa “pre alimentación”.

Para terminar, viene a cuento este párrafo tomado de un editorial “The Guardian” de mayo de 1921, parafraseando aquello de los que “los hechos son sagrados y las opiniones gratuitas”, ni libres que significa otra cosa, y desde ya siempre intento opinar y escribir respetando esta idea.

“Comment also is justly subject to a self-imposed restraint. It is well to be frank; it is even better to be fair. This is an ideal. Achievement in such matters is hardly given to man. Perhaps none of us can attain to it in the desirable measure. We can but try, ask pardon for shortcomings, and there leave the matter.”

Lo traduciré como lo entiendo, no es una fiel traducción el inglés, es conceptual.

El comentario está sujeto a una auto restricción. Es bueno ser franco, pero es mejor ser justo. Esto es el ideal. Conseguirlo es muy difícil. Tal vez ninguno de nosotros lo logremos totalmente. Pero debemos intentarlo, perdón por nuestros errores

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