por Damián Argul

Cuando hablamos de temporada lo primero que nos viene a la mente es el "Cuadro (manual) de Reservas" que en los sesenta, tenía Petiot Sader en su despacho del Hotel Playa. Ya en octubre empezaba a tomar color y me impresionaban mucho las familias argentinas –que no nombramos por aquello de la confidencialidad-, que contrataban dos o tres habitaciones para todo el verano.

Desde aquella época todo el turismo cambió.

No había “all inclusive” en el Caribe, los cruceros se realizaban en barcos de línea  escasamente adaptados; los uruguayos viajaban a Europa cuando se jubilaban; Dubai no existía; a Budapest, Praga y Croacia no se podía viajar y Argentina terminaba en Bariloche.

Todo eso y mucho más ha cambiado y está cambiando.

Hoy hay mucha gente que evita la exposición solar, ya no es necesario salir de Ciudad de Buenos Aires para el escolazo y niños y jóvenes son factores determinantes para definir el destino de las vacaciones y por eso muchos hoteles tienen “Gerentes Teens” para atenderlos.

Sin embargo parece que Uruguay sigue apostando con el mismo producto, con mayor exceso de hormigón que hace 50 años a la misma "Temporada” -que por otra parte-, es cada vez más corta, orientados al turismo argentino de siempre ignorando, por ejemplo, el inmenso mercado paulista inexplotado, tal como lo señala desde sus editoriales, desde hace mucho tiempo el Director del Portal de América.

En esta época de cambio de gobierno no dudamos que la cantidad de “ideas brillantes” que se le acercan a las futuras autoridades arrecian y esta, que se nos acaba de ocurrir, es solo una más, y quizás la más endeble de todas:

¿Y si en lugar de una Temporada creamos muchas temporadas a lo largo del año?

Nos atrevemos a asegurar que a fin de año, al pasar raya, paulatinamente, año a año, los números irán cambiando y seguramente, ya no serán los mismos.
 
La experiencia indica por lo pronto, que cuando los argentinos no vienen en verano llegan en tropel en Semana Santa o apenas pueden.

Por lo pronto el 11 de Junio, Corpus Christi, hay que apuntar a estar llenos de paulistas.

Hay que preparar todos los feriados de Brasil y Argentina y algo importante para los chilenos en setiembre, que puede ser una brillante Semana de Primavera.

Además hay que festejar Halloween, San Valentín, San Patricio y  Las Llamadas- Hay que darle relevancia a la Temporada de Ballenas y muy especialmente a la Noche de la Nostalgia única en el mundo, que debería transformarse en Semana de la Nostalgia, llena de celebraciones.

Hay que potenciar festivales de cine y música; maratones; torneos de polo, rugby, golf y unas celebraciones navideñas de primerísimo nivel. Aprovechar el Centro de Convenciones para grandes ferias y exposiciones internacionales.

A medida que redactamos esto, las ideas fluyen y ante la posibilidad que no sirvan para nada, nos detenemos acá, no sin antes dejar algunas convicciones:
 
Seleccionar cuidadosamente los eventos a realizar y su proyección turística.

Lograr el decidido apoyo de públicos, privados y la “mass media” tan necesaria para lograr el clima adecuado.

La idea  es aprovechar el prestigio de Punta del Este, el que que todavía conserva desde los tiempos de Litman, su infraestructura ociosa durante la mayor parte del año, y el que ya muchos extranjeros tienen en ella su segunda residencia, por lo que sólo hay que estimularlos a venir.

Apoyar a Punta del Este es el mejor aporte que se le puede hacer a la sociedad, generando empleo y divisas, por lo que sería bueno liberarse de todo preconcepto.

Es bueno recordar, finalmente, que la primera maratón de Nueva York celebrada en 1970 contó con 127 participantes, hoy son más de cien mil y llenan toda la ciudad varios días (BTC).

Nota de Dirección: en los últimos días se generó una controversia en Twitter señalándose atinadamente que los artículos editoriales, al responder a la opinión, a la posición, del medio en que se publican, van sin firma. Nosotros apoyamos tal aseveración como regla, pero nos permitimos marcar que esporádicamente, nosotros en este espacio -casi siempre escrito por nosotros-, optábamos por citar el crédito correspondiente cuando la autoría no nos pertenece, como en este caso, en el que mal podríamos arrogarnos el mérito de tan brillante pieza. SAH

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