por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA en Twitter
Como ciudadana del mundo, por el sólo hecho de existir, la señora Cristina Fernández tiene todo el derecho a pensar como quiera y a expresarse según su leal saber y entender, pero a la vez, ella y todos aquellos que puedan mostrarse susceptibles a las críticas a sus dichos y hechos, deberán aceptarlos.
Punta del Este le molesta mucho a la presidenta argentina, al igual que el Uruguay todo y reiteramos, tiene todo el derecho a que ello le ocurra.
Pero a esta altura de los acontecimientos, contrariamente a lo que el señor presidente de todo los uruguayos seguramente piensa, es necesario que empiecen a haber gestos de su parte, en desagravio a todos quienes nos sentimos agredidos por actitudes como las reseñadas y fundamentalmente, en desagravio a Punta del Este y todo lo que representa para nuestro país y fundamentalmente, para todo lo social que el señor presidente con tanta razón reivindica.
Sin lo que genera Punta del Este no hay plan juntos, ni "una fábrica con dos mil empleados" como dijo él mismo que era el Conrad.
Entre las muchas poses que existen en el ser uruguayo, queda bien, paga mucho, decir "a mi no me gusta Punta del Este".
Me divierte mucho, decir cada vez que oigo eso: "a mi no me gusta verla tan lejos".
No solamente para el turismo uruguayo, para la economía uruguaya, debemos dar gracias a Dios todos los días que Punta del Este no solo esté en nuestro territorio, sino que sea bien uruguaya, pues no solamente su entorno incomparable y su calidad de vida es la que atrapa a los argentinos, los atrae tanto porque además, les ofrece ese plus que nosotros sabemos que tenemos y es nuestro valor agregado.
Ya que desairó a ese destino vendiendo la residencia presidencial pero fue al Conrad a convencer empresarios para que inviertan, se está haciendo la hora de un gran desagravio al principal balneario de parte del primer mandatario.
Quizás un Consejo de Ministros, tal vez una Cumbre del Mercosur, pueda darnos el mensaje que él también esta orgulloso que este lugar mágico sea nuestro.
En 2011 se registraron, según El País de hoy, negocios inmobiliarios por 2 mil millones de dólares, ¿Es necesario decir en dónde se dio la gran, la inmensa, la apabullante mayoría de ellos?
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