por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA en Twitter

Y Punta del Este, ícono turístico del país, debería tener la lección aprendida al respecto. El condicional va, pues si bien en general el servicio es de primera, hay algunos sitios a los que dan ganas de "mandarlos al frente". Primero lo primero.

Noche en La Barra y Manantiales

Cuando uno va entrando a La Barra, apenas termina el puente de ingreso debe girar a la izquierda, teniendo la precaución de dejar pasar a algunos bólidos que salen del lugar. Allí se encuentra San Jorge, un lugar al que da gusto entrar. Bien presentado, sin lujos pero acogedor. En el jardín hay un horno de pizza y una barra "funcionamos como boliche toda la noche" nos dijeron. Tratamos de recordar la primera vez que fuimos a comer allí y la memoria nos abandonó al pasar las tres décadas. Hacía un buen tiempo que no íbamos pero lo hicimos ahora. Todo, es exquisito, todo, tiene precios normales y es verdad lo que nos advirtieron al entrar: "la tarta de mariscos es única" y nosotros agregamos: y la milanesa trufada  y las rabas y los mejillones y las miniaturas...

Ya lo habíamos adelantado, Manantiales Point es un lugar muy recomendable. Una botella de Cabernet Sauvignon Reserva, a 400 pesos uruguayos y platos que van desde 200 a 400 y algo y además, excelente música con El Chole, El Brown y El Chancho Blois a las siete de la tarde en el after beach o a las dos de la mañana, para los jóvenes como uno....ejem

Pero si van a Volta, la heladería que rompe los ojos (por el edificio) y que tiene unos helados deliciosos, apronten el bolsillo y vayan con paciencia hasta la caja, sobretodo si les atiende la propietaria. No se les ocurra pedir un cucurucho chico, puede sacarla de las casillas...

En Maldonado (casi un barrio de Punta)

Además de la clásica Balanza, una parrilla excelente, con precios normales, vale la pena ir a La Pasiva en la plaza, el finito y el canadiense, una delicia y muy buena atención.

Pero lo que para nosotros es la exacta expresión de lo artesanal, se representa en la esquina de Román Guerra y Pérez del Puerto, no nos quedó claro si se llama Jorge o Jorge y José, por ahí anda, pero vale la pena llegar hasta allí. Muy bien presentado el local donde se destaca la madera, platos muy bien servidos que no llegan a los 300 pesos ( 15 dólares) "y se puede repetir" reitera Jorge a los ocupantes de cada mesa mientras afirma entre afable e irónico que quienes han llegado hasta allí han elegido muy bien "porque van a comer mal y muy caro" y ofrece una y otra vez "¿unos buñuelitos? que es invitación de la casa" o "¿me acepta un vinito casero?", trayéndolo en un botellón craquelado que cuando lo probamos nos encantó y le dijimos "es excelente pero no es casero, ¿verdad?" y mirándonos con cara de ofendido y levantando la voz para que oyeran los demás comensales nos dijera:"¿me vio cara de mentiroso?". Ante nuestra respuesta afirmativa, muerto de risa reconoció: "es verdad, lo saco de la damajuana, pero queda mejor decir que es casero...¿le sirvo otra copita?".

"Páseme su dirección de e mail", le pedí, para hacerle llegar esta nota. "No tengo, no uso" y le preguntó a dos personas más del staff que tampoco tenían...

Tampoco aceptan tarjetas de crédito, artesanales al mango, cero tecnología.

Por eso, si alguien va por allí y leyó esta nota, le puede contar a Jorge. Pero si no lo hace, igual lo van a invitar con un vinito, con buñuelos y le preguntarán si quiere repetir el plato, sin cargo. Cuando le traen la cuenta, la dejan sobre la mesa para "chequear si están bien los precios....", una carta...

Pero también en la plaza, si van a Sumo, revisen la adición. Nos quisieron cobrar 30% de más y cuando protestamos, volvieron a traer la adición mal, hasta que volvimos a reclamar. Buena atención, buenos productos pero, el adicionista debe entrenarse en El Campus, es muy rápido.

Si va a cargar nafta

Y tiene la mala idea de llegar hasta la Ancap de la calle 20, no se distraiga, párese junto a la manguera (sobretodo si el funcionario que lo "atiende", se fue) porque "se desborda porque falla el sistema" y se produce un charco de combustible bajo su auto, con el desperdicio y con el peligro que ello implica. No se le ocurra reclamar y mucho menos decir que no le corresponde pagar la nafta que cayó al piso porque le responderán: "haga la denuncia a Ancap, es una falla del sistema".

Habrá que ir pensando en incrementar las recomendaciones a través de los manuales de buenas prácticas. Nos vemos.

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