Exquisitez visionaria a orillas del Ródano
Martes, 06 Septiembre 2011 23:14

Exquisitez visionaria a orillas del Ródano

Fue el primer hotel del mundo con teléfono en el baño. Y el primero construido en Europa tras la II Guerra Mundial. Hoy, en cambio, el Mandarin Oriental de Ginebra, que mantiene su forma de barco, es sinónimo de modernidad refinada y capricho culinario (estrella Michelin incluida).

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por Isabel García

Fue el primer hotel del mundo con teléfono en el baño, toda una revolución que convocó a propios y extraños por los años 50. La foto de una sonriente dama recostada en la bañera (aparato en mano y burbujas por doquier) da fe de aquella época en la exposición de imágenes antiguas que luce orgulloso el ex Hotel du Rhône, reconvertido ahora en uno de los flamantes alojamientos que la cadena de lujo Mandarin Oriental tiene por medio mundo. Éste, el de Ginebra, acapara otra hazaña: también fue el primer hotel que se construyó en Europa tras la II Guerra Mundial.

Y lo hizo (1950) en un barrio con mala fama por el que nadie daba un duro en la margen derecha del Ródano. O lo que es lo mismo, el lugar menos indicado entonces para levantar un cinco estrellas. Pero se levantó y no hizo falta mucho tiempo para convertirse en toda una referencia de confort y glamour con cabeza que dura hasta hoy, a unos pasos ya del corazón comercial y cultural de la ciudad. Y eso que Ginebra alberga más de 10 hoteles de tan magna categoría, cifra llamativa teniendo en cuenta que apenas tiene 185.000 habitantes. Pero no todos han cerrado tres plantas completas para que una delegación, la estadounidense, se hospedase allí durante la Conferencia de los Cuatro Grandes, celebrada en 1955 en la urbe suiza. Sus suites también han recibido al marajá de Jaipur, al presidente Carter o al rey de Suecia, entre otras celebrities.

Un adelantado a su tiempo

Otra de las novedades que trajo consigo el actual Mandarin es su original empleo de sintasol en la construcción, algo impensable en la época, así como las sillas de skai. Hay que añadir una curiosa fachada en forma de barco que se refleja en las aguas del Ródano con el sol. Dentro, y tras la última remodelación llevada a cabo hace tres años, se conjuga un estilo moderno y refinado con toques art déco y tonos tierra. También se ha mezclado la luz natural con efectos de iluminación para crear una atmósfera relajante, clave en las 181 habitaciones, de las cuales 20 son suites y 161 normales... Si por normal se entiende cama XXXL, tejidos exquisitos (seda, mohair, piel), vistas únicas al Mont Blanc, baños de mármol griego, escritorios completamente equipados y un envidiable vestidor aparte.

De vuelta a las suites, se puede elegir con entrada, cocina y ascensor privados, chimenea, jardín, spa de lujo con baño turco y sala de masajes, terraza mirando al Ródano... De ahí que algunos huéspedes que habían reservado una única noche en el hotel se hayan quedado tres meses. Confirmado. En cuanto al capítulo gastronómico, merece mención aparte, así que lo extendemos en la guía de la derecha (Ver Nos gusta por...). A modo de detalle final, resaltamos cualquiera de las obras maestras (literal) modeladas a base de chocolate con las que sorprenden. Por algo estamos en Suiza... Imposible no pecar ante ese exclusivo tendedero de donde penden blusas, faldas o shorts, claro está, de puro cacao.

Portal de América - Fuente: www.ocholeguas.com

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