Contaminen o no, como ahora se dice que también lo hacen las vacas, los hoteles tienen chimeneas, los restaurantes por supuesto y todos los medios de transporte que no son de tracción a sangre. Las fábricas que producen los productos que compran los turistas también tienen chimeneas.

No hablemos de la industria de la construcción tan ligada al turismo.

Por cierto que los servicios de administración y comercialización del turismo, como los de toda industria, no usan chimenea, pero esto no implica menos trabajo, menos sacrificio.

Algunos estudios demuestran el alto índice de estrés, entre otras patologías, que sufren quienes se dedican profesionalmente al turismo, un trabajo que se debe hacer "aquí y ahora” y cuando no se hace así puede generar problemas irreparables, a la empresa y a los usuarios.

Nuestro director, Sergio Antonio Herrera, afirmaba ayer en un reportaje que publicamos, esa falsa percepción sobre quienes trabajan en esta actividad.

En éste momento en que tantas cosas se ponen en duda es necesario insistir en la productividad de esta actividad y su tremenda capacidad de generar ocupación.

Hace un tiempo escuchamos a un político, no recordamos quien, ni de que país, declarar que había rechazado un cargo en el turismo oficial “porque lo mío no son las relaciones públicas”.

¡Qué poco conocimiento de lo que es el Turismo! (y las relaciones públicas, que son mucho más que andar con un vaso de whisky en la mano).

Se debe revertir esta imagen tan extendida sobre nuestra actividad, para que ésta, como tal, no se perciba simplemente como una “feria de vanidades”.

Portal de América - foto: www.pammh.com