El segmento MICE no repunta en Argentina
Miércoles, 09 Febrero 2022 15:49

El segmento MICE no repunta en Argentina

…ni repuntará, en el mundo de los negocios se llegó a una conclusión, no es necesario viajar tanto, no sólo la tecnología acerca a la gente en el mundo de los negocios, sino que se tercerizan muchas funciones, el gasto en los “MICE”, acrónimo de “Meetings, Incentives, Conventions and Exhibitions”, se destina a fines más útiles y que además generan rentabilidad en vez de gastos…

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. @007Rizzi

No quiero caer en la simpleza de varias conversaciones, pero lo cierto es que los viajes “MICE” ingresaron, consecuencia de la “peste”, en un cono de sombra que ya parece casi definitivo.

“Siempre es necesario hacer algún viaje…” me decía un CEO, pero agregaba, “…serán excepcionalidades…”. Antes era una locura, además generaron corruptelas que se institucionalizaron y ahora nos damos cuenta que más del 65% de los viajes eran en beneficio propio o fabricados, “hasta llegamos a tener un departamento de viajes…, en fin…nosotros también tuvimos culpa…”

No solo la tecnología es la culpable de esta caída, también cambiaron, lo que llamaría “fórmulas burocráticas”.

Antes, me decía otro directivo, mandábamos gente afuera para hacer diversos tipos de gestiones, sea con los gobiernos y con el sector privado. Ahora todo eso lo hemos tercerizado, y además notamos en muchos países que hemos logrado también pagar honorarios menores, ya que ahora los estudios y gestorías nos tratan como clientes habituales y obviamente una de las formas de fidelización es precisamente la de mejorar las condiciones económicas.

Esta persona en otro tramo de nuestra charla agregaba, “…en el año 2019 creo que sólo estuve con mi familia no más de cien días del año. Más de una vez llegaba de un viaje a las once de la noche y al día siguiente volvía a salir, esa era nuestra normalidad, y ahora viajando prácticamente nada, he descubierto otra forma de vida, y hasta te diría que una sensibilidad diferente en el trato con la gente…”

Es obvio que no sólo hay que ver lo que llamábamos “turismo de negocios” como un segmento del turismo como concepto general, sino que debemos estar atentos a esta nueva forma de vida que parece tener como fin la de restablecer la relación familiar y personal, como un vínculo esencial de la vida.

Pienso que la gente comenzará a ponderar esa riqueza que llamaría “de las cosas diarias, más sencillas de la vida”, que es la de compartir momentos o ese arte de “encontrarse”.

Es probable que muchos de los desórdenes actuales, que nos muestra ese temible espectro que va desde el poder de las adicciones a esa suerte de desaprensión para con el prójimo, tuviera su causa en esa forma de vida en la que uno era más “pasajero” que residente.

Debo decir que yo mismo he padecido esa fiebre.

Aunque parezca mentira, el ser “pasajero frecuente” tenía una equivalencia similar a la de un título de nobleza, pero en realidad, más bien se trataba de vivir en la irresponsabilidad permanente, se era ajeno a todo, y esa forma de vida se consideraba meritoria. La culpa siempre estaba en otra parte.

Esto quiere decir que nuestra escala de valores era la tecnocracia, ser una suerte de dios de la especialidad, y el resultado económico de nuestra capacidad de agencia, entendida como capacidad de acción y una de esas acciones era la de estar siempre de viaje.

Una vez escuché decir a un chico de seis o siete años, “mis padres son muy importantes, siempre tienen que viajar”. Para esa criatura, el estar ausente era como un mérito, que quizás admiraba como modelo de vida.

Era esa época que una tarjeta de crédito concedía prestigio (Sic).

Pienso que el turismo deberá ser exclusivamente la actividad del ocio, y es probable que el ocio y el trabajo o el trabajo y el ocio, se asocien.

Si la jornada de trabajo tiende a reducirse, no sólo en su duración horaria diaria sino en su frecuencia semanal, el ocio o tiempo libre deberá ser usado para el cultivo de esas virtudes que hoy despreciamos como la contemplación de la propia vida y de esa idea de perfección que nos debería llevar a ser mejor gente.

El turismo seguirá siendo un negocio económico, pero su contenido cultural será diferente.

Quizás habría que volver a leer ese famoso libro de Chesterton “Hombrevida”

Portal de América

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