por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires,  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. @007Rizzi

También se verá afectado el cabotaje ya que los aviones, sus precios o leasing y sus repuestos se pagan en dólares, de donde las tarifas necesariamente deberán estar en línea. Para Aerolíneas Argentinas serán necesarios mayores “aportes de capital” en un periodo de tiempo de vacas muy flacas.

Si los países pudieran crecer con déficit fiscal y emitiendo moneda, la Argentina debería ser el primer país del mundo y su moneda una reserva internacional apetecida. Por supuesto nada de esto ocurre.

La eventual falta de acuerdo con el FMI tendrá un efecto intangible que será un nuevo descenso en el nivel de confianza que inspira el país, y ello podría virtualmente eliminarnos como destino turístico.

El turismo de cabotaje, para un país como la Argentina, a lo sumo podría significar un juego de suma cero, donde todos ponen pero sería imposible que hubiera ganadores, ya que en definitiva se estaría traficando nuestra indigencia.

Ello con otro agravante, ya que el costo del programa “Previaje” suma al pasivo, ya que se financia con emisión. En definitiva, ese programa lo que entrega como reintegro, te lo penaliza en simultáneo con inflación.

Desde ya me refiero al turismo por la especialidad del PDA, pero piensen los lectores el efecto distorsivo de esta manía argentina de gastar.
Carlos Leyba escribió en el portal Infobae que “Hacer política es tener ideas, no acumular comentarios críticos. Párenla. Tengan el coraje de pensar y generar esperanzas. O búsquense otro trabajo. Oficialistas y opositores.”

El gobierno y la “CASTA” política cree que el dinero alegremente emitido no tiene costo, por ser moneda local, lo que significa justificar la existencia de un estado estafador.

El año 2021 el gobierno se fagocitó más de catorce mil millones de dólares de superávit comercial y casi cinco mil millones de DEG “regalados por el FMI”, esto nos demuestra que nuestra “cuestión” no es tanto falta de recursos, sino su pésimo uso.

Para el turismo y el transporte aéreo esto es letal. Lo grave es que quienes menos entienden esto son los propios gremios de trabajadores aeronáuticos que además pugnan para cerrar empresas.

Lo consiguieron con Latam, pero fue insuficiente, ahora van por FlyBondi y JetSmart, quieren ignorar que la próxima será fatalmente Aerolíneas Argentinas, no habrá moneda buena ni mala para seguir subsidiándola.

Portal de América