¿Y qué nombre le pondremos?
Jueves, 17 Febrero 2011 01:00
Matatero, lero….era un canto de nuestra prehistórica niñez, referido al nombre que se le iba a poner a un recién nacido, algo que todavía suscita muchas discusiones y hasta enojos en un entorno familiar. A nivel empresarial todo producto o servicio debe llevar un nombre y para muchos el acierto en su denominación forma parte de su éxito o fracaso.
Algunas corporaciones tienen equipos que trabajan buscando nombres para productos que todavía no existen, pero que ya están probados, registrados e incluso comprobando que la palabra no tenga un significado negativo en distintos idiomas.
En el turismo, la Temporada de Verano tiene este nombre y algunos otros como Alta Temporada, Verano 2011 e incluso Sol y Playa. También es conocida como “La Temporada” y por cierto, que se abusa de estas expresiones.
Pero ¿el resto del año cómo se llama?.
Mirando el calendario en el sur de América del Sur, vemos que de esta Temporada de Verano ya transcurrieron dos tercios de su duración y más allá de su clima, que suele ser excelente para seguir disfrutando del sol y la playa, nuestra mente hace un clic, aunque aún falte Carnaval.
La temporada se acaba y se aprecia en las tiendas, “Shoppings” y supermercados. La ropa de verano se liquida y los padres llenan las casas de uniformes y artículos escolares.
Esta temporada debería tener un nombre o varios, ajustados a los diferentes destinos y sus ofertas.
Baja temporada, todos lo sabemos, no es un buen nombre, tiene connotaciones negativas.
Deberían también tener su lanzamiento y como ya lo hemos dicho toda temporada debe ser el lanzamiento de la próxima y llegar así al Destino 365, por eso nos parece muy acertado cuando Mar del Plata elige la Reina del Mar, al final de la temporada.
Es necesaria también una programación adecuada.
Paraguay y Uruguay festejan su Bicentenario lo que no es poca cosa, se viene el otoño que en otros lugares se promueve como el “foliage”, se reanuda el comercio (las “market weeks”), es época de conciertos, de grandes exposiciones e incluso, de la Copa Libertadores.
Cada destino debe asumir este reto, como una forma de combatir el flagelo de la estacionalidad, algunos lo han logrado o al menos mitigado, por determinadas causas, algunas tan sencillas como el aire acondicionado.
Iguazú el Noroeste argentino o las termas eran impensables hace unos pocos años.
Lo peor es no intentarlo y lo mejor: comenzar por ponerle un nombre.
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