Los futboleros de mi generación compartimos muchas, muchísimas mañanas con el "Toto" Da Silveira. La ceremonia fue mutando sus características ya que antes, sentados ante el escritorio solíamos tener la máquina de escribir, la calculadora, el diario o semanario,  el termo, el mate, y obviamente la radio, para enterarnos lo que pasaba en el fútbol, coincidiendo o discrepando pero siempre firmes, siguiéndolo. Con el tiempo, casi todo eso que detallamos fue sustituido primero por la PC, luego por la laptop y después, con mucho smartphone. Lo que se mantuvo siempre a través de los tiempos, fue el mate amargo y el Toto, aunque últimamente en "tiempo compartido" con otras voces sucesoras del gran profesional.