Casi todas estas notas están ilustradas con fotos del museo Guggenheim, sucursal del curioso edificio de la Quinta Avenida, Manhattan.

Es muy bueno señalar que este museo, no cuenta con un gran acervo artístico de su propiedad.

Hizo si una gran inversión en el edificio, pero no cuenta con Leonardos , Frisos del Partenón, colecciones de Velázquez ni un Guernica de Picasso.

Ha sido una gran apuesta y una apuesta inteligente.

Pero la apuesta de los bilbaínos a este museo, no ha sido la única para desarrollar la ciudad.

Otros grandes arquitectos -los starchitects – han dejado su marca, como Norman Foster  en las estaciones de Metro y Santiago Calatrava en Sondika, el aeropuerto de la ciudad.

El crecimiento del turismo es extraordinario, por donde se lo mire.

Pero además todo esto ha hecho un gran aporte a la “marca-ciudad” y hoy es su tarjeta de presentación internacional.

Cuando nuestros países gozan de esta extraordinaria bonanza económica, que nos deslumbra en cada informativo, ¿no sería hora de intentar algo así?.

¿No debería Montevideo acompañar la gran propuesta de su aeropuerto o Buenos Aires la de su muy atractiva oferta museística?

Estos emprendimientos como el de Bilbao, son beneficiosos en todo sentido y además hace crecer la autoestima de la población, más allá de su aporte cultural.

Todo parece indicar que el momento es ahora.

Decir que la población tiene otras urgencias, es cierto, pero es una falsa oposición.

Para estas cosas hace falta tanta inteligencia como decisión y coraje, como la que tuvieron un puñado de bilbaínos.

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